Cuando terminamos el desayuno, mi madre decide levantar la mesa, mientras yo; arreglo los cojines de los muebles, no podía evitar pensar en la posibilidad , de que si mi padre se marchaba, eso la lastimaría, aunque muy en el fondo sintiera que fuera lo mejor para ella, sé que ella lo amaba con locura.
Todo el día había transcurrido, con una paz que jamás había sentido,no hubo discusiones y mi padre no había llegado borracho y eso era mucho qué decir, pasada la tarde mi padre había llegado, sin un rastro de alcohol en él, pero esta vez yo sentí ansiedad, ansiedad por la noticia que él tenía que darle a mi madre.
Intenté apagar las voces en mi cabeza, pero mientras más lo intentaba, más intensa se ponían, eran como gritos desgarradores en mi mente y lo único que yo podía escuchar era:_ esto destrozaría y arruinaría el sueño de que mi padre algún día podría cambiar.
Sin darle más longitud al asunto, decido pedirle a mi padre que le cuente, puesto que eso no me dejaba tranquila, él respira profundo y traga con desespero un poco de saliva, lo que me hace pensar que está nervioso; se pone de pie y camina hacia a mi madre, dándole un cálido beso en la frente y abrazándola con fuerza, después de unos instantes mirándole a los ojos, este comienza diciéndole:
"Eres mi primer amor y quiero más que nada que seas el último, pero yo no he sido bueno, te he lastimado y esto no es justo, me lo has dado todo y yo no he sabido agradecerlo, he roto muchas veces tu corazón, y aún así, sigues creyendo en que pueda cambiar, en qué puedo ser un mejor hombre y eso, es lo mejor que alguien puede hacer por mí, y hoy he decidido salir por esa puerta, para convertirme en una mejor persona para ti y en un mejor padre,para ella."
Al escuchar eso sentí el corazón de mi madre romperse y aunque parezca increíble el mío también, no me di cuenta cuánto lo quería y cuánto quería que me amará, hasta que le dijo esas palabras a ella, espero que sí mi padre se va y algún día vuelve a tocar la puerta, sea un mejor hombre, mejor padre, y un mejor esposo.
Mi madre se queda callada unos cuantos segundos, y entre lágrimas dijo:
"No sé en qué momento dejaste de ser el hombre que amaba y aunque aún te amo no puedo negar, que nos heriste, pero aún así, nunca dejé de pensar qué ese hombre pulcro y bueno del que me enamoré, seguía ahí en alguna parte.
Aún sigo intentando recuperarte, recuperar lo que teníamos, porque no a existido nadie ni va a existir alguien que yo amé más que a ti.
Y espero que cuando cruces esa puerta de nuevo, y se que lo harás, vuelvas a mí siendo el hombre que se robó mi corazón.