Raúl llevaba todo el día trabajando en la lavandería, era sin duda un día muy aburrido. Además de algunas ancianitas que habian llevado a lavar lo que ellas llaman "ropa interior" nadie más se había parado por allí, su tía debía promocionar mas su lavandería o pronto tendrían que cerrar, quizás la falta de gente se debía a que era día festivo y nadie desaprovecha un día libre llevando a lavar su ropa.
Nadie excepto ella...
Sofia entro contoneando sus caderas de un lado a otro sosteniendo una cesta llena de ropa entre sus brazos, avanzaba en un sereno vaiven que podría convertirse en una danza para alguien muy interesado en ella, para alguien que la observara desde lo lejos. Raul ignoro a la chica y se dispuso a acomodar una sabanas que debían ser entregadas al día siguiente, de todas formas ella estaba obligada a hablarle.
-Hola.- susurró Sofía.- ¿Puedes ayudarme?
-Seguro.-dijo Raul levantando la mirada, Sofia se inclino sobre el mostrador y le dedicó una sonrisa.
Raul se incorporó rapidamente y aguanto el recorrer el cuerpo de la chica con la mirada, sería demasiado descortés de su parte, además ella estaba allí por algo...venía por el servicio de lavado.
-¿Necesitas una maquina?
Sofia viro los ojos dando a entender que era lo mas obvio y asintió, Raul ignoró el gesto y le indicó que lo siguiera.
Sofia colocó toda su ropa en la maquina, busco una silla se sentó y comenzó a leer un comic de Spider Man. Raúl abrió sus ojos con sorpresa al observar lo que tenía entre sus manos la chica.
Ambos decidieron concentrarse en lo que estaban haciendo, pero una semilla habia sido sembrada en cada uno de sus cerebros. Sofia y Raul acababan de dar inicio a su historia...