_ Era ingenuo de parte, pero en un rinconcito de mi corazón tenía la esperanza y la fe puesta; en que algún día cambiaría, en que algún día me amaría con todo su ser y ambos pondríamos el mismo esfuerzo el uno por el otro, pero a veces sentía tanto odio y repulsión hacia el , que lo único que podía sentir era lastima.
Pasaron algunas horas luego de la discusión matutina de todos los días, mi madre y yo estamos por fin solas , organizando los trates en el lava vajillas; estábamos calladas , hasta que yo decidí acabar con el silencio, haciéndole una pregunta tosca y sin sutileza alguna :_¿Como aguantas todo esto?, dije, A lo que ella tímida e incómodamente respondió : "he vivido tanto tiempo a su lado, que no sabría cómo vivir sin él", "además cuando te enamores y formes una familia entenderás, que existen cosas que se extinguen con el tiempo y que hay amores que son tan efímero como el día y la noche".
Me detuve a analizar su respuesta unos instantes y mis pensamientos empezaron a fluir como la cascada de un río cuando llueve, en mi mente y corazón sentía que mi madre merecía algo mejor aunque no lo aceptase, descubriendo con ésto cuán dañina y desgarradora es la costumbre.
Terminada nuestra labor, la paz que sentía se esfumó, puesto que mi padre había llegado con otra botella de alcohol, no estaba preparada para lo que pudiera salir de su boca en ese momento, pero sabía qué tarde o temprano empezaría discutir.
Después de unos cuantos segundos en silencio, este fue interrumpido por el balbuceo hiriente de mi padre , a lo que yo solamente podía escuchar, las cosas horribles, que siempre tenía para decirme y el sonido de el líquido en su botella, cada trago que le daba a este, era una nueva forma para atacarnos tanto a mí como a mi madre.