El club de los raros

Capítulo XXVI - Dormir

 

 

La escena que observo es deprimente. Deja Aarón a un lado la botella y me mira, me acerco con cuidado. Me analiza con la mirada. Estoy en pijama con un buso enorme, pues hace frío. Voltea a ver el punto fijo que estaba observando y me acomodó en una silla cerca a él.

 

—¿Qué haces aquí?— Pregunto. Le da un calada al cigarrillo, con una calma escalofriante.

 

—¿Acaso te importa?— Suelta todo el humo.

 

—Solo un ignorante responde a una pregunta, con otra pregunta...— Observo la botella, aparentemente es Whisky. 

 

—Es que haces preguntas muy estupidas... Es obvio que fumo y estoy aquí porque no puedo hacerlo en la casa...

 

—Lo se... Pero siempre hay una razón, así que te escucho... Antes de todo te diré que no me iré hasta que tú lo hagas, no me importa quedarme aquí toda la noche...

 

—Primero... ¿No deberías estar durmiendo?— Puedo bajarlo a patadas, pero sería contraproducente. 

 

—No puedo dormir, el insomnio no me deja...

 

—Pues ya somos dos... Mi novia está enojada y se acostó con mi mejor amigo... —Sirve de la botella en un vaso.— Es una per...

 

—¿Por qué lo hizo?— Pregunto antes que la insulte.— ¿Tiene que ver con que estés aquí matandote lentamente?

 

—Tuve un desliz con la niñera de Amber... Es que Valeria y yo estábamos peleando. No tomé las cosas bien y me acosté con Camile, la niñera. Prácticamente me obligó...

 

—Estás en la inmunda y si no es así, llegando allá... ¿Con la niñera?— Pregunto sorprendida. —Hay algo que se llama dignidad y si no la posees, por lo menos deberías respetar a tu novia...

 

—Fue culpa de Camile, me acosa...

 

—Deberías decirle a tus padres...

 

—¿Cómo?— Se ve molesto.— Si nunca están o ¿Los ves?— Se desquita conmigo.

 

—Hay algo que se llama teléfono, si quieres te enseño a utilizarlo. ¿Sabes?— Me mira.— Creo que no quieres decirle, si no, buscarias la forma de hacerlo... Hasta les podrías enviar un telegrama...

 

—Me hacen falta y...

 

—¿Piensas que eres el único?— Mi molestia no se puede ocultar más. —Tu hermanita, te necesita... Eres el que la puede ayudar en estos momentos. Se siente miserable y tú actitud no ayuda mucho que digamos...

 

—¡¿Y QUÉ QUIERES QUE HAGA?!— Grita.—Cuando yo estaba así, nadie me ayudó...— Hace un exagerado énfasis en "Nadie".

 

—¡QUE NO LO HAYAN HECHO,  NO SIGNIFICA QUE NO PUEDAS HACERLO!— Si él grita yo también.— Tú mismo conoces ese dolor... ¿Quieres que se convierta en una persona como tú?... Porque no eres un buen ejemplo...

 

—No sé que hacer, ¿está bien?... No sé...— Esta vez, en lugar de ira, noto miedo.

 

—Basta con que le hables, el resto solo fluirá. Yo no planeo nada y miranos...— Intenta tomar la botella, pero yo lo hago primero.— No seguirás bebiendo...

 

—No lo puedes evitar...— Me reta.

 

—Mala idea...— La arrojo fuerte contra el piso y solo se oye como queda reducida a fragmentos. —¿Qué decías?— Me siento orgullosa. 

 

—¡Estás loca!— Se para de la silla y observa el piso.— ¿Solo dime qué hago para que me dejes en paz?— Suplica.

 

—Primero jugarás con Amber, mínimo una vez a la semana. Cuando la veas triste, le preguntarás y harás lo necesario para que sonría... A mi me faltaron esas sonrisas... Y por último, la trataras bien y la defenderas, sin obsesionarte...

 

—Ok, solo vete...

 

—Es cigarro te matará...— No me muevo, no lo veo muy convencido.

 

—¿Y qué?... Todos vamos a morir...

 

—Sí, tienes razón. Pero es mejor morir de una vez y no tener una agonía insufrible... El cáncer es real y mata...

 

—¿Y a tí qué te importa?— Pregunta desafiante. 

 

—Una amiga murió de cáncer... De leucemia. Fue muy difícil verla pasar por eso...— Se mueve incómodo en su silla y agacha la cabeza.— Su nombre era Mía, tenía diez y yo ocho. En una ocasión pidió hablar conmigo, me dijo que no le dijera mentiras y yo acepté. Me preguntó "¿Estaré bien?". Lo dude unos segundos, yo no era alguien para robarle la esperanza, pero quería la verdad...

 

—¿Y qué le dijiste?— Apaga el cigarrillo y se centra en mi relato.

 

—Le dije: "Es posible, no sabremos si no lo intentamos. No importa si no lo logras, morirás feliz, sabiendo que luchaste hasta el último momento".— Agacha la cabeza.— Dos días después murió... Le faltó mucho por vivir...

 

—Lo siento mucho...— Sale con evidente esfuerzo de su boca.— No tenía idea...

 

—Nadie conoce la razón por la cual sufren los demás. Evita lastimar a las personas, supongo que tienen suficiente con sus vidas...

 

—¿Y tus padres?— Ahora se ve más calmado. 

 

—Estoy domando a la bestia...— Susurro y me alcanza a oír. Me mira mal y lo ignoro. —Ellos están con los tuyos, después de que llegue ¿Camile?— Asiente.— Bueno, ella. Volveré a la soledad de mi casa...

 

—¿Tienes hermanos?

 

—No, hasta el momento soy hija única. Deberías sentirte afortunado por tener siempre alguien con quien contar...

 

—Yo adoro a Amber, pero no sé como acercarme a ella... No soy bueno, aparentemente, con las chicas...

 

—Ahí está el problema, no es una chica, es tú hermana.— Lo señalo.— Es más fácil así, si se molesta. Te perdonará, porque tienen un pacto secreto que los une...

 

—¿Por qué intentas ayudarme? Fui una horrible persona contigo...— Es bueno que reconozca sus errores.

 

—No lo sé, mi pasión es entrometerme en la vida de los demás. Y hoy tuve suerte porque te encontré aquí...

 

—¿Por qué dices eso?— Se acomoda en la silla junto mí.



#7332 en Joven Adulto
#20328 en Otros
#3045 en Humor

En el texto hay: diversion, locuras, raros

Editado: 21.06.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.