El Chico Menos Probable

En el estacionamiento


—Karlie —su voz me hace abrir los ojos.

Melanie aparece en el baño, he estado llorando mientras lavo la blusa de Rossy en el lavamanos. La mancha no está saliendo, creo que la hice peor.

—Déjala —pide ella pero no me detengo.

—Tengo que lavarla —afirmo, enfocada en la mancha a través de las lágrimas.

Melanie me abraza de lado. —Karlie, ven aquí. —Cierro ojos, suelto la prenda y me dejo envolver entre sus brazos—. Lo siento, Karlie. Ni siquiera vi cuando Raquelle se te acercó, la hubiéramos detenido.

Niego —No pueden protegerme todo el tiempo, ella tiene que detenerse.

—Lo sé —acaricia mi cabello—. Tranquila, Karlie. Ven, vamos a casa, ¿sí? Veamos tus películas favoritas y ordenemos comida, este baile no es la gran cosa de todas formas.

—No. —A Melanie le gustan los bailes. A ella le gusta tomarse de la mano con Rossy, darle besos y pasar tiempo con ella porque es su novia—. Mel, no soy una niña pequeña. Tú tienes a Rossy, yo siempre estoy en el medio.

Ella me separa de su cuerpo. —Rossy y yo te queremos porque eres nuestra amiga, nuestra mejor amiga —afirma, con seguridad—. Además no eres una niña, eso lo sé —sonríe—. Tú eres fuerte, valiente y no te da pena nada.

—No es cierto —reniego.

— ¡Lo es! —Gira mi rostro hacia el reflejo de espejo con sus manos—. Mírate Karlie.

—Un asco —contesto.

Estoy en mi camiseta blanca, las mejillas mojadas, la cara sin maquillaje porque me la lavé para deshacerme del jugo en mi cara.

—Una chica hermosa que sabe hacerme reír todo el tiempo —Mel afirma, sonriendo—. Tú estuviste ahí cuando mis padres se divorciaron, cuando papá me gritó que me iría al infierno y cuando Raquelle me molestaba—una lágrima sale de su ojo derecho—. Tu siempre haces de cada situación una aventura, siempre defiendes a las personas y no te da miedo ser quien eres —me regresa el rostro hacia ella—. Si el estúpido de Adam Brien no puede ver la maravillosa chica que eres, que se pudra. No merece estar con la chica más linda del mundo, la más dulce y la mejor amiga de todas.

Sonrío mientras lloro. —Mel —la abrazo y luego recuerdo que estoy mojada pero a ella no le importa—. Mel… no soy la mejor, ¿Qué hay de Rossy?

Ella suelta una carcajada. —Bien, la segunda mejor.

Me da un beso en la mejilla —Siempre te voy a cuidar, Karlie —sonríe—. Eres mi hermana, lo sabes. Tu y yo, por siempre, ¿no?

Respiro profundo. —Gracias Mel, eres la… um, la tercera mejor chica del mundo.

Ella rueda los ojos. —Tonta.

Melanie me ayuda a limpiarme la cara, me pide que le dé la blusa de Rossy y yo me niego. Ella me asegura que está bien, que se encargará de ella.

—Gracias —bajo la mirada.

No hay forma que regrese al baile.

Hannah… espero no haya visto nada de eso. Sé que se preocupará, que se lo dirá a Allie y ellos a mis padres. No quiero preocuparlos. — ¿Hannah lo vio?

Niega. —No, solo Rossy y yo —afirma.

Bajo la mirada. —Y Mason —siempre me pasa algo malo frente a Mason.

 No lo culparía que se cansara de mí.

Melanie suspira. —Karlie, hay alguien esperando afuera por ti.

Junto mis cejas. — ¿Quién? No me digas que Adam.

Mel sonríe un levemente. —No Karlie, ve con él.

Melanie se da la vuelta y sale, yo veo hacia mi reflejo y no hay forma que deje que alguien me vea así.

Ahora, ¿Qué hago? ¿Por qué se fue Melanie? ¿Me va a dejar aquí?

Bueno, ¿Qué más da? El daño ya está hecho.

Salgo y Mason está ahí, de pie recostado en la pared contraria a la entrada del baño, con las manos hacia atrás. Volteo a la derecha y veo que Melanie está caminando hacia el gimnasio de nuevo.

Yo me acerco con pasos cortos y bajo la mirada, no sé qué hacer ahora.

—Mason —digo viendo mis zapatos.

Él se acerca y coloca algo sobre mí, muevo mis ojos y me doy cuenta que es un saco. —Venía con todo lo demás —afirma.

Sonrío, pero no dura mucho. —Mason… ¿Por qué estás aquí?

¿Por qué Mason siempre está conmigo cuando nadie más lo está?

¿Por qué Mason vino hasta acá y no Adam?

¿Por qué no me importa mucho que Adam no esté aquí?

¿Por qué prefiero que sea Mason?

—Porque sí —contesta aun con sus manos en mis hombros.

Miro hacia el fondo del pasillo. —Deberías estar en el baile, no aquí.

Mason resopla. — ¿Por qué estaría en el baile cuando la única razón por la que vine está frente a mí?

Giro para verlo. Mi corazón se detiene por un segundo, luego comienza su marcha al ritmo de la música distorsionada. —Soy un desastre.

No era una metáfora, realmente me veo mal ahora. Desearía cubrirme la cara y alejarme de él, ¿Cómo puedo estar así frente al chico que se ve como una celebridad?

—Un desastre —Mason coloca su mano izquierda en mi mejilla—. Uno muy hermoso.

Tomo una respiración larga, subo mi mano y la coloco sobre la suya. Lentamente la retiro, él parpadea y parece sorprendido, cree que no quiero que me toque así que él mismo la aleja.

Pero cuando lo hace yo doy un paso hacia adelante y lo rodeo con mis brazos. Él me envuelve después de un segundo con los suyos y me aprieta contra su cuerpo. Cierro los ojos dejando que este momento sea todo lo que ocupe mi mente.

—Karlie —susurra—. ¿Quieres ir a otro lado?

Me separo y lo veo a los ojos. — ¿Qué hay de Erick? Siempre va contigo.

Mason sonríe y acaricia mi mejilla. —Se puede ir con alguien más —afirma sin dejar de verme a los ojos—. Es un chico grande, puede irse a su casa solo.

Suelto una carcajada. Mason me hace reír incluso cuando hace unos minutos no dejaba de llorar. —Hannah… creo que Mel podría dejarla en casa.

Nos separamos y ambos tomamos nuestros teléfonos. Le envío un mensaje a Melanie preguntándole si puede ir a dejar a Hannah y ella contesta inmediatamente que sí.




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