Al día siguiente, Becky se encontraba arreglada con un vestido azul aguamarina de mangas largas, su cabello estaba recogido en una larga trenza. Nunca se le habían dado bien los peinados y las trenzas era lo único que sabía hacer.
Marsias había salido muy temprano en la mañana y este le dijo que los criados ya estaban en la casa haciendo sus labores matutinas; Becky salió de la habitación en busca de comida. Bajó las grandes escaleras y de pie en el centro de la estancia se encontraban Lucy y Lilian.
—Mi lady—dijo Lilian mientras le hacía una reverencia—
Déjeme hacerle algo en ese cabello
—¡Chicas! —exclamó Becky bajando las escaleras corriendo
—Se supone que una marquesa no corre—la regañó Lucy
Becky la abrasó a los dos—pero ¿Qué hacen aquí? ¿No deberían estar en el negocio?
—Renunciamos—le dijo Lilian con una sonrisa y Lucy asintió.
Becky se puso seria—¿Qué?
—Permítanos presentarnos. Soy Lucy su ama de llaves y ella es Lilian, su doncella
Becky abrió los ojos como platos—Nos gustaría que conociera a su cocinero Billy—le dijo Lilian
Becky se echó a reír—¿Todos están aquí?
—No todos—le dijo Lilian—solo algunos. Los más a llegados a ti
—Marsias nombró a Josh administrados de la casa de juego. Hoy hizo el anuncio muy temprano—le informó Lucy
—A tú esposo sí que le gusta madrugar—se quejó Lilian y Becky se echó a reír
—No es que me guste madrugar, Lilian. Es que tú te levantas muy tarde—le dijo Marsias mientras entraba a la estancia.
Este se acercó a Becky y la rodeó por la cintura—¿Todo listo?
—¿A qué te refieres amor? —le preguntó Becky
—Ya casi—respondió Lilian—las maletas están en el carruaje, me falta cambiarle el peinado y que desayune algo
—Bien
—¿De qué están hablando? —preguntó Becky—¿te vas?
—Nos vamos amor mío. A Londres
—¿A Londres? ¿Para qué?
—A ver a mi familia
—Querrás decir que tu irás a ver a tú familia. Yo no pienso salir de Bristol
—Iremos los dos amor mío
—Lucy se está cocinando una pelea conyugal-le dijo Lilian
—Nos retiramos—informó Lucy y ambas se fueron
—¿A Westhampton House? —continuó ella
—Becky tú me salvaste la vida. Westhampton querrá agradecértelo, aparte eres la marquesa. Si no me acompañas, vendrá a Bristol y esa sí que será una experiencia aterradora para ti
—¿Por qué?
—Su arrogancia es legendaria
Becky lo miró echando chispas por los ojos—Pues si se atreve a decirme algo, le contestaré. No le tengo miedo
Marsias le dio un beso en la frente—Yo sé que no amor
—No voy a ir Marsias
Una hora después, Becky se encontraba en un carruaje hermoso, peinada, de camino a conocer su familia adoptiva. Marsias le explicó todo lo referente a la temporada social: desayunos, meriendas y cenas se realizaban día a día y los aristócratas se peleaban por ser los mejores anfitriones. Le comunicó que lo más probable era que tenía que presentarse ante la reina. Eso le causó a Becky un trauma por dos minutos. Le contó que las jovencitas a los dieciocho años las presentaban en sociedad y quedaban expuestas al mercado matrimonial. La mayor de las hermanas de Marsias tenía veinticinco años y había decidido no casarse, Becky era un año mayor que ella. La menor-Y con un nombre bastante extraño, pensó-Iuola. A Becky se le dificultó pronunciarlo y Marsias arrastró la "i" junto con el "ola", "iola" había repetido Becky una y otra vez. Tenía quince años y la mayor parte del tiempo se la pasaba en Westhampton Park en Hampshire con su institutriz, esta iba ser presentada dentro de tres años.
A Becky no le intimidaba ningún aristócrata pero si le molestaba hacer el ridículo. La aristocracia tenía infinidades de normas de comportamiento que la burguesía no entendía.
Becky se acurrucó más a su esposo y él la estrecho con más fuerza.
<<Estoy dispuesta a asumir el reto... por él>> pensó. Marsias se había quedado dormido. Ellos solo viajaban en ese carruaje y Lilian hacía lo mismo en otro ya que era ahora su doncella.
***
El viaje fue muy agotador y tuvieron que hacer tres paradas para cambiar los caballos y descansar un poco en alguna posada.
Londres se asomaba en la ventana de Marsias, no pudo evitar sentirse un poco extraño volver después de no saber quien era. Cuando inició su viaje a Bristol hace varios meses se dirigía a ver al Conde de Wessex, supuso que el conde le había notificado a su hermano que no había acudido a su cita.
—¡Marsias! —exclamó su mujer—¡la torre del Big Ben! —Su mujer veía todo a través de sus brillantes ojos verdes—¿Me creerás que nunca antes había venido a Londres?