El Círculo De Marsias

Capítulo 2

Marsias despertó. Tenía un profundo dolor de cabeza que le impedía enfocar su visión. Con mucho esfuerzo se tocó el abdomen y gimió del dolor.

—Oh Por Dios...—susurró una voz femenina-gracias al cielo despertó—Marsias estaba un poco desorientado—no trate de hablar aún está delicado—A continuación le dio un sorbo de agua y sintió un paño húmedo en los labios

— ¿Quién eres? —quiso saber Marsias. No tenía fuerzas para abrir los ojos. Pero lo hizo solo un poco.

—Soy Rebecca Fortín—respondió ella mientras se inclinaba para pasarle el paño sobre el sudor de su frente.

— ¿Qué... me pasó?

—Responderé a todas sus preguntas pero no ahora. Tiene que descansar ¿de acuerdo? —y al decir esto cerró los ojos. <<Pero más importante... ¿Quién soy?>>

***

Marsias abrió los ojos y respiró con dificultad. << ¿Dónde...? ¿Dónde estoy?>>

Él se encontraba en una habitación femenina adornada con muchos jarrones de todo tipo. Estaba acostado en una cama doble, había dos mesas laterales y muchos cuadros artísticos colgados en la pared. De repente alguien abrió la puerta. Era una mujer.

Unos ojos esmeraldas se encontraron con los suyos. Su cabellera rojiza caía en ondas brillantes como el fuego y la piel de porcelana hacía juego con las pecas que se asomaban en sus mejillas.

— ¿Cómo se siente? —le preguntó ella mientras le colocaba una mano en su frente-afortunadamente ya no tiene calentura

—Siento que... no tengo fuerzas para levantarme—le dijo este

— ¿Creer usted que ya pueda comer algo? —Él asintió y ella se dirigió a la puerta e hizo sonar una campana—ya había pedido algo de comer por si despertaba hoy. Hace un mes y medio está usted inconsciente

Él la miró—Usted... no recuerdo nada...

—El médico dijo que se había golpeado fuertemente la cabeza. ¿No recuerda como se llama?

El cerró los ojos con fuerza y los abrió—No...

En ese momento apareció un joven con una bandeja y la colocó en la mesa lateral. Luego salió en silencio.

—No recuerdo nada... ¿usted sabe? —Marsias trató de levantarse— ¿Usted sabe quién soy yo?

—Espere señor, tranquilícese—ella lo ayudó a sentarse en la cama y le colocó una almohada en la espalda. A continuación, le colocó la bandeja en las piernas— ¿Puede comer solo? —Él trató de levantar la mano y no pudo— no se preocupe, le ayudaré—Rebecca le dio una cucharada de sopa—yo no sé quién es usted. Lo encontramos en la calle desangrándose porque le habían disparado

— ¿Qué? ¿Disparado...? Pero...

—Llevaba ropas elegantes y muy finas. Pero no pudimos averiguar nada sobre su identidad

<<Me dispararon... ¿Quién? ¿Por qué?>>

— ¿Por qué alguien me dispararía? —se preguntó

—Quizás fue un salteador de caminos, porque lo encontramos junto a un caballo. Eso quiere decir que tal vez lo asaltaron

— ¿No se ha reportado ningún desaparecido? ¿Quizás en algún diario?

Ella negó con la cabeza—He ido varias veces a la comisaría y no hay nada.

— ¿Dónde estoy?

—En Bristol.

—Entonces cabe la posibilidad que no tenga a nadie...

Ella colocó una mano en la suya—Mientras menos lo piense, será más fácil para usted recordar

Marsias la miró. No tenía ni idea de cuantas mujeres había conocido en su vida o si estaba casado, pero sin duda ella le parecía la más hermosa de todas.

— ¿Cuál es su nombre? —le preguntó él

Ella le sonrió—Mi nombre es Rebecca Fortín, pero puede decirme Becky.

—Becky no tengo palabras para agradecerle todo lo que hizo por mí, gracias por salvarme. No me bastará la vida para agradecérselo. —Ella sonrió e hizo un gesto con la mano, que no le diera importancia-le diría mi nombre, pero...—este se pasó una mano por la frente

—Hay una solución para eso—ella le retiró la bandeja vacía y la colocó en la mesa—le colocaremos uno mientras recuerda el suyo

—Está bien

—De ahora en adelante usted se llamará Erling

— ¿Le gusta ese nombre?

—Sí

— ¿Por qué?

—Así se llamaba mi padre

Marsias pudo notar la melancolía en su voz y prefirió no preguntarle qué había sucedido con este.

—Entonces es un gusto conocer a mi salvadora, soy Erling

Ella sonrió—No quiero que piense a dónde podrá ir cuando se recupere, puede quedarse aquí y ayudarme con el negocio. Hasta que recuerde su pasado

—Gracias

—De nada Erling

<<Erling>> pensó. Sólo rogaba que su pasado no fuese una pesadilla. << Y si es así, prefiero no recordar nada>>



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En el texto hay: amor puro, nobleza, prostitutas

Editado: 07.06.2020

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