El chico del Río Han

Capítulo 3: Río Han

Resignada me di vuelta para seguir mi camino hacia el avión, cuando de repente escuche una voz haciendo que me quede estática.

-¡Keyla!–me di vuelta y pude observarla corriendo hacia mi dirección, yo tambien decidí correr para abrazarnos.

-Veniste, creí que no vendrias–dije con mis ojos casi cristalizados 

-Claro, debía venir.–dijo mientras sacaba de su bolsillo una cajita– toma eso es para ti amiga–tome la caja con confusión, mi cumpleaños ya había pasado.

-¿Que es?–le dije mientras coji la cajita color rosa.

-Habrelo y sabras– decidí hacerle caso, me sorprendí al ver lo que había ahí adentro. Era una cadena en forma de una pieza de un rompecabezas donde decía Best

-¿Te gusta?–me pregunto ansiosa esperando mi respuesta.

-¡Si!, es muy hermoso–le dije y ella me veía sonriente. Cuando empezó a sacar algo de su cuello, quede confundida con su acción pero me sorprendió al verlo.

-Mira yo tengo la otra pieza–dijo sacando de su cuello la cadena y al parecer en la de ella decía Friends.

La abrace fuerte, mientras una voz decía que el vuelo hacia Corea del Sur, Seoul salía en 10 minutos. Mi madre hizo señas para ya irnos, se despidió de mi amiga y yo le di mi último abrazo.

Subimos al avión que minutos despues despegó, haciendome ver toda la ciudad que iba a dejar atrás y a todas las personas, incluyendo mi mejor amiga, la extrañaré mucho.

Mientras el avión llegaba a su destino, decidí ponerme los audífonos y leer mi libro favorito «El chico de arriba», era una historia basada en el amor y sufrimiento, la leía para ver si así llegaba a saber cómo se ama a una persona. Nunca llegue a saber cuánto se amaban mi madre y mi padre.

Habria llegado al capítulo donde empezaba el famoso dolor que todos sufren en una relación, los protagonistas lograban transmitir sus sentimientos haciendome caer unas cuántas lágrimas, eso más escuchaba una canción llamada «Never be alone» hizo que llorara un mar de lágrimas.

Pude sentir mis ojos cerrarse así que opte por cerrar mi libro y apagar la música para dormir tranquilamente mientras el avión llegaba a su destino. Una voz hizo que me despertará abriendo mis ojos lentamente.

-Hija despierta hemos llegado–era la voz más dulce que siempre escuchaba todos los días.

-¿Enserio, ya llegamos?–estaba emocionada por conocer mi nuevo hogar pero a la vez triste por dejar todo en mi antigua ciudad.

Bajamos del avión y fuimos directamente hacia el departamento que mi madre ya lo había rentado antes de llegar aquí. Era en un edificio y en el cuarto piso, dejamos todo ahí. Estábamos cansadas pero aún así mi madre dijo:

-Hija vamos a conocer la ciudad, ¿vienes?–dijo mi madre mientras se colocaba un abrigo ya que hacía mucho frío, al parecer era invierno.

-Si madre–dije también poniéndome un abrigo color negro, era mi color favorito.

Salimos a conocer la famosa ciudad de Seoul, pasamos toda la tarde conociendo lugares como tiendas de ropa, restaurantes, librerías, hospitales, todo absolutamente todo. Era de noche por lo que decidimos ir al departamento.

Mentrias íbamos en el auto de mi madre, pasamos por un lugar iluminado en los bordes y escrito algo así que grite a mi madre.

-¡Madre detente!–mi madre freno de golpe y baje del auto dejando a una madre confundida pero minutos después bajo detrás de mí. En ese puente había frases para las personas que tenían problemas.

¿Estás bien?¿Tuviste un día pésimo? Eres hermosa ¿Lo sabias?.

Eran frases conmovedoras y desde ahí pude ver toda la ciudad iluminada, era lo más hermoso que había visto.

-Que hermoso lugar ¿Verdad madre?–pregunte sin quitar mi vista de toda la ciudad iluminada.

-Si hija, es muy hermoso–dijo mi madre viéndome perdida en esta pequeña ciudad. Mi madre era una de esas personas que cuando nos cambiamos de hogar no me dejaba salir hasta que consiguiera a un amigo o amiga, así que ya tenía pensado que sería mi primera y última vez estar aqui.

Aunque lo conocí recién, se había convertido en mi «primer lugar favorito»  de la ciudad de Seoul.

Mientras seguía observando perdidamente el lugar mi madre dijo algo que me dejó con los ojos abiertos como plato.

-Hija para mí tu felicidad es lo primero... Así que puedes venir los días que quieras aqui–dijo mientras la veía sorprendida, no pude soportarlo y la abrace tan fuerte como si nunca le fuera a ver. 

-Enserio madre me dejaras venir a ese ¿lugar?–ella asintió y la volví abrazar. Así que no será la última vez que vendría a ese lugar.

-Bueno hija vamos que se nos hace tarde–dijo y yo solo asentí, me di vuelta observando todo y dije:

Pronto volveré querido «Rio Han».

 

 




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