El Congreso

Capítulo 2




Hades Özdemir Pride



5:00am.

La hora en la que siempre despierto para ejercitarme un poco y luego alistarme para ir al trabajo.

Hace unos 15 minutos que acabo de hacer mi rutina, que consiste en correr unas 4 manzanas hasta llegar al parque ahí hago unas sentadillas, lagartijas, abdominales y al terminar vuelvo a casa.

Ahora me encuentro con una toalla en mis caderas, después de un baño relajante me dirijo hasta la habitación donde se encuentra mi ropa tanto los trajes como la ropa casual, decido una camisa blanca, casi la mayoría de mis camisas lo son, un blazer color crema y unos pantalones casi de mismo tono, me colocó unos boxer negros y luego sigo con lo que ya tenía acomodado la camisa y el pantalon.

Voy al centro de la habitación y miro las corbatas que se encuentran allí al igual que relojes, me decido por una corbata de color vino y un reloj de color dorado miro la hora y veo que tengo 40 minutos que me resultan muy pocos para desayunar y llegar a la empresa.

-Señor su desayuno está listo -escucho que hablan desde mi habitación, salgo descalzo y la observó está ahí sosteniendo unos zapatos de color café que irán muy bien con él traje que llevo.

-Gracias Zeinep -sonríe entregandome los zapatos y puedo notar las arrugas que lleva por los años de experiencia, cansancio y sabiduría- en un momento estoy allá.

Asiente y sale de la habitación dejándome sólo.

Obvio, con quien más lo hará. 

Niego y me colocó los calcetines al igual que los zapatos, termino de abotonar las mangas de la camisa y bajo las escaleras hasta la cocina, allí está mi desayuno que consta de un jugo banana, tostadas y frutas picadas con yogurt, como todo bajo la atenta mirada de Caro. Estos días no he comido bien y tuve una descompensación, motivo por el cual ella vigila que ingiera todo.

-Nos vemos en la cena -digo limpiando mis labios con la servilleta y me levanto- si quieres puedes irte a casa, disfruta con tus nietos y si quieres puedes traerlos, pero sabes las reglas.

Asiente y me acerco a ella dejando un beso en su mejilla como cuando era un crío se siente raro, hace mucho que no lo hacía. Salgo de la casa y voy hasta el Mercedes-Benz deportivo último modelo color negro subo y me dirijo hasta la empresa en un semáforo miro la hora y faltan diez minutos para las siete, vuelvo a conducir y llegó al edificio siete en punto como siempre. Voy al ascensor y subo hasta mi oficina puedo ver que todavía no hay mucha gente ya que el horario de entrada es a las ocho.

Hace una hora y media llevo viendo unos papeles y un proyecto que se hará dentro de un mes, en eso tocan la puerta y digo un ¡Pase! sin despegar la mirada del computador.

-Buenos días Señor Özdemir -habla mi secretaria yo sólo asiento dándole a entender que me diga mi itinerario- Hoy tendrá un reunión para terminar de definir algunos puntos sobre la conferencia y el congreso, será dentro de una hora su abuelo estará allí -asiento y la miro-.

-¿Sabe usted si el llegará antes?.

-No Señor, pero me comunicare con él -asiento y acomodo los papeles- al medio día tiene un almuerzo con unos socios de Nueva York, a las tres estará aquí la señorita Azadyan y a las seis el señor Drago vendrá para cotillear con usted.

La miro serio y enarcando una ceja.

-Él pidió que le dijera así el recado señor.

-Esta bien puedes retirarte, me avisas cuando mi abuelo llegue.

Sale del despacho después de entregarme unos papeles, diciendo que son los archivos de los estudiantes que vendrán a la conferencia, los dejo a un lado ya que no son muy importantes y se que las universidades de cada país escogieron a los mejores.

Termino de revisar los documentos de hace unos minutos, mientras alistó los documentos para la junta que sera en media hora. Alguien entra a mi despacho sin tocar o avisarán su ingreso, y el único ser humano que que hace eso es por que huye de la bruja como él lo dice.

-¡Tío! ¡tío! La bruja -mi pequeño sobrino se acerca hasta donde estoy y se esconde detrás de la gran silla-. Porfavor no le digas que estoy aquí.

Súplica y sonrío en complicidad, mi prima entra molesta junto a una pequeña de la edad de Emir la cual está llorando, si esa es la bruja para él. Sonrío reprimiendo una risa y las observo.

-Hades "Inframundo" Özdemir Pride. Donde. Esta. Mi. Hijo. -mierda soy joven para morir, cuando ella me llama así es que muero o morimos mi cómplice y yo.

-¿Mi sobrino?, ¿acaso está por aquí? -trato de sonar casual y siento como este se esconde bajo el escritorio y pisa mi pie. Trago saliva.

-Seguro señor paso por desapercibido todo, puedo revisar ¿verdad?, no tienes problema digo, no. -sonríe apoyando sus manos en el escritorio y como si la suerte estuviera de mi lado entra mi abuelo.

-Buenos días niños. -dice llegando hasta donde nosotros mientras arrugo la nariz y este ríe al verme-. No puedo creer que sigas encubriendo a Emir, pequeño sal ya de abajo.

Hay no, todo menos eso abuelo, pienso mientras paso mis manos por mi rostro. Cualquiera que me viera diría que soy un cobarde y no el hombre imponente e hijo de puta que todos creen y ven.


Por gracia y obra de que las juntas tienen que ser puntuales entra la secretaria.

-Señores Özdemir, ya están todos en la sala de juntas y sólo se necesita de su presencia. -dice esta mirando a a nuestra dirección, yo asiento y me levanto de mi silla junto con unos documentos.

-Gracias señorita Yilmaz. Abuelo vamos, prima tu y la pequeña también. -sonrío tomando el brazo de está que me mira molesta.

Sale junto con nosotros y se va molesta con la pequeña hasta recursos humanos donde deja a la niña y vuelve para estar en la junta.

Duro alrededor de dos horas, donde al fin llegamos a un acuerdo que nos favorece a todos. Los países son ocho y por cada país son diez estudiantes, se quedarán en nuestro hotel, el hospedaje será financiado por dos empresas y las tres demás se encargan de las conferencias.

El Congreso está a cargo de mi abuelo y en parte mía. La abuela espera que consiga a la chica de perfecta, ¿quieren saber por que me entregaron ese informe está mañana?, simple ahí están muchas candidatas y el día del Congreso sabrán quién es mi Perséfone.








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