—Creo que ya deberías soltarla—masculló con los dientes apretados Simón.
Era cierto, habían pasado unas largos y vergonzosos minutos y el seguía con sus manos en mi cuerpo. Me soltó poco a poco y yo me sonrojé porque me miró directamente mientras lo hacía, diablos esto no es momento para eso.
—Uh… este, gracias—susurré.
—De nada ojos lindos—quiñó su ojo—y yo me tambalee.
—Supongo que nos veremos por ahí—alzó la cabeza y señaló la banca donde estaba sentado antes—cuando quieras hablar siempre estoy ahí a esta hora.
Yo asiento con la cabeza porque no sé qué más hacer, luego se marcha sin siquiera mirar por un segundo al Simón.
¡Santa macarena!
suelto un respiro que ni siquiera sabía que estaba aguatando. Ni siquiera me atreví a mirar a Simón porque no sé qué diablos iba a encontrar, y mucho menos en qué momento las porritas se acercan A nosotros y chillaron mi nombre.
— Oh, por Dios Alex, ¿sabes quién era él?
¿Eh?
¿Me estaba hablando a mí?
—Ese es el chico más misterioso, y tiene ese aire de chico malo—se miran las caras emocionadas— y es ¡universitario!—chillaron al uní sonido.
Con razón parecía mayor y no tenía uniforme ¿pero cómo hace para entrar a la escuela?
—Pero lo más raro es que el no habla con nadie, solo se limita a leer y a escuchar música—la rubia frunció sus labios como si estuviera pensando y después me dedica un mirada picara—oh Alex, dime cuál es tu secreto para que todos los hombres sexy te busquen tanto.
Quise reírme en su cara, ¿Yo? Si como no. Alce la vista para buscar a simón cuando me doy cuenta de que no está, ¿A dónde se fue? Genial me dejo sola con estas porristas.
Decido buscarlo en los vestidores, pero no entro, cuando reconozco a un amigo de él lo sigo y lo abordo
—Hey Alex, chica Z ¿Cómo estás?—me saludó
—Bien Danny… espera ¿chica Z?
—Si—subió sus hombros—tú sabes por Dragón Ball z
—está bien… este ¿has visto a Simón?
Danny cambió de posición y me evitó con la mirada, era un chico dulce que siempre trata de ser honesto y es un gran amigo de Simón por eso no entiendo porque no me quiere decir dónde está.
—Creo que será mejor que lo dejemos solo por un rato—hiso una mueca—esta de un humor de perros.
— ¿Por qué?—pregunté
—No le gusta ver cómo puede perder algo importante en tan solo segundos.
¿Ah?
—No entiendo—dije
—Algún día lo entenderás—me dio la espalda y se marchó.
Pero porque todo el mundo estaba actuando tan raro hoy.
***
Después de esperar por más de 15 minutos al señor Dieppa decidí largarme, quien se cree que es para yo lo esperara, no era su asistente personal para esperarlo más tiempo, las chicas esperaron conmigo y también estaban hartas, así que les di gusto y nos fuimos, sin embargo no estaba tranquila.
—Fuiste una novedad hoy Alex—dijo Liz
Yo solo sonreí, la verdad es que hoy si fue un día raro.
—Pero que esperabas——interviene Bárbara—si cantar una canción de Dragón Ball z en una cafetería llena de chicos y después ser llevada a hombro por uno de los chicos más guapos de las escuela como si fueses de su propiedad y súmale a eso coquetear con universitario, Claro que eso tiene que ser novedad.
Me congele y deje de caminar… ¿Cómo sabían todo eso?
—Los chimes vuelan—dijo Susana leyéndome el pensamiento y tomándome del brazo para que yo siguiera caminando— ¿Pero es cierto que el universitario te hablo? y además ¿te salvo de ser golpeada por un balón? cuenta, cuenta—añadió emocionada dando salticos al aire.
Y yo les conté más o menos lo que paso, bueno omití la parte en que el me miró fijamente y sus manos estuviera alrededor de mi cintura.
—Dios, tienes tanta suerte—Gimoteo Susana—apuesto a que sus manos son grandes y fuertes y seguro cuando te mira tus piernas se te convierten en gelatina.
¿Gelatina? Bueno, la verdad es que mi respiración se aceleró y mi sangre se calentó… pero no lo admitiría delante de las chicas
—El chico solamente estaba siendo amable conmigo—Traté de restarle importancia, la verdad seguía molesta con Simón y no dejaba de pensar en lo que me había dicho Danny.
—por favor si él no habla con nadie, debes ser que le gustas, Alex.
—Hablando de especial… ¿Qué haremos mañana?—pregunto Liz…respire sabia de que se trataba.
—Nada—Mi respuesta fue seca para dar a entender que mañana…no era NADA
— ¿Nada?—Repitió incrédula—Pero Alex es tu cumpleaños tenemos que hacer algo.
—No va a ser como el año pasado ¿lo sabes?—intervino Susy
Odiaba cumplir años…No, mejor dicho lo odiaba desde el año pasado. Se supone que el cumpleaños número 15 debe ser especial, porque supuestamente pasas de convertirte de niña a mujer pero yo odiaba ser el centro de atención y utilizar vestidos pomposos, así que le dije a mi madre que no quería ninguna fiesta, le propuse salir con mis amigas a otra parte o viajar pero puso mala cara y después del incidente en Cartagena, era un NO rotundo.
Me insistió tanto y me prometió que mi padre bailaría conmigo el vals, entonces acepté… terrible error. El 15 de septiembre (día de mi fiesta) llovió, la misa se canceló y mi padre nunca llego. Pero trate de sobrevivir, baile el estúpido vals con mis tíos y mis amigos, le sonreí a todo el mundo, y fingí que era la mejor noche de mi vida pero ya a mitad de la noche sentía que me asfixiaba así que tome las llaves de mi coche, rasgue la mitad de mi pomposo vestido y me largue. Mi padre me había fallado otra vez y lamente tener esperanzas, desde luego al día siguiente me mando un ostentoso y costoso vestido de diseñador por correo, el vestidito poseía una espalda descubierta, era manga larga, ceñido al cuerpo y bastante corto. Mi padre no podía conocerme menos, seguro se imaginó que yo al igual que todas las muchachitas de 15 años se morían por los vestidos y yo lo que en realidad quería eran un libro, un simple libro, como dije antes, no podía conocerme menos.
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Editado: 06.03.2022