MASON
—Entonces, ¿Karlie estaba en tu casa? —Mel y Rossy me rodean cuando termino de tomar agua del bebedero.
—No la secuestré, lo prometo —me limpio con el dorso de la mano la barbilla.
Rossy sonríe ampliamente. —Claro que no la secuestraste, ella voluntariamente fue contigo.
—Y conoció a tus padres, ¿no? —Mel se cruza de brazos—. Y nos dijo algo que ellos le confesaron.
Mis padres conocieron a Karlie y como lo temía, actuaron demasiado emocionados.
La cuestión con mis padres es que si alguien nos comparara, no encontrarían mucho en común. Mamá tiene la personalidad de todas mis hermanas juntas, es extrovertida y siempre está sonriendo. Papá aun conversa su espíritu de niño y se la pasa haciendo chistes muy, muy malos.
Aunque nada de eso es un problema para mí, el verdadero problema era que sabía cómo reaccionarían cuando conocieran a Karlie. Justo como mis hermanas, le hicieron miles de preguntas, le daban halagos cada cinco segundo y por supuesto, indirectas que su hijo estaba totalmente disponible y soltero.
Karlie siendo Karlie solo reía y les seguía el juego, incluso parecía genuinamente entretenida con los chistes de papá.
Aunque no todo fue malo porque entre más tiempo pasaba, más me gustaba. Aunque eso no lo admitiré en voz alta, en especial a mi familia. Cometí el error de decírselo a mis hermanas y ellas a mis padres. Al parecer que yo sienta algo por una chica es el acontecimiento más grande de la historia.
—Mis padres no confesaron nada —respondo, buscando a Erick con la mirada para que me salve de esta situación.
—Según nuestra amiga que jamás miente —Rossy entorna sus ojos—, nos contó que tus padres dijeron algo así como que tú estabas pensando en invitarla a salir.
Suspiro, cerrando los ojos por un par de segundos. —Eso fue… digo, sí ocurrió pero no es así.
— ¿No quieres invitarla a salir? —pregunta Mel, inclinando su cabeza.
Aclaro mi garganta. —Ahora no —me encojo de hombros—. Aún es muy reciente lo de Adam, no quiero que ella piense que me estoy aprovechando de su estado de ánimo.
Rossy sonríe. —Pero no lo harás, además, tienes nuestra aprobación.
—Sí —Mel asiente—. Prefiero que tú estés con ella a que ese tonto la vuelva a lastimar.
Mordisqueo mi labio inferior. —Será mejor que me vaya.
Rossy levanta la mano para que me detenga. —Espera, solo dinos algo, ¿Sí quieres salir con Karlie o no? Porque me agradas pero no quiero que jueguen con Karlie.
— ¡Mase! —Chase levanta la mano acercándose hacia nosotros—. Ah, hola chicas, ¿Qué hay? ¿No tenemos clase ahora?
—Sí —lo señalo—. Tienes razón, es mi momento de acompañar a Chase, nos vemos.
—Mason —Ambas me llaman.
—Adiós chicas —sacudo mi mano—. Nos vemos después, Chase podría perderse sin mi ayuda.
Él bufa. —Claro que no, he recorrido esta escuela unas miles de veces.
Lo empujo por la espalda para que camine. —Vamos Chase, no te detengas.
— ¡Mason! —vuelven a llamarme pero ya no volteo.
Chase ríe y me mira con los ojos abiertos. — ¿Qué fue eso?
—Nada —respondo.
Se rasca el mentón. —Mason, tengo una idea para el club, puedo sugerir que…
Chase se chocó contra el hombro de Adam cuando nos dirigíamos para nuestra siguiente clase. Los tres dejamos de caminar.
—Ah… lo siento —Chase baja el tono de su voz.
Adam me mira sin una expresión en específico, luego a Chase y de regreso conmigo. —Eres Mason, ¿No?
Respiro profundo. —Sí —respondo.
Él se rasca el brazo. — ¿Puedo hablar contigo un minuto? —Le da una mirada a Chase—. A solas.
Chase arruga la nariz. —Um, no intentes pelearte con Mason, tienes como a diez personas en tu contra, ¿sabías?
Adam junta sus cejas. — ¿Qué?
Chase sonríe. —Vamos Mason.
Adam levanta su mano. —Espera, solo quiero decirte una cosa.
Miro a Chase para que sepa que está bien, él rueda los ojos y se aleja, dando varios pasos hacia atrás. Una vez que se ha marchado, Adam se acerca a mí.
—Tú eres el nuevo amigo de Karlie, ¿no? —pregunta.
Tiro de mi camisa, estar cerca de él me hace sentirme molesto. Sé lo que le ha hecho a Karlie, sé que la ha hecho llorar. Ella lloró conmigo. Eso me hace enojar mucho.
—Si —respondo fríamente.
Levanta sus manos. — ¿Puedes pedirle que deje de ignorarme?
Niego inmediatamente. —No Adam, no voy a pedirle nada —resoplo—. Tú ve con ella y háblale, yo no te ayudaré en nada.
Tensa su mandíbula. —Karlie no me habla y…
Me encojo de hombros. —Entonces no quiere hablarte, no hay nada que pueda hacer o tú. Es libre de decidir no estar cerca de ti.
Suelta una risa molesta. — ¿Es eso? ¿Quieres alejarla de mí? —Me señala con su dedo a mi pecho—. Yo no sé cómo te acercaste a ella pero es mi mejor amiga y no me va a cambiar por alguien como tú.
—Es tu mejor amiga —repito sus palabras—, pero si tanto la quieres, ¿Por qué no hiciste nada cuando Raquelle le lanzó el jugo en su cara? ¿Por qué sales con alguien que le ha hecho daño a Karlie? ¿Por qué no maduras un poco y aceptas que has actuado mal?
—Esto no es de tu incumbencia —se pasa la mano por el cabello—. Bien, como quieras, no me ayudes. Karlie volverá a mí, siempre lo hace.
Chasqueo mi lengua. —En el club tenemos un apodo para ti, Brien —doy unos pasos para retroceder y moverme a mi clase—. Te queda muy bien.
Me giro mientras él reclama que le diga su apodo.
Es “el idiota”
Queda perfectamente con él.
— ¿Seguimos siendo novios falsos? —le pregunto a Karlie cuando nos encontramos en la cafetería.
Inclina su rostro. — ¿Qué?
— ¿Ya terminaste conmigo? —pregunto y ella niega—. Genial, en ese caso —estiro mi mano y tomo la suya.
No, el hecho que Adam haya actuado como un idiota hace un rato no tiene nada que ver con cómo yo estoy actuando. Tampoco que Adam esté al otro lado del lugar, con sus ojos entornados en esta dirección. Y menos que me guste mucho sostener la mano de Karlie.