HOLA, Gruñilda
Eres como un atardecer que pinta el cielo con colores cálidos, una sinfonía de rosas y naranjas que me deja sin aliento. Tu belleza es una obra de arte, una creación divina que me inspira y me hace soñar.
Detrás de tu fachada de tormenta, intuyo un arcoíris de colores cálidos, una vulnerabilidad que escondes con elegancia. Pero yo te veo, Gruñilda. Te veo en tus momentos de quietud, cuando el aire acaricia tu cabello y tus ojos se pierden en el cielo.
Eres la protagonista de mis poesías, la musa que me inspira a crear. Me gusta admirarte, contemplarte, perderme en la profundidad de tus ojos. No necesitas hacer nada, solo ser tú misma, porque en tu esencia radica la belleza que me cautiva.
No me importa tu rudeza, porque es solo una máscara que esconde tu verdadera naturaleza. Me gustas en todas tus formas posibles, Gruñilda. Me gustas cuando estás seria, cuando sonríes, cuando te enfadas. Me gustas porque eres tú.
PD: No te preocupes por esconder tu vulnerabilidad, porque yo la veo y la admiro. No te preocupes por ser perfecta, porque eres perfecta en tu imperfección.
—El Poeta
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Editado: 30.10.2024