El chico de la fiesta +16

II


Capítulo II
 


Segundos después de la partida de aquél muchacho, la fila de autos avanzó libremente y el auto de mi hermano se puso en marcha a ese lugar en donde se llevaría acabo la fiesta que prometía ser la que cerraría el verano con cierre de oro, según Nate y Ana quienes estudiaban con los organizadores de la fiesta.

Según aquel par de enérgicos y al parecer extremadamente populares, el evento lo estaban llevando acabo gracias a una asociación con alumnos de la promoción de mi hermano no solo despedirse del instituto y darle la bienvenida al nuevo curso escolar sino también pasar a la historia del instituto, como si todo eso fuera una estúpida película de comedia juvenil estadounidense. También había dicho otras cosas que no llegue a escuchar porque no eran temas de mi interés, o porque sencillamente no le entendía ni en lo más mínimo ya que ellos mencionaban a personas que desconocía totalmentey dudaba que conocería esa noche.

Josh siguió manejando hasta detenerse al frente de un estacionamiento que tenía una buena cantidad de autos, algunos estaban encendidos con música resonando con fuerza y rodeados de personas que estaban sentados sobre el capo, o de pie rodeando el auto mientrás bebían algo en los clásicos vasos de plástico rojo, también otros se encontraban apagados con gente dentro o sin ellos. Los ojos de mi hermano se movían por todo el lugar buscando algún rincón en donde estacionar el auto, o comprobando si la dirección estaba bien, porque hasta donde tenía entendido la fiesta se iba llevar acabo en un club y no en un aparcamiento.

—Al parecer llegamos temprano. —Dijo Yugenis.

—No, estamos en realidad  retrasados, la fiesta comenzaba a las siete según el Flyer de publicidad que subieron en Facebook y son las nueve. —Comentó Nate.  —Lo que pasa es que el club en donde van llevar acabo la fiesta es el Neón, y no todos pueden entrar.

—¿Serán selectivos con la entrada? —Pregunté, mirando esta vez a Nate,  quién negó con la cabeza rápidamente. —¿Entonces, por qué no todos pueden entrar?

—Ya lo verás. —Dijo Josh, sin dar mucho detalle al tema, ya que parecía concentrado en algo que no podía imaginarme, pues su mirada aún seguía posandose en todos los lugares de ese sitio de autos a medida que conducía lentamente rumbo a una esquina alejada de los grupos de personas, algunos tenían pintas desagradables de gente problemática y otros parecían que solo querían joderse la vida un rato.

Ninguno dijo nada mientrás Josh aparcada, hasta que nadie protestó lo suficientemente alto para llamar la atención de todos los presentes en el auto;

—Mierda, Joshua. Sí entramos allí estaremos más apretados que cerdos en una lata. —Dijo Nate, cruzando sus brazos y mirando hacía un local  que tenía un cartel de luz gigante que decía “ Neón Club” 

Y aunque había dicho  mal aquella frase popular, reconocimos al instante  que Nate tenía mucha razón. Sí entrabamos a ese lugar estaríamos bien apretados, a tal punto en el que acciones tan sencillas como respirar, moverse o ir al fondo, en donde posiblemente estarían los baños, iban a resultar cosas imposibles de hacer sin chocar con alguien por dos cosas significativas;

1—El local decorado con viejos letreros de neón aparentaba tener un reducido espacio.

2— Había una  gran muchedumbre de personas  que estaban allí queriendo vivir una noche de diversión y aventura que terminaría cuando el sol llegará.

—Válgame virgencita santa, no hemos enterado y ya me siento sofocado por tanta gente en un espacio tan pequeño. —Dijo el chico cuyo nombre seguía desconociendo. —El bastardo de Jacob sin duda no sabe alquilar locales para hacer sus fiestas.

—¿Local, dices? Por favor, amigo eso es una caja de zapatos. —Dijo Ana, uniéndose a esa conversación. —Luce tan pequeño por fuera que me claustrofobia.

Tal vez estaba exagerado con lo de su fobia a los espacios pequeños pero en mi opinión, su comparación  era muy cierta, ese lugar, desde un punto de vista arquitectónico, tenía bastante parecido a caja de zapatos.

La construcción era muy tradicional y aburrida.

Las paredes eran lisas y pintadas con un tono beige muy anticuado que reflejaba las luces de colores a pesar de que ciertas lu. Aunque como la mayoría de edificios usados para eventos sociales de la zona estaba construido a base de cemento reforzado para evitar que los ruidos salieran y fastidiaran aquellos que vivían cerca de la zona, no tenía nada de encanto o algo distintivo que lo hiciera destacar, aunque estuviera lleno de letreros brillosos, producia  sueño al ver con atención la infraestructura. 

A diferencia de otros locales de la ciudad que habia visto en redes sociales o en las fotos que mi hermano subía a su Facebook o Instagram, desde la distancia  podía notar que ese lugar carecía totalmente de grandes ventanales que le permitieran la entrada a las luces nocturnas de la ciudad para darle más encanto a la velada. Incluso podía apostar que no contaba con un área en donde las personas pudiera descansar o alejarse de la fiesta para tomar un poco aire fresco, y porque era un edificio de una sola planta.

La taberna de Moe, de The Simpson, parecía más encantadora que ese lugar, porque si ibas por la calle con ganas de divertirte, sin duda alguna en The Neon Club no estarías.

—Yu, ¿Por qué no dijiste antes que la fiesta iba a eser una bomba de sueño? —Dijo Nate con un tono burlón, como si le estuviera buscando la diversión a esa situación tan decepcionante.

Yu iba a decir algo, y aunque hizo un gesto como si estuviera pensando en algo bueno para decir sus palabras no salieron en ningún momento. Por lo que tome la valiente desición hablar.

—Tal vez estamos cometiendo el terrible error de juzgar un libro por su portada. Puede que de verdad la fieste este bomba. —Dije, encogiendome de hombros  pero en lugar de recibir un comentario de parte de ellos, las risas estallaron.




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