-Mama? - La llame, mientras bajaba por las escaleras, atenta si me respondía desde la cocina o la sala.
Me había levantado temprano, cambiado y lista para ir a la tienda.
Después de verificar que ya se había levantado primero sin despertarme para desayunar juntas, solo fui a la cocina a encontrar alguna nota. Y así era.
Hija, me vino a buscar tu tía Celia; si quieres, quédate en casa, ella estará ayudándome. Te quiere, mama.
PD; ¡No holgazanees pequeña! Bss (besos).
Claramente lo último fue escrito por mi tía, por lo que me dio igual, considerando el ir allá con ellas. Pero no siempre se puede tener un sábado como este, tan tranquilo.
-Gracias. - Suspire, pensando en tomar mi tiempo en desayunar, y hacer cualquier cosa.
Mi padre murió cuando yo tenía unos 8 años, al principio no sabíamos que hacer, pero al tiempo un abogado había aparecido diciendo que nos había dejado una gran suma para mantener a la familia. Al menos por un tiempo, suponía. Mi mama se empeñó en buscar un trabajo, pero nada le surgía. pasado un tiempo, invirtió en una tienda de la que ambas manejaríamos, y que luego se sumaría mi tía Celia, la hermana menor de mi padre que seguía en contacto con nosotras.
Según había escuchado de mi madre, que el matrimonia de mis padres no había sido aceptado por la familia de ambos pero que de igual manera decidieron seguir adelante y en algún momento después de mi nacimiento nos fuimos a vivir a este campo.
Uno pensaría que he vivido en total ahilamiento de la civilización, quedándome atrás de los avances tecnológicos (el Internet, las redes sociales, cobertura celular, etc., etc.…), pero no.… de hecho vivíamos bastante actualizados en todo ese campo. Con decir que, según mi madre, a causa del trabajo de mi padre y de no ir a los viajes de negocios y demás, se le ocurrió construir una antena que le diera cobertura telefónica e Internet, y así fue.
Pero, ni así me eran una gran tentación. No, lo que más me gustaba de "mi casa" era la paz y el aire limpio, que podías respirar, mayormente en las mañanas en que la naturaleza era más fuerte.
Esa mañana termine de hacer uno que otro quehacer, para terminar, durmiendo en el sofá de la sala, y ser despertada por los golpes en la ventana del frente por mi amiga, habría adivinado que sería mi día si me lo preguntaran con las típicas opciones A, B y C (A: dormir por el resto del día; B: preguntarle a Noe si quisiera salir; o C: que Noe se enterara por alguna extraña razón que no fui a trabajar y viniera a buscarme para que saliéramos.)
Antes de que mi amiga fuera a tirar la puerta con sus constantes golpeteo, me digne a abrirle, levantándome de mi apacible y cómodo lugar.
-Se puede saber qué demonios haces un sábado durmiendo? - Dijo mientras pasaba con paso firme, girando sobre sus botas y negando con su cabeza a mi atuendo mañanero de pantuflas, pantalones cortos y una remera, varios talles más grandes que yo, con la frase "pregúntame por mi poder ninja", que le pertenecía a mi padre.
-Empezamos de nuevo? creo que te salió mal, es "Hola...buenos días"- Bromee, yendo a la cocina por un café para mí y un cortado para mi amiga.
-"Buenas tardes" querrás decir, son las dos y media, y suponiendo que no fuiste a la tienda hoy significa que estas libre y dio la casualidad de que yo igual. Así que tenemos el fin de semana para nosotras. -
-Error, faltan dos minutos para las dos y media. -
-Ok, tu sarcasmo quiere decir que estas despierta. Así que saldremos. -
-Y por qué no trabajas hoy? -
-Ni idea, mantenimiento tal vez. Lo que es un alivio no tener que soportar a mi supervisora y unas cuantas perras otro día. En serio, si me entero de que mi futuro es morir en esa panadería me cortaría el cuello con la maquina corta fiambres. -
Si mi sarcasmo la divertía, a veces, el suyo era aún mejor.
-A dónde quieres ir? -
-A la Feria. -
-Que feria? - Desinteresada, ni enterada de algún evento, ni menos.
Suspiro antes de responder. -En serio, Jaz. Me sorprende que vivas bajo una roca y no tengas el interés de lo que pasa en el mundo. -
- Pero tengo la suerte de tener una amiga incondicional, que me cuente del mundo. - Riéndome para ella.
-Solo las importantes, por supuesto. – Repuso alegre.
-Por supuesto. - Repetí. Riéndonos al unísono.
El repertorio de los temas que podíamos tener de que conversar se extendía por los más divertidos, ridículos e intrigantes rumores y susodichos. Dictaminando entre verdades y falsos, tomando el tema desde su punto más gracioso y alegre, y claro, dando de nuestra opinión. Eran horas de las que arraigábamos con nuestra junta.
-Bien, tienes 5 minutos para alistarte, mientras reanimo a Doroty. - Me informo, mirando su reloj invisible y saliendo hacia su auto para comenzar su rutina de encendido.
Doroty era el nombre que le dio a su descontinuado y algo destruido auto, en honor a una antigua maestra de primaria que teníamos en aquella época que nos hacia la vida imposible.
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Editado: 24.10.2019