El Cigarrillo Fugaz

Capitulo Cuatro

Continuará...... 

Capitulo Cuatro
Presentaciones

En la puerta de la casa de Martín, Wladimir acabó de divisar a la dulce mujer de sus sueños en un ambiente más cercano comprobando que era realmente como la recordaba.

—Pues no, todavía no he tenido el placer de conocerla —musitó Wladimir sonriéndole a Paula.

—Adentro te lo presentó galán —Martín lanzó una pequeña risa antes de hacer entrar a todos a su casa.

Paula miraba con detalle al chico de cabello rizado, hoy estaba más apuesto que ayer. Ambos estaban nerviosos porque sabían que no sólo se dijeron sus nombres, sino también se sedujeron mutuamente sin necesidad de tocarse.

—¡Paula! ¡Él es David! Mi amigo de tanto tiempo — proclamó Martín— ¡David ella es Paula! —finalizó diciendo el muchacho—

—¡Hola! —dijeron ambos al mismo tiempo—

—El chico que no deja de mirarte es Wladimir —ahora presentó a Paula con ese apuesto muchacho que en efecto no hacía más que mirarla— ¡Wladimir! ¡Ella es Paula! Es como mi hermana así que ¡Ten cuidado! —guiñó el ojo a ambos.

—Hola —Wladimir dio un beso en la mano de Paula— Mucho gusto

—Mu... Mucho gusto —sonrió levemente analizándolo un poco.

—Muy bien David ¿Por dónde quieres comenzar? —preguntó Martín a su viejo amigo.

—¿Qué te parece si comenzamos por el departamento de tu vecina? Sobre todo, para no incomodarla en la noche —respondió David quien empezó a sacar su equipo fotográfico y acomodó las cámaras—¿Puedes ayudarme?

—¡Yo lo hago! —dijo Paula con una extrema curiosidad hacia a la filmadora que David sacaba de su maleta.

David aceptó y le indicó a Paula como colocar los equipos y limpiarlos para finalmente poner el ángulo necesario para las fotos y filmaciones.

Wladimir seguía cada movimiento de Paula sigilosamente. Era mucho más hermosa que hace horas y encontrarla aquí sin duda era una señal.

David probaba las cámaras y vio como la chica que estaba a su lado parecía estar familiarizada con una de ellas.

—Paula... —pronunció David— ¿Tienes idea de cómo usar estas cámaras? —formuló con un simple objetivo.

—Un poco —argumentó ella— Tengo un leve conocimiento ya que hace años ingresé a un curso de fotografía y recuerdo bastante sobre los enfoques —concluyó moviendo el lente de la cámara.

—¿Te gustaría ayudarme un poco?  —extendió su mano— Así talvez recuerdas otras cosas que te puedan servir.

—Ohh... Está bien —concluyó ella colocándose la cámara en el cuello y sigue las instrucciones de David.

Los cuatro llegaron a la casa de la vecina y comenzaron con la filmación del documental.

David iba con Martín adelante mientras que Wladimir y Paula iban detrás a una distancia considerable.

—Así que vives aquí —susurró Wladimir acercándose lentamente.

—Por el momento, sí —respondió ella plantando su mirada en él.

—Entonces ahora podré visitarte por la puerta o mejor, por el balcón —rio el chico correspondiendo la mirada intrigante que le daba la muchacha.

—Me encantaría ver como subes por el balcón 
—dijo en un tono de broma, pero con algo que aún el joven no pudo descifrar.

Wladimir iba a decir algo, pero el joven fotógrafo interrumpió cortando aquel semejante diálogo.

—¡Paula! Cuando entremos me gustaría que tomes algunas fotos, ¿Crees hacerlo? —preguntó David tocando la puerta de su frente.

En cuestión de segundos sale una señora con un poncho y gorro negros mirando fijamente a los cuatro jóvenes que se presentaron en su casa.

Ella era Mercedes Alcázar una señora mayor de 66 años que vivió aquí casi toda su vida con su madre y padre quienes murieron hace más de treinta años. Desde ahí se ha dedicado a ser costurera de tiempo completo y de en vez de cuando vende productos de belleza.

Era amiga de Olivia la nana de Martín por lo que cuidaba del chico como si fuera su propio hijo.

—¡Buenas tardes, Doña Meche! ¿Cómo está? —preguntó Martín dando un apretón de manos a su vecina.

—¡Hola Martincito! —ella lo abrazó muy fuerte— ¡Pasen, pasen! —les dio entrada a la sala—Pero preséntame a tus amigos —musitó dirigiéndose a los demás del grupo.

—¡Oh Claro! Él es David —David se presentó— Él es Wladimir —el chico de cabello alborotado hizo una veña sonriendo— Y ella es Paula —Martín miró fijamente a su amiga— Vive conmigo

—¡Oh Martincito! ¡Ya tienes novia! —la señora parecía festejar el "acontecimiento" y abrazó muy fuerte a Paula.

En ese preciso segundo el rostro de tranquilidad de Wladimir se transformó en uno de sorpresa. ¿Por qué ella pensaba que eran novios?

—¡Oh no! —expresó el joven— ¡Ella es mi hermana! —exclamó abrazando a la chica—

—¡Mucho gusto Doña Meche! —musitó Paula gentilmente.

—¡Eres muy bonita! —dijo la señora muy orgullosa— Nunca te había visto por aquí —alzó su ceja un poco incrédula de que sea hermana de su joven vecino.

—La verdad es que ella llegué recién hace varios días a la ciudad —argumentó Paula siguiendo un poco la corriente a su amigo.

—Será un placer conocerte —concluyó Meche— Muy bien Martincito comiencen con las fotos y si desean saber algo pregunten no más, así también de una vez la gente deja de hacerme preguntas sobre Manuelita y si aún tengo sus reliquias —suspiró de una forma algo cansada.

—Comprendo —musitó Martín— David ya puedes empezar.

—Perfecto... —dijo David prendiendo la filmadora— Paula puedes comenzar a tomar fotos por la sala ¿Sí?

Paula inmediatamente tomó fotos del cuadro de la señora Cañizares un cuadro hecho por Antonio Andrade en 1799.

Después tomó fotos a las paredes y a algunas remodelaciones que le han hecho a la casa. Posteriormente David y Paula fueron a las habitaciones a tomar fotos y recrear un poco la antigüedad de estas.




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