HOLA, GRUÑILDA.
Hoy me siento como La Antigua Guatemala: en ruinas, pero con abundante belleza. La pasión que siento por ti es como una llama que arde en mi corazón, iluminando cada rincón de mi alma.
Hoy casi no llegué al instituto, pero corriendo y tirando todo a mi paso, logré llegar. Fue como si mi corazón me guiara hacia ti, como un faro en la oscuridad.
¿Te parece que nos veamos? Ya siento que necesito decirte a la cara cuánto me gustas. Quiero que veas en mis ojos la sinceridad de mi corazón, y que sientas el calor de mi amor.
Las notas cada vez las intento mejorar y hacerte saber que lo que siento es real. Te dejo estas gomitas de azúcar, cortesía de tu enamorado. Son mis favoritas, espero que también las tuyas. Cada una es un beso, un abrazo, un susurro de amor.
PD: Por favor, ya no tires aceite. Hoy también estuve a punto de romperme la honorable, y una cosa te puedo asegurar: si eso hubiera pasado, mi madre ya no me regalaría las hojitas color verde olivo que hace para regalarte. Y con eso, perdería mi toque, y no queremos eso.
PD2: Tú puedes, deja de pensar que no. Eres capaz de conquistar cualquier obstáculo, y mi corazón es el primer premio. Eres mi reina, mi musa, mi inspiración.
Con todo mi amor y devoción,
El Poeta.
#4294 en Novela romántica
#1239 en Chick lit
romance a escondidas, amor novela juvenil, adolescencia romance
Editado: 30.10.2024