Jueves, 14 de febrero
La luz penetraba las cortinas de su habitación, lo cual perturbaba el sueño de la mujer que tenía los brazos extendidos sobre su cama. Gimió con frustración, ya que no quería despertar. Cubrió sus ojos con ayuda de sus manos, intentando volver a caer en el abismo.
Divagando dentro de sus pensamientos, se levantó apresurada, dejando caer sus manos sobre sus muslos. Resopló con cansancio, retirando su cabello del rostro con pereza. Esbozó una tenue sonrisa sin mostrar sus dientes sintiendo el calor de la ventana.
Un vago recuerdo aterrizó sobre su mente ¡Cupido estuvo con ella en la noche anterior!
Con la esperanza albergando su corazón, arrojó sus piernas al borde de la cama para salir disparada hacia la habitación de Cupido. Sin embargo, las cobijas se lo impidieron al estar enredadas en sus piernas que provocaron una caída, para su fortuna, sus manos fueron ágiles y evitaron que su rostro se estrellase contra el suelo.
—Estúpida cobija —musitó más para ella que parecía en el suelo.
Se giró para ayudarse a desenredarse con ayuda de sus manos, terminó pateando las cobijas para escapar de esa trampa mortal. Como pudo, corrió hacia la habitación de Cupido, pero continuaba como si nunca nadie la había hecho su habitación.
¿Es que lo de la noche anterior lo había soñado y nunca estaba con ella?
Pero es que todo se veía tan real que dudaba que fuese un producto de su imaginación. Tampoco es que había tomado suficiente para haber quedado completamente noqueada.
Agachó la cabeza con desilusión para decidir si sus recuerdos del día anterior habían sido una fantasía producto de su cabeza. Pero, decidió no atosigarse con aquello, ¿Logan seguiría dormido en el sillón? Se giró sobre sus propios pies para comprobar que el sillón estaba vació con una nota en la mesa que seguía pegada a la pared, con lentitud arrastró sus pies hacia la mesa para topar la nota que estaba rayada por la perfecta caligrafía de su mejor amigo.
La nota decía que se levantó en la madrugada cansado, fue a su habitación para corroborar que ella estaba bien, pero tenía que regresar a su casa; que cualquier inconveniente que pudiesen tener, él estaba dispuesto a tenderle una mano.
Nuevamente se encontraba sola en su apartamento.
Hizo un berrinche sobre el mismo lugar, dando varios pisotones resonantes sobre todo el lugar. Apretó los ojos intentando organizar sus pensamientos ¿¡Y el trabajo!?
Corrió a su habitación para aventarse a la cama donde estaba el celular al lado de la almohada. Desbloqueó el celular para ver que tenía varios mensajes sin leer. Uno de ellos era el de Piper, donde cancelaba todos sus asuntos de ese día para poder asistir a la boda del amor de su vida junto con el rubio.
Otro era de su asistente, diciendo una hora para pasar por ella para ir juntos a la bosa ¿En serio iba a ir con él a la boda? ¿Y por qué ella ya había contestado un mensaje con su confirmación?
¿Quién era el que respondía sus mensajes como si fuese ella?
¡Cupido! Entonces lo de anoche definitivamente no había sido más que un sueño.
Arrojó el celular en la cama para ir hacia la ducha para deshacerse de ese olor nauseabundo por el alcohol. Se desprendió de cada una de sus prendas, esperando que la temperatura del agua fuese de su agrado, estiró su mano para comprobarlo y una vez satisfecha se adentró.
Esperó a que su cabello estuviese completamente húmedo para verter una porción de champú sobre su mano para hacer burbujas en su cuero cabelludo, cerrando los ojos para evitar que se irritasen.
Su mente empezó a maquinear como su vida había tenido un cambio, todavía no clasificaba si era mucho o pequeño, pero estaba segura que había cambiado. Si alguien le hubiese dicho que tras pedir un deseo en una fuente el catorce de enero, atraería la atención del dios del amor para empezar una aventura a su lado en busca del hombre perfecto, lo más probable es que estuviese riendo, afirmando que eso eran solo absurdas ideas locas. No obstante, eso sucedió.
Dibujó una sonrisa en su rostro al recordar como Cupido todavía no se adaptaba a su mundo por completo, parecía un bebé, experimentando todo por primera vez. Ocurrente sin sentido, al menos esperaba haberle enseñado algo sobre la sociedad humana que consideraba su mundo como una fantasía.
Terminó de enjuagar su cabello para tomar una esponja y untarle el jabón líquido con el exfoliante para tallarlo sobre sus piernas, comprobando que no necesitaban una rápida depilación, se sentía un poco rasposa. Así que decidió tomar el rastrillo y pasarla con cuidado sobre las piernas para no hacer ni una herida.
Otra vez se hundió sobre sus pensamientos, cayendo en su asistente. Hasta ahora había sido consiente que había cambiado su relación, ahora era más cercana, eran amigos. Aunque parecía que alguien estrujaba su corazón al concluir eso. Pero, él se veía tan radiante con aquella chica la otra noche que nunca se hubiera imaginado que Weslay era la clase de hombre que le gustaba jugar con el corazón de una mujer.
Su garganta emitió un sonido gutural para sacarlo de su cabeza. No era el momento para dejar que una oleada de tristeza la recorriese por completo.
Terminó su relajante ducha que había obtenido que todos sus músculos estuviesen laxados. Envolvió su desnudez con una toalla para regresar a su habitación.
Buscó en sus cajones las mil y un productos que tenía para hidratar todo su cuerpo, consiguiendo esa sensación de suavidad en cada centímetro de su piel. Optó por utilizar ropa interior casi imperceptible para el ojo humano, por uno de los vestidos ajustados que le gustaría utilizar, asimismo nada más se cubrió sus pezones morenos.
Comenzó a producir su maquillaje cubriendo cada imperfección de su piel con una base que cubría hasta el alma, decidió que su maquillaje de ojos cálido tierra de diferentes tonos para crear profundidad en el ojo, su delineado fue sutil, pero añadió un poco de verde para que sus ojos marrones pudieran resaltar, un poco de brillo sobre el lagrimal, agrandando sus ojos. Terminó con poner unas pestañas postizas chinas y con volumen. Una vez satisfecha por el resultado, decidió que era momento de preparar el resto de la piel.