Ha habido un cambio desde hace varios días y no es como ese que cada cierto tiempo prometen los políticos, sino que este ha sido un cambio real y tangible (al menos, en los bolsillos de Jake); Mac, chico popular, estrella, bien parecido y atormentador de nerds e inadaptados, ahora se veía al servicio completo de uno de esos chicos de los cuales hacia mofa.
¿Han visto esas series donde uno de los personajes conoce el secreto humillante de otro y con tal de no revelarlo, el extorsionado actuó como su esclavo? Podría ser que Jake no tuviera tanta imaginación o creatividad como él pensaba, pero ese fue su modo de proceder en este escenario.
Muchas dirán: "Mac es un geek de closet ¿Y qué?", pero para alguien que ha hecho carrera burlándose de ellos junto con su grupo de amigos sería como si los afganos descubrieran que Osama Bil Laden comía en McDonald's, bebía Coca-Cola y escuchaba todo el día "We're An American Band" en su i-Pod.
Durante esos días, Jake hizo pasar a su esclavo (denominación para fines prácticos) por un poco de todo, incluyendo tributos en dinero y especie (léase "especie" como ir al barrio ruso para conseguir droga para fumar), y aguantar ceder su lugar en las mejores mesas, pasarle los números de las chicas que conocía y ocasionales periodos como saco de golpear para practicar su boxeo.
—¿Hay algo que quieras decirnos? —Allyson preguntó a su amigo mientras veía a Mac detrás de ellos sirviendo como botones escolar, a la hora de la salida, cargando sus libros hasta sus casilleros.
—De hecho si ¡Que adorable el clima en Hopewell High! ¿No es así? —contestó petulantemente.
— Pues...sí, pero no me refería a eso, sino... ¿Hay alguna razón por la cual Mac este cargando nuestros libros?
—Solo trata de ser amable.
— Seeee...esa no me la creo por un segundo.
—¿Cuando les he mentido, niñas? ¡No contesten que es pregunta retorica!— preguntó y rectifico Jake al ver que sus dos amigas estaban a punto de pronunciar los argumentos para desacreditar un poco su confiabilidad.
Claro, Allyson y Sarah no eran idiotas; quizás la primera neurótica como un neurocirujano con artritis y la última tan loca como un paseo por las playas de Paraguay, pero es su inteligencia, no su sanidad mental la que esta fuera de cuestión.
—¿Es por la credencial, no es así?— Allyson le murmuró discretamente a Jake.
—¿Tu qué crees?
—Creo que necesitas hallar nuevas formas de extorsionar a la gente, y que me siento ofendida, indignada y molesta y...
—...podemos usar su auto...
—...y...bueno, tal vez sea muy crítica contigo, pero... ¡Igual es indignante!
—...es un Ferrari.
—¿Un...Ferrari?— preguntó Allyson sorprendida—. Olvida lo que dije ¡Vamos y písale!
Después de demostrar tal compromiso con sus principios y objeciones morales, los tres chicos saltaron al coche de Mac y se dieron cuenta de un pequeño e ínfimo detalle que no habían considerado con anterioridad, al no haber alma alguna que les hubiera facilitado un auto antes.
—Chicas... ¿Alguna sabe conducir? —Jake preguntó después de haber tomado el asiento del conductor.
—Espera ¿No sabes tú acaso? —Allyson dijo
—Se abrir los autos, pero no conducirlos...nunca había llegado tan lejos, casi siempre solo era para robarles el estéreo.
—¡Pues a mí ni me mires! Hasta jugar carreras de video juegos me pone nerviosa...
—Caramba, esto sí que no sirvió para nada —Jake declaró decepcionado.
—Yo sé conducir... —Sarah mencionó
—¡Tú no sabes y te callas! —Allye y Jake le reprendieron antes que se le ocurriera hacer alguna locura; tenerla a pie es siempre impredecible, pero ella tras el volante de un vehículo motorizado debía ser considerado crimen contra la Humanidad.
Pero la incapacidad de habilidades (o mental, si hablamos de Sarah) no fue obstáculo para los deseos de conducir uno de los autos más bellos a los que se hayan metido (mas aun que las patrullas de policía del vecindario rico, según palabras de Jake)
Y un poco más tarde, Mac, esperando en el parque y vio a lo lejos regresar su amada posesión automotriz.
—Toma, es todo tuyo chico —le dijo Jake aventándole las llaves del auto mientras los tres salían del vehículo —, solo que tuvimos unos problemitas en el camino...
Mac atestiguó pasmado como lucía su Ferrari rayado, sin un neumático, con el cristal trasero roto y el parachoques colgando.
—¿"Problemitas"? ¿Cómo pasó...esto? —Mac preguntó horrorizado.
—Son cosas de la vida amigo, son los riesgos del camino, siempre están ahí ciertos peligros...
—¡Tardaron solo cinco minutos! ¡Como máximo pudieron darle la vuelta al vecindario!
—¡Hey, riesgos del camino son riesgos del camino!
Inclusive para sus estándares (y los de su grupo de amigos), Allyson sintió culpa de haber ido demasiado lejos en esta ocasión, después de todo, nunca se metían con quien no lo merecía, pero dañar algo de un compañero estudiante, no importa lo idiota que llegaba a ser, era algo desproporcionado.