El Cazador

ADRIENNA

De camino a casa iba pensando en todas las cosas extrañas que estaban pasando, no podía seguir ignorando lo que cada vez era más evidente, algo fuera de lo normal estaba pasando y no podía responder a todas las dudas que tenía. Lo único que podía hacer era llevar el collar a la policía y rogar que todo esto termine.

Unos metros antes de llegar a casa pude ver que alguien estaba mirando a través de la ventana que está en la sala, supuse que era la misma persona que golpeo mi puerta la noche anterior, pero al ver a tan bella señorita me dio mucha más curiosidad de la que ya tenía y me acerque a ella con mucho cuidado para no asustarla y le pregunte

 

—¿A quién está buscando?

 

—Si quería matarme de un susto, déjeme decirle que casi lo logra. Dijo ella.

 

—Lo siento señorita, no quería asustarla.

 

—Pierda cuidado caballero. Espero que no lo vuelva a repetirse ya que no creo soportar otro susto como este.

 

—Téngalo por seguro que no volverá a pasar señorita ¿Le puedo ayudar en algo? Le pregunte.

 

—Ya que lo menciona, quisiera saber quien vive en esta casa, necesito hablar con el dueño ¿Lo conoce?

 

—Mucho gusto señorita me llamo Andrés Martineli dueño de esta propiedad y al parecer la persona que usted está buscando.

 

—El gusto es todo mío caballero. Mi nombre es Adrienna D´Rossi me alegra poder encontrarlo.

 

—Dígame ¿En qué le puedo ayudar señorita?

 

–Llegue este mañana al pueblo y me dijeron que en esta casa están rentando una habitación ¿Es eso cierto?

 

—Sí, en efecto, pero me temo que no la podre ayudar con eso. Estoy pasando por un mal momento y no tengo dinero para poder comprar los alimentos, peor aún para pagar los servicios básicos.

 

—Si usted me permite quedar en la habitación, yo comprare los alimentos y pagare los servicios básicos hasta que usted tenga disponibilidad de hacerlo ¿Tenemos un trato? Dijo ella.

 

Me quede pensando y supuse que si dejaba que se quede no estaría solo y sería una gran ayuda para mí, aunque era muy extraño, pero no tenía otra opción.

 

—Bueno, si así lo desea por mí no hay problema señorita. Pase, le enseñare su habitación.

 

—Muchas gracias Andrés. Llámeme Adrienna por favor. Si vamos a vivir juntos creo que deberíamos de conocernos mejor. Dijo ella.

 

—Está bien Adrienna, permítame y llevo su equipaje hasta la habitación para que pueda instalarse.

 

Vi como ella observaba detenidamente cada centímetro de la casa, especialmente el cuadro de mi padre que estaba a la entrada. Lo miro por unos segundos, luego volvió su mirada a mí y me pregunto.

 

—¿Quién es el hombre de la pintura?

 

—Es mi padre. Le conteste

 

Se dio la vuelta y volvió a mirar la pintura.

 

—Supongo que no lo conoció en persona. Dijo ella.

 

—Pues no, el murió cuando yo era un niño. No recuerdo nada de él, lo único que tengo de él es este cuadro que ha estado aquí desde que mi madre lo pinto para obsequiarlo a mi padre por su vigésimo aniversario.o eso es loq ue mi hermano me contó ¿Por qué lo dice?

 

—No, por nada. Por favor Andrés me puede llevar a mi habitación, necesito descansar.

 

Entramos a la habitación y deje su equipaje al pie de la cama. Le dije que si necesitaba algo estaba a su entera disposición, después de eso fui a buscar el collar a mi habitación.

Cuando entré al cuarto pude sentir un escalofrió que recorrió todo mi cuerpo y sentí que algo toco mi hombro, mire alrededor de toda la habitación y no había nadie, asustado por lo que paso agarre el collar y salí inmediatamente de ahí para hablar con Adrienna.




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