POV Marha.
Sus cálidos brazos me tienen rodeada en un abrazo protector, acurrucándome en su pecho mientras las lágrimas no dejan de correr por todo mi rostro.
Si sigo así, definitivamente no sé cuantas camisas le debería a Jack.
—No dejes que nada de lo que te diga ese idiota te haga sentir mal...
—Pero Jack— lo interrumpo—. Sabes que es inevitable, yo lo amo...
— No le des el gusto—me recalca—, las personas como él sólo miran por debajo para pisotear a las personas que no están a su alcance.
—¿Estas diciendo que soy poca cosa?
—Lo que quiero decir...— Me aparta, tomándome por los hombros, mientras me mira directo a los ojos—, él sólo vive para su fama, no podría fijarse en una chica ordinaria, cuando podría estar con miles de modelos.
— ¡Hey!— Me quejé, y es que su comentario no fue nada de mi agrado, pero tengo que aceptar que es la verdad. Bajo la mirada indignada.
— Lo siento. — Me toma el mentón con su mano y me hace mirarlo- No estas sola, yo estoy contigo.
Lo abrazo, pero esta vez de una manera segura y fuerte.
—Tengo que irme— se aparta lentamente, y besa mi frente—nos vemos, princesa.
Se dirige a la puerta seguido por mí.
Después de cerrar la puerta, ya estaba a punto de subir a mi habitación, cuando el timbre de la puerta me hace detenerme y volver hasta donde está esta, espero que no sea Matt...
—Me alegro que seas tú—suspiro aliviada, mientras Denise se desliza adentro de la casa.
— ¿Esperabas a alguien más?...— Hace una pausa, mirándome interrogativa—¿Hay algo que deba saber?
— No, nada. ¿A que venías?— Cerré la puerta tras de mí.
—¿Vendrías conmigo al antro?—Hace un puchero con sus manos juntas en forma de suplica— por favor, ¿sí?
—Sólo por ser mi amiga. —Entonces el puchero fue remplazado por una amplia sonrisa de victoria en sus labios.
12:05 A.M
—Aún no sé como me dejé convencer de venir—replico a mi amiga quien toma otro sorbo a su copa de Vodka, me mira interrogante y con un toque de enfado.
— ¿Enserio?—Bufa y rueda los ojos. Llevas tres horas quejándote de lo mismo, ya solo relájate.
Me acabo de un trago la copa de Vodka y otro más...
Una por cada caricia...
Una por cada beso...
Una por cada promesa...
Una por cada Te Amo...
Una por cada lágrima derramada...
La música retumba en mis oídos, y solo quiero olvidarme de todo.
—¿Me concedes el honor?—Un chico de cabello castaño, ojos claros, y piel un poco bronceada, se detiene frente a mi con una sonrisa un poco cínica.
Me mareo un poco y siento que en un segundo que voy a caer al suelo, pero este chico me sostiene por la cintura, cayendo sobre su pecho, me sostengo con mis manos posicionadas en ambos de sus brazos. No estoy segura si es por el alcohol pero este chico si que tiene muy parecido a Matt, es idéntico... no lo soporto más, llevo mis manos hasta su nuca y lo acerco en un movimiento desesperado, quedando a centímetros, me detengo un momento y me doy cuenta que él no es Matt, ni siquiera sé su nombre.
Ya es demasiado tarde para apartarse cuando el chico pega nuestros labios en un beso salvaje y desesperado, lucho por apartarlo pero solo consigo que con una mano sobre mi cintura pegando nuestros cuerpos, y la otra sujetándome fuerte por la nuca...
POV MATT.
La música está un poco alta, me aparto de la barra para ir en busca de mi amigo, solo desapareció hace más de una hora acompañado de una chica bastante frondosa y llena de curvas.
Me abro paso entre la gente y al fondo distingo dos siluetas pegadas, una luchando por apartarse cuando la otra silueta solo la pega más para seguir el beso, fijo más la mirada y es... ¿Marha? No, ella no puede estar aquí.
Corro hasta donde están, tomando con brusquedad al chico por el hombro apartándolo de ella, apenas lo tengo de frente, hago de mi mano un puño y lo impacto con su mejilla haciéndolo caer al suelo. Sólo giro un momento para mirar a Marha que está muy asustada y sin comprender nada, seguro está pasada de copas y éste imbécil aprovechándose, no me percato en que momento pero el chico está de pie, me toma del cuello de la camisa e impacta su puño una y otra vez en mi cara, en un momento desesperado lo tomo por los hombros y le doy de rodillazos en el estomago, dejándolo tirado en el suelo.
La miro y antes de que caiga al suelo la cargo entre mis brazos, seguro se le pasaron las copas y como causa se mareo un poco.
—No te preocupes mi amor...— Le susurro, llevándola hasta el estacionamiento.
La subo al copiloto del auto.
En el camino no dejo de observarla, está tan delicada, tan frágil, tan angelical.