Me han encerrado en un closet, tengo miedo aún recuerdo y tiemblo por lo que ellas hicieron, sé que no fueron ellas exactamente, son aquellas que buscan siempre la aprobación de resto, son del club de Pam las conozco porque yo les dije a ella quien les seria y quién no.
—Miren la ex reina de la escuela, que vergüenza verte y decir que fuimos amigas, Jenny trae un espejo para que vea el monstruo que es, mejor hacemos otra cosa, el este closet hay muchos espejos mira — Y sentí como entre dos me empujaron y cerraron la puerta, solo atine a llorar es lo único que hago desde esta mañana que empezó este infierno, nadie se atreve a hacer nada por mí, como pedir ayuda si yo también alguna vez fui un verdugo.
Ahora oigo que fuerzan la puerta, la luz va de frente a mis ojos, y me los tapo, pero trato de alzar la mirada, ante mi está el hombre más guapo que he visto en toda mi vida, lo que más me llama la atención son sus ojos color caramelo y su incipiente barba, es el mismo que me defendió de Jack.
—Vi hace rato lo que hicieron, pero el director me retuvo para hablar sobre la beca que me van a dar ¿Cómo te sientes? Esas tipas tienen estiércol en la cabeza, mira hasta te has ensuciado, soy Vert— Yo solo estoy absorta en su mirada, en su sonrisa, tiene el cuerpo perfecto, me está ayudando a quitar el polvo, y yo estoy como idiotizada con su hermosa sonrisa.
—Yo estoy bien gracias, soy Samantha — Es lo único que atino a decir hasta que se despide caminando de espaldas, se ver tan perfecto que me lo imagino de modelo de ropa interior, trato de alejar esos pensamientos de mi cabeza, una gorda como yo no debería fantasear de esta manera, soy un cero a la izquierda, soy aquello a lo que siempre odie.
…
Es la hora del almuerzo, si fuera hace unos meses me estarían trayendo uno especial, pero para mi madre ya no tiene caso que me traten de manera especial según ella soy un caso perdido, papá está de viaje y creo que eso lo está aprovechando, nunca imagine que ella podría tratarme de esta manera, siendo yo su única hija.
—Las cerditas como tu deben comer en el chiquero o allá donde arrojan los desperdicios, creo que mejor los traemos hasta ti — Cuando sentí como me arrojaban las sobras de sus almuerzos, quiero llorar y salir corriendo, pero me contengo cierro los puños y aun con rastros del juego y los desperdicios en mi rostro me atrevo a alzar la mirada.
—Se supone que eras mi amiga, se suponía que esto no hacen las amigas — Digo todo en supongo porque mi amiga realmente nunca fue y eso yo lo sabía desde el primer momento en que casi suplicaba para las entradas de primera fila de los mejores desfiles de modas de la ciudad.
—¿Amiga dices? No me hagas reír, como una mujer como yo sería amiga de un esperpento como tú, antes tenía que serlo porque eras la reina del lugar y más valía estar de tu lado que en tu contra, pero eras insoportable creyéndote la piedra más preciada de un desierto, pero por fin puedo decirte lo que pienso, siempre te deteste, tenía que soportar el sonreír cuando estaba contigo, el que tuviera los mejores vestidos mucho antes que salgan al mercado, pero ahora mírate la vida es una ruleta todo lo sube tiene que bajar y tu querido caíste y bien bajo, solo mira y escucho como todos se burlan de ti — Miro a mi alrededor y es verdad, todos me señalan y ríen de mí, soy el punto focal de sus burlas, hasta que una mano toma de mi muñeca y me saca de ahí.
Es el, es Vert, me llevo casi a rastras hasta el patio trasero donde hay unos lavaderos que usan el área de deportes y se va para segundos después aparecer con una toalla y una camiseta de futbol, parece grande no sé si tanto como mi yo de ahora, mi gigantesca anatomía como dice mamá solo debería vestir sabanas.
—Gracias por rescatarme, me quede congelada sin saber cómo responder— Mientras trataba que no se note que estaba llorando.
—No sé cómo hacen ese tipo de cosas, mira te traje mi camiseta de futbol para que te pongas, no puedes irte así a tu casa ya falta poco para la salida. Aunque tengo una mejor idea para que así olvides las tonterías del resto— Me alejo y me fijo que nadie me vea, me pongo la camiseta que gracias al cielo me queda no ajustada hasta algo suelta, creo que él tiene músculos grandes como para que le quede. Cuando ya estoy lista y he tratado de arreglarme un poco, que ilusa arreglarme ¿Para qué?
—Sabía que te quedaría perfecto, hay un lugar que te hará sentir mejor, pero un secreto ¿De acuerdo Sam? — Me dijo Sam y mi corazón bombeo de manera descontrolada, no si fue que me dijera por ese diminutito o por su sonrisa.
Nos hemos alejado un poco y llegado hasta un descampado donde veo lo que creo que es maleza muerta, mucha vegetación descuidada, atravesamos uso grandes helechos hasta que quedo anonadada por lo que esto viendo.
—Esto es ¡Dios mío! — Un hermoso y descuidado lago, no es muy grande, pero de verdad es como ver un oasis en el desierto, no encaja con esa carceleta llamada escuela, le da un contraste casi mágico.
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Editado: 15.12.2021