POV Rose
Termino de bañarme y de vestirme además de peinarme—Espíritu—lo llamo.
—Aquí estoy.
Tomo asiento en la cama y percibo la presencia del Espíritu frente a mí. Paso mis manos donde creo que está con la intención de tocarlo pero no siento nada
—¿me dejas tocarte?—le pregunto.
—Si.
Levanto mi mano y cuando la paso por el frente mío siento su cuerpo—oh, tan suave—digo maravillada—esto debe ser tu abdomen—subo mi mano—y aquí se encuentran tus hombros—subo mas la mano y toco su cuello impresionada por lo suave que se siente su cuerpo—aquí tu rostro...
Él agarra mi mano y deposita un beso en mi palma—me pregunto de que color son tus ojos, si tienes cabello, como son, si es ondulado, lacio y si tus ojos son azules o grises...—digo pensando en que debí descubrir la forma de sus ojos y su cara cuando lo estaba tocando pero ya no me atrevo.
—Aunque fueses calvo, aunque tengas los ojos como llama de fuego, aunque seas sin diente y seas negro, con todo te voy a considerar hermoso porque sé que eres hermoso estoy segura de ello—añado pero no me dice nada—lo digo muy enserio no es mentira.
—Lo sé—responde—me gusta las alabanzas, gracias me pareció muy lindo lo que dijiste pero no soy calvo, tengo cabello y mis ojos...
—¡Espera!, no sigas, quiero verlo por mi misma tu apariencia—le interrumpo.
—De acuerdo—expresa cómodo con mi respuesta.
—Bien, si es que me dejas verte algún día
—articulo pensativa—por favor, que no sea cuando muera.
—Rose, ¿con quién hablas?—dice mi padre entrando a mi cuarto y no se si responder a su pregunta.
—¿Con el Espíritu?—manifiesto como si la respuesta fuera obvia.
—¿Ah, qué es lo que dices?
—Aquí en esta casa vive una persona, un hombre más bien y yo hablo con él muchas veces y también puedo escucharlo hablándome—expreso para ver si entiende o me cree.
—Vamos con el doctor.
—¿Qué?—tal vez se siente mal pienso.
—Solo sígueme.
—Pero si quieres ir al doctor, hoy es domingo, no se trabaja los domingos en este país.
—Hay alguien que aunque sea domingo puede recibirme.
Me coloco un abrigo antes de salir y lo sigo—¿no te llevarás las llaves del auto?
—le pregunto.
—No, es aquí al lado—dice y frunzo el ceño confundida pero aun así lo sigo.
Mi padre toca la puerta y sale Chad—hola, pasen. Los estaba esperando—articula dejándonos pasar—tomen asiento.
Nos sentamos y yo sigo un poco desconcertada de porque estamos aquí
—¿y bien?, ¿qué sucede Yonas?—pregunta Chad a mi padre.
—Eso quisiera saber yo también—murmuro.
—Rose escucha una voz que le habla además, de que ella dice que puede sentirlo y que él se comunica con ella—dice mi padre y fue como una bofetada en la cara.
—Así que, estamos aquí por mi—digo molesta.
—Si Rose, ¿has sentido que alguien te persigue o que eres objeto de vigilancia, engaño, tormento...?—me pregunta Chad.
—La verdad es que si...—no se si debería responder—sentía que me estaban vigilando y hoy cuando salí a caminar alguien me estaba persiguiendo.
—Cuéntame, ¿cómo es esa voz que escuchas?
—Es varonil, muy dulce y hermosa—expreso acordándome de la voz del Espíritu y sonrío inevitablemente.
—Parece que te agrada.
—Sí—digo tímida.
—Bien, ¿alguien más la ha escuchado?, tus padres o tus amigos...
—La verdad es que...—mis padres no la han escuchado pero Ana y esas chicas, si y Bily, aunque él estaba borracho pero no puedo decir lo de Ana porque se preocuparán mis padres.
—Nadie, ¿verdad?—expresa y yo no contesto—según los síntomas puedo ver que tienes esquizofrenia así que, te recetare esta pastilla que se llama Olanzapina, te la tomarás todas las noches antes de acostarte y verás que mejorará Yonas.
Toma mi padre la receta y yo se la arrebato de las manos y la rompo—¡no estoy loca ni tengo ningún problema mental!—articulo un poco molesta y salgo de la casa de Chad dando un portazo.