Han pasado semanas desde que regrese según mi padre de la muerte, a veces quiero contarle el infierno que vivo en la escuela, pero su cara por querer verme feliz me parte el corazón el decirle que no lo soy,no tengo cara para contarle que día a día es un martirio levantarme para ir a esa escuela, lo único bueno es Vert, siempre está conmigo tratando de que nadie me moleste o haga algo, pero el no puedo estar pegado siempre a mí me lo ha dicho Aidren una tipa que dice que es su novia, pero nunca lo veo juntos al contrario él siempre le huye.
—Esa mujer no entiende que el amor no se fuerza, que el amor solo aparece sin que uno se lo proponga, nadie está obligado a querer a alguien solo por miedo a romperle el corazón.
No sé cuál fue el momento en que empecé a refugiarme tanto en él, no solo que la mayoría me insulten por mi cuerpo, porque les parezco diferente, soy yo quien siempre agacho la mirada,veces no me defiendo porque en ocasiones me sentí como en un dejabu, sintiendo el otro lado de la moneda, muchas veces hasta doy la otra mejilla, he visto como los que yo llamaba renacuajo reían por lo bajo, me lo merezco, todos esos insultos, esas burlas me las he ganado con creces, con ahínco, por eso muchas veces solo inclino la cabeza y recibo más ataques, porque simplemente me lo merezco.
—Pronto me iré a Boston, al terminar la escuela ya me lo informaron, te agradezco la ayuda en matemáticas— En estas semanas me ha contado muchas cosas, el amor por su abuela, sus ganas de estudiar en Boston acerca de ciencias deportivas, cada día lo admiro más y quisiera que se me pegara un poco su tenacidad, su buen corazón y sus ganas de salir adelante.
—Eso es excelente vas a cumplir tus sueños y eso me alegra tanto — Lo abrace fuerte, aspire su aroma no puedo ignorar lo que mi corazón siente cuando lo abrazo, no es la primera vez, por eso puedo decir que finalmente encontré al hombre que vuelve loco mi corazón, mi madre nunca tuvo razón, no necesariamente uno merece un hombre que te llene de lujos, de viajes, de detalles y de joyas, lo que uno necesita es alguien que te altere el corazón, que haga que sienta esas mariposas de las que siempre me burlaba como si fueran cosas sin sentido de gente sin una pizca de cerebro, es alguien que te apoye y te aliente a salir adelante justo como el lo hace conmigo.
—Como que esta tipa no entiende su lugar, aléjate de el de una vez por todas, métetelo en la cabeza niña tonta — Su dedo lo presiona contra mi cien, ya que solté de inmediato a Vert.
—Quien debería entender eres tu Aidren, no me interesas y nunca me interesaras, puedes según tu ser la más guapa de la preparatoria, pero no me llamas la atención, ni ayer, ni ahora o mañana. — Quiero saltar de alegría, siento una felicidad que él la ponga en su lugar, aunque entre nosotros nunca pueda haber algo, puesto que sería iluso de mi parte pensar en esa pequeña posibilidad, por lo menos sé que esta bruja jamás estará con él, por más que ella luzca tan perfecta, que inverosímil de esto, yo siempre quise lucir así, perfecta con todo en su lugar, me horrorizaba del solo pensar en alguna arruga en mi ropa, y usaba desinfectante a cada momento con tal que según yo no se me peguen algún bicho de algún indeseable como les decía yo en ese entonces.
—Quita esa sonrisa de tu cara, que Vert se dará cuenta tarde o temprano que la única mujer que combina con él soy yo y no una bola de cebo como tú, hay niveles y ubica el tuyo de una vez por todas.
Niveles, niveles es la palabra que yo tanto repetía para justificar el monstruo que era con el mundo, solo suspiro cuando él se me acerca y sostiene de mis hombros tratando de ver que estoy bien, ya que ella me empujo y caí al suelo al pasar por mi lado, con su ayuda me levanto y lo miro directo a los ojos, varias veces he tenido sueños donde él me abraza para luego balar en un enorme salón, en ese sueño soy la que era antes y por otros momentos quien soy yo ahora, pero solo son esos sueños, una mujer yo no debería soñar cosas como esa, él también me mira fijo y yo bajo a sus labios, fantaseo con tocarlos, con recibir mi primer beso, pero el luego solo sonríe y decido caminar sola un poco me dice que luego me va a acompañar que lo espere en el callejón en unos minutos que va a traerme algo, le dije que hace unos días era mi cumpleaños y que no lo celebre que me va a traer mi obsequio.
—¡Ahí está la loca! Agárrenla de los brazos ¡Ahora! —No pueden dejarme en paz un día, tengo que correr lo más que pueda, ellas son delgadas, pero no tienen fuerzas en las piernas en cambio yo sí, aunque sienta que se me hace difícil respirar, estoy sudando lo sé, puedo ver que son tres las que vienen tras de mí, pero no saben del atajo que Vert me mostró para llegar al lago. Me arrastré por debajo de un bote viejo que solían usar y fue abandonado, por debajo de ese pequeño espacio que hay entre él y el suelo es que puedo verlas y maldecir porque no saben dónde estoy, mi corazón y mi respiración se han detenido, no puedo dejar que me encuentren, ella no se da cuenta de que nunca podría ser competencia por el amor de Vert que él nunca se fijaría en alguien como yo en cambio ella puede tener al hombre que quiere y presiento que él es solo un capricho porque no lo puede tener, el amor no se puede forzar por eso pienso que lo de ella no es amor es una obsesión como dice la canción que escuche alguna vez.
#4168 en Joven Adulto
#21603 en Novela romántica
#3722 en Chick lit
envidia y celos, amor desilusion encuentros inesperados, amor ciego
Editado: 15.12.2021