HADES ÖZDEMIR PRIDE
Mierda.
Era la segunda vez que estaba por quedarme dormido en medio del Congreso, Egan cada tanto golpeaba mi brazo sutilmente divertido por la situación hasta que su prometida una rubia muy bonita fue a traerme un café, al parecer a mi mejor amigo no le molestaba que la rubia hiciera aquello. Al final su matrimonio era por conveniencia, hacían fingir a sus verdaderos novios para poder pasar tiempo juntos en pareja.
—¿Con quién me engañaste anoche? —soltó Egan divertido porque sabía que odiaba que jugará así conmigo.
—La castaña de la foto ¿por?.
El rostro de Egan cambio a uno serio y busco entre los asientos de arriba a Cassidy, se la veía con sueño al igual que yo.
—Alejate de ella.
—¿Porqué? Dame una puta razón y haré como si no existiera en este mundo —dije molesto por el atrevimiento, la había visto con Caos pero lo deje pasar y no pregunte nada al castaño.
—Es complicado.
—Complicado y una mierda, ella me gusta —gruñi molesto por su corta repuesta, por primera vez confesaba algo tan serio como esto.
—Dime que he escuchado bien —hablo sorprendido sin poder creer lo que salió de mi boca y volvió a mirar hacia arriba— Se ha ganado mi admiración la castaña, cuida mucho a la chica.
—Lo haré, pero temo quemarla hacerla arder en el infierno, con eso no solo me refiero al mio sino a todo lo que me rodea y no ser el caballero de armadura dorada que ella busca —dije pasando mis manos por mi rostro en señal de cansancio— ¿De dónde la conoces tú?
Egan se removio incómodo en su asiento y no pudo responder ya que mi abuelo pidió que lo acompañara a la oficina del administrador del hotel.
—Esta noche queremos conocer a tu novia y en lo posible que se comprometan.
Las ganas de dormir se esfuman apenas escucho el pedido de mi abuelo con su voz firme y llena autoritaria.
—Abuelo, estas loco, mi novia y yo llevamos apenas unos meses.
—Entonces sólo presenta a la chica, esta noche —mira mi rostro buscando un ápice de mentira, pero aprendí con el tiempo a fingir verdad delante de todos aun cuanso las cosas se estuvieran cayendo— Estarán algunos familiares en la cena de gala por el cierre del ciclo de conferencias y el Congreso.
—Estaremos lo necesario con ustedes, no quiero agobiarla.
El abuelo asiente sin decir mas y sale de la pequeña oficina dejando mi cabeza hecha un lío.
¿Ahora que hago?
Salgo de la oficina y como si el destino este a nuestro favor volvemos a chocar pero esta vez no dejo que caiga al suelo.
—Señorita debe tener más cuidado —mumuro escondiendo mi rostro en su cuello, soltando un suspiro. Huele demasiado bien.
—Hades… —susurra suave y puedo decir que está mordiendo su labio, mis brazos agarran su cintura y la apreto más contra mi— Déjame ir al baño.
—Que mala escusa Señorita Moore, cada habitación tiene baño —mumure sobre su cuello dejando un beso y la solté de mi agarre a lo que ella retrocedió dos pasos.
—Bueno… Yo… Uhmm… —podía notar su nerviosismo y eso me animo a hacer real lo que tenía ahora en mente.
—¿Tu qué? —volví a rodearla con mis abrazos haciendo que el espacio entre nuestros cuerpos sea nulo.
—Be... bésame —susurro tan bajo que si no estuviésemos tan pegados no habría escuchado el pedido de sus labios, acerqué mi rostro al suyo rozando nuestros labios, Cassidy estaba impaciente al parecer deseaba tanto esto como yo así que el rose se convirtió en un beso lleno de deseo. Nuestros labios encajaban a la perfección, mordi y acaricie con mi lengua su labio inferior, mis manos que estaban en sus cintura fueron hasta su trasero apegando su cuerpo al mío y sienta lo que causa en mi.
—Hades... —dijo en medio del beso con la respiración agitada, sus manos estaban en mi nuca jalando mi cabello.
—Así quiero que digas mi nombre cuando te haga mía —susurro en su cuello y beso el lóbulo de su oreja— Iremos a comprar tu vestido para esta noche y no hay escusas.
Comenté sin dejarla responder, ya que uni una vez más nuestros labios en un beso lleno de promesas para esta noche y la saque de allí bajo las atentas miradas de muchas personas en la recepción del hotel.
Llegamos al centro comercial hace un par de horas y ese mismo tiempo estabamos buscando el vestido perfecto para ella, hasta ahora ninguno me convencía y con mi poca paciencia para las compras ya hubiese desistido pero valía la pena por ella.
Cada maldito minuto a lado de las mujeres que no dejaban de sorprenderse de ver al Señor Özdemir en una tienda femenina y con una mujer.
—Ya tengo el vestido perfecto, gracias.
🔥🔥🔥🔥🔥
El color del vestido es plata, fue lo único que logre sacarle, así que decidí por un traje de color azul oxford, me encontraba termiando de abotonar las mangas de la camisa negra que llevaba puesta frente al espejo.
—Señor, su auto lo espera.
—Gracias Zeinep, bajo en quince minutos.