Segunda parte: El Explorador Negro
—Odio a mi padre. Siempre elige a mi hermano antes que a mi—dice un pequeño Lucas quien esta en la proa de un barco mirando el atardecer — si algún día tengo la oportunidad haré lo que sea necesario para que mi padre vea que soy mejor que mi hermano y así me elegirá a mi.
Algunos años después.
—Lucas nuestro padre está vivo lo siento en mi corazón. Quiero ir a buscarlo pero no quiero hacerlo solo. Quiero que vengas conmigo. Con tu inteligencia se que podremos llegar a donde nadie a llegado jamás— le dice entusiasmado Alex su hermano mayor.
—¿Sí nos vamos los dos quien estará al frente de los siete?—pregunta Lucas.
—Lucas tu haz hecho un buen trabajo desde que nuestro padre se fue creo que ya le puedes ceder tu puesto a Evelin ella tiene un gran corazón y sabrá como dirigir este nuevo mundo— dice Alex creyendo que su hermano tiene pensamientos iguales a los de él.
—¿Cuándo sale tu expedición?—pregunta Lucas
—Dentro de tres días—responde muy ansioso Alex quien cree que convenció a su hermano.
—Dentro de dos días te doy mi respuesta.
Luego de esa respuesta Alex se fue feliz a su casa pues pensó:
—"Si mi hermano va conmigo de seguro podremos entrar al continente número trece".
Mientras tanto su hermano se quedó solo en su oficina diciéndose a si mismo:
—¿Quién se cree Alex que es? Decirme a mi que deje todo en mano de una loca friki que quiere la paz en todo el Nuevo Mundo. Tanto que le costó a mi padre poner orden aquí para que de la nada yo habrá el muro y deje entrar a todos esos impuros del Antiguo Mundo. Por supuesto que no iré a esa estúpida expedición que acabara con su vida— en ese momento se quedó pensando y sonrió— si mi hermano muere ¿Quién podrá decirme que hacer? Nadie tendrá los pantalones para hacerme frente seré el amo y señor de este mundo—comenzó a reír tan descontroladamente que parecía alguien enfermo de los nervios.
El día de la expedición Lucas fingió estar enfermo para no irse con su hermano. A la hora exacta de la expedición se quedó en su oficina encerrado hasta que unos minutos después uno de sus guardias tocó su puerta, él rápidamente la abrió:
—¿Qué sucedió?—preguntó preocupado
—Señor al barco de su hermano le paso como a los demás. No lo logró. Lo siento Señor— le dice su guardia agachando la cabeza.
Al escuchar esto el corazón de Lucas se conmovió. A pesar de sus pensamientos días antes, el amaba a su hermano. Dos lágrimas corrieron por su mejillas.
Tres días después en la Playa de los Mártires. De lejos veía como el mar devolvía el barco de su hermano junto a su tripulación y entre ellos su hermano. Esta vez no se conmovió simplemente dió la espalda y se marchó.
Había obtenido lo que quería ya nadie podía hacerle frente. Sin embargo el triunfo no le sabía tan bien.
Desde ese día nadie le hacía frente y el que intentaba ir en su contra era rápidamente controlado de diversas maneras poco convencionales de las que nadie tenía idea.
Cuando Noah lo engaño se molestó mucho pues vió en él ese espíritu que tenía su hermano y su padre.
Lucas sabía que si Noah continuaba vivo corría peligro su poder en el Nuevo Mundo.
En el presente...
Los dos estaban bien atemorizados y no sabían qué decir o hacer. La bestia los miraba y abría su boca bien grande de la cual salía un fuerte rugido que los hacía ponerse las manos en los oídos.
Unos segundo después se olló un sonido de un cuerno. La bestia espantosa al escucharlo dejó de mirar hacia la cueva y se marchó en dirección contraria al sonido.
A ellos le pareció extraño lo que había sucedido. Cuando Noah se convenció de que la bestia se había ido le dijo a Anyela:
—Vamos avancemos que ya se fue.
Anyela un poco temerosa le preguntó:
—¿Cómo sabes que se fue?
Noah tomó la iniciativa y fue el primero en salir de la cueva luego cuando ella estuvo segura de que no había peligro. Salió en pos de él.
En la mente de Noah había algo atormentandolo:
—"¿De dónde habrá venido ese sonido? ¿Por qué la bestia se fue al escucharlo?"
Caminaron durante una hora en donde no se encontraron con ningún otro animal peligroso hasta que:
—Detente.
—Anyela vamos ¿que pasa ahora?— le reprocha Noah.
Anyela quieta como si fuera una estatua le señala hacia el frente. Noah mira y también se queda quieto.
Delante ellos a unos 10 metros estaba parado un Tiranosaurio Rex. No lo habían visto de lejos debido a la densa niebla del bosque.
Después de unos segundos quietos y pensando en cómo salir de allí. Llegó un hombre y se paró frente al Tiranosaurio Rex. Le dijo unas palabras en un idioma que Noah y Anyela no conocían y el Tiranosaurio Rex gruñió bien fuerte alejandose del lugar.
Noah y Anyela se quedaron perplejos al ver esto. El hombre misterioso sabía que ellos estaban allí pues luego de que el Tiranosaurio Rex se alejó bien lejos les dijo en el idioma de ellos:
—Ya pueden salir vengan que los quiero conocer.
En ese mismo momento en el piso más alto de la torre de los siete, Lucas el número siete está reunido con dos de sus guardias:
—Mis guardaespaldas fallaron y perdieron el rastro de Noah. Necesito que ustedes me lo traigan vivo o muerto. Si ustedes me lo traen vivo los pondré a cada uno en la mesa de los siete. Si lo traen muerto les daré a cada uno 500 Rafit y la oportunidad de vivir donde quieran en este mundo.
Los dos guardias eran gemelos con la peculiaridad de uno ser de piel blanca y otro de piel morena pero los dos eran idénticos en cuanto a rasgos faciales.
Al escuchar las palabras del número siete sonrieron y respondieron al unísono:
—Lo que usted a dicho así se hará señor...