Neutro y aparte Novio ficticio. El club, los informes. Más figuras. Todo comienza a ponerse turbio, aparece mi profesor, y tengo mascota. Novio de Iris, y luego de Pandora, y luego de Minerva. ¿Minerva es una princesa?
¿Quién iba a mencionar que haría esto? Ni yo me conozco últimamente. Tampoco que recitaría parte de un cuento de terror que había escrito muchos años atrás como parte de mi defensa contra dos brabucones mal intencionados.
Luego de los sucesos, fuimos a tomar unas bebidas colas, y cada uno para su casa. De aquí en adelante debería dar explicaciones. Y la fama que me haría Jonas por lo sucedido. ¿Qué locura?
Que interesante que todas se interesen en un punto en común como lo es leer. Si fuera creyente de las fuera creyente en las fuerzas del universo estaría a favor de la teoría de atracción en lugar y tiempo. Sin embargo es otro asunto el que nos une. Pues cada cual posee el título oficial de fracasado. Entonces es como mencionó Dos Santos. El club siempre estuvo allí para nosotros.
Debo concentrarme en nuestro fracasado del puesto de periódicos. Pensaba en la posibilidad de Minerva, aunque ella resolvió que me encargara por mi capacidad de discernir los gestos y actuaciones cognitivas para formular preguntas y obtener respuestas satisfactorias.
- Eres el indicado Gaspar. Yo continuaré con el bibliotecario.
- ¿Segura?
Y en efecto ella pudo obtener un pase a su mundo gracias a mi. Resta ayudar a Pandora e Iris. Ahora Octavio deberá si le interesa. Y en caso contrario debemos romper la farsa para que ella establezca una nueva relación.
El caso de Pandora es más intricado. Marín es la pareja oficial de Alan, y éste solo ve a Pandora como yo veo a un viejo perro que tuve. Algo agradable y divertido.
¿Es intricado el amor? Supongo. A mí me ha dejado un sabor amargo, cuando apenas pude saber de qué se trataba.
Sería fantástico que todo fuera como uno quisiera.
En la calle Pandora se dirige a su encuentro con Edgardo. Ambos congeniaron realizar la búsqueda de algún espécimen que pudiera serle útil para sus labores del club.
Ella venia vestida con unos jeans color crema y una chaqueta sport. Camisa blanca. Su peinado estaba formulado como siempre a la moda antigua de principio de los sesenta. Faltaba tiempo para su encuentro y se detuvo cerca de un negocio particular. Una sala de música. Un recuerdo de niñez la llevó al instante preciso cuando participó en un casting de cantantes juveniles. Era un prodigio con una voz angelical de jazz – pop – rock o soul. La damita del todo. Luego se fueron borrando aquellos sonidos con el ápice destellante del olvido. Ladeó la cabeza para regresar al mundo. Es mejor así se dijo.
- Hola! – Saluda a lo lejos Edgardo con cierta felicidad de tener a su interés amoroso. Una dama con rostro de seriedad como un hormigón del precámbrico. Suele sonreír dicen las leyendas. Si me oyera, sería mi fin. Pero como teatro manifiesta una dulzura a fragancia chocolate.
- Bien. Tengo algunas ideas sobre cómo encontrar fracasados.
- ¿En serio? – Se pregunta Edgardo – Eso facilita el trabajo
- Precisamente loa rasgos característicos de un fracasado son tan normales que no hay nadie que no los posea. Observa allá ese hombre paseando su perro.