Fénix
-Todo debe ser perfecto.-demando Crux cubriéndose todo, ya que la iluminación era nuestra debilidad.
-Si como diga mi capitán.-Samuel hizo un saludo militar muy burlesco que hizo que todos nos riéramos.
Y como Crux todavía no dominaba bien el sentido de la bromas también comenzó a reír, causando que nosotros también nos riéramos más.
-Ya, listo. Dejemos de reírnos y vamos a terminar todo esto.-esta vez se puso serio pero era difícil no reírse.
Mi hermano parecía un ninja de pies a cabeza y aunque estaba bien oculto con ropa negra parecía más bien una bolsa de basura grande con dos huecos en el centro.
-Andando.-me limpie una lagrima que salió y los demás asintieron.
Samuel era el que iba adelante porque era el que se sabía más el camino, después le seguía el idiota y después Crux y terminaba conmigo porque supuestamente yo estaba débil todavía.
Lo más loco de todo esto, es que yo era el profesional aquí. En todos mis años que bajaba a la tierra practique todo tipo de defensa personal y armas. Estuve en ocasiones en misiones suicidad porque mis hermanos nunca me mandaba hacer nada fácil, sino que todo era difícil que perjudicaba mi vida.
Los cuatros trotábamos a un ritmo rápido si queríamos llegar al almacén antes que el camión saliera, y aunque estábamos dentro del bosque esto complicaba mucho nuestra llegada.
Cuando llegamos a la parte trasera del almacén todos nos dividimos y comenzamos a colocarnos en nuestros lugares, yo por mi parte seguí hasta encontrar una ventana abierta donde adentro había iluminación. Me agache un poco y pude ver por la rejilla de la ventana, que habían más de diez hombres adentro y armado.
-¡Dentro de 20 minutos nos vamos!-grito alguien y podía decir que era el líder, porque todos minutos antes que el entraran estaban riendo todos y se callaron al verlo.
-¡Si, señor!-se escuchó el grito de todos en unánime.
Me quite de la ventana para buscar otra vía de entrada y como pude ver estaba la puerta trasera abierta, solo dos guardia estaban atrás fumando y vigilando.
Pero como yo siempre era sigiloso, los pases sin que ellos se dieran cuenta y sonreír para mí adentro. Todo iba tan bien que si no fuera porque yo me escondía muy bien en los lugares oscuro diría que parecía que no estuviera esperando.
Sin mis poderes de leer mentes me era difícil continuar y estuve a nada de rendirme hasta que mi vista capto algo en el suelo. Era una ranura y si miraban bien era un conducto que te llevaba por todos lados del almacén.
Sin hacer tantos ruidos quite la tapa y entre, estaba un poco estrecho pero nada que no pudiera soportar.
-Ya estoy en la azotea.-Hablo Crux por el intercomunicador de oídos que teníamos todos.
-Yo estoy con mi gente en la salida, esperando la orden para la emboscada.-Hablo el idiota muy seguro esperando órdenes.
-Estoy en el cuarto de carga y tengo al objetivo en la mira.-hablo Samuel muy seguro.
Yo mientras tanto seguía arrastrándome por el conducto y podía ver en alguna sala, como había gentes, armas y muchas cajas.
Sin importarme di la vuelta a la izquierda y vi el cuarto de control, estaba vacío y solo salí de mi escondite para ver todo. Me limpie el polvo pero pude ver por los controles todo el almacén cuadro por cuadro.
-Bingo, me saque la lotería.-susurre feliz y me dirigí a la puerta que estaba medio abierta y me asome un poco cuando vi que no había nadie.
Cerré la puerta con seguro y me fui a las pantallas, comencé a teclear cosas sin control hasta que vi un botón rojo grande.
En las películas los botones rojos grandes siempre son para algo bueno ¿no?
Por nada lo colocan a la vista.
Ni siquiera le di más vuelta al asunto y lo presiones.
-Que empiece los fuegos artificiales.
***
Aldora
-Mi trébol.-susurro el abrazándome desde atrás
Al escuchar cómo me llamaba mi corazón dio un salto de alegría que no puede ocultar.
-Fex.-susurre yo también cerrando los ojos con fuerza al sentir cuando sus manos se posaron esta vez en mi vientre ya abultado.
-Prometí nunca dejarte.-dio un beso en mi mejillas que solo hizo que mi corazón se contrariará un poco.
Abrí los ojos con el impulso de todos los días, llorar.
Ya era algo normal en mí que lo extraña mucho y no sabía cómo ubicarlo sin poner mi vida y la del bebe en peligro. Pues ya habían pasado dos días desde que recibí el mensaje de Samuel y nadie más que Franmar fue la que me dijo que Crux vendría hoy.
Pero llevo dos días que tengo el mismo sueño, nunca cambia y siempre pasa lo mismo.
Paso las manos por mi cara al ver la persona que se está arreglando, suspiro cansada y me vuelvo acostar.
-¿Otra pesadilla?-pregunto mi amiga un poco triste.
Yo negué, desde que me pelee con mi hermana decidí hablar por primera vez de que llegue aquí con Natividad donde le pedía un cambio de habitación y lo quería con mi mejor amiga.
No dudo, pero tampoco se negó. Más bien al parecer como que quiere ganar esto dieciocho años que nunca estuvo con nosotras, dándonos todo lo que pidamos.
-No, era otra vez con él.-suspire cansada y inconscientemente me lleve la mano al vientre un poquito abultado.
Al parecer en esta actualidad no se pude tener bebe porque la comida solo es para mantenernos con fuerza y no una buena alimentación, ya que todo lo que se come es en lata o carne que no sé de donde la sacan pero me rehusaba a comerla.
A noche mi abuela me mando con Franmar un frasco de vitamina que Natividad consiguió en su exploración hace dos días, yo ni la mire y tampoco las tome.
-Tu solo está tranquila que Crux llega esta noche, a lo mejor trae noticias buenas y nosotras aquí pesando lo peor.-ella se sentó a mi lado y me dio un beso en la frente antes de volver a levantarse para irse.-Come por favor y no hagas esfuerzo.