Sara sentía como el agua la envolvía por completo, de alguna manera aquel portal no solo permitía el paso de su ser físico hacia el templo también la llenaba de una sensación que su sangre reconocía como familiar, nacía en sus sentimientos volviéndolos intensos hasta llevarlos al límite de su expresión al igual que sus emociones, todo ello en apenas un instante.
La luz que acompaño su salida era cegadora, pasaron de un día nublado a un ambiente lleno de luz y misticismos.
‒Te acostumbrarás poco a poco‒ dijo la voz de aquel joven que guiaba a los demás cazadores ‒al parecer es la primera vez que cruzas el portal de Elpis lo que sentiste son los efectos purificadores tu ser y que nos sana si estamos heridos‒
Sara logró aclarar la vista con el paso de los segundos, las formas se volvían concretas, los sonidos claros y su respiración tomaba fuerza.
Raquel en cambio, tocio con fuerza como si se hubiese ahogado hacía apenas unos segundos.
‒Tranquila trata de respirar profundamente‒ dijo el joven acercándose a ella ‒el poder de las runas del portal de Elpis pueden ser un poco fuertes para sus cuerpos en especial si es la primera vez que lo haces, acabas de experimentar de golpe el impacto de tus emociones, todo ello puede asfixiarte, pero créeme que lo has hecho muy bien‒ aquello último no necesito de una expresión para expresar la alegría en sus palabras.
Raquel sentía como cada fibra de su ser era llevado al límite en lo que dura un parpadeo, sintió como la ira recorría su cuerpo, la envidia nacía en su ser, la gula le carcomía desde dentro al igual que un millar de emociones y sentimientos de golpe.
Sara se levantó con dificultad mientras su cuerpo volvía a ser suyo en cada sensación, cuando su vista se aclaró vio frente a ella varias construcciones antiguas, un recinto rectangular rodeado de columnas cubierto por un tejado a dos aguas como Templo central.
‒Bienvenida al Templo de los cazadores, construida en honor a la Diosa Elpis la personificación de la esperanza y maestra de todos‒ dijo el joven mientras se quitaba la máscara.
Las construcciones eran una magnificencia a la arquitectura antigua los Témenos construidos a modo de una ciudad uno cerca del otro junto a edificaciones hechas de piedra caliza, mármol y madera usado de soporte y de techo, la decoración le daba un toque antiguo, varias casas se discurrían a sus alrededores, era como una ciudad dentro de una bóveda de piedra, sobre lo alto relucían un millar de runas de un tamaño descomunal, la energía en ellas se desbordaba sobre el lugar llenándote seguridad y fuerza con su poder.
Había varias personas a sus alrededores con todo tipo de vestimenta y estilos, gente de todas las edades en su mayoría jóvenes.
‒¡Géminis!‒ dijo Sebastian preocupado, estaba arrodillado junto al cuerpo inmóvil de su amigo ‒Amigo mío ¿Qué tienes?‒ sonaba desconcertado ‒Juro que si te mueres te traigo de donde estés y te mato yo mismo‒ dijo antes de apoyarse bruscamente sobre su mano para detener su caída contra el piso, esforzándose para no perder el conocimiento.
‒Lo sabía‒ dijo el joven mirando con severidad a Géminis y Sebastian ‒Llévenlos de inmediato y encárguense de los efectos del portal‒ ordeno a varios cazadores ‒el portal está construido para que solo los cazadores lo usemos, si no hubieran traído los grilletes habrían muerto apenas lo hubiesen cruzado, en el caso de los seres humanos la purificación amplia al límite sus emociones y sensaciones por eso tu amiga parece cansada, pero ella estará bien‒
‒¡Ni se atrevan a tocarlo!‒ dijo Sebastian intentando levantarse para defender a su amigo inconsciente, los efectos del portal de Elpis fueron caóticos en su ser, pero ‘¿Hasta qué punto?.
‒Géminis‒ dijo Sara tratando de ir con ellos a ayudarlos, no logro dar un par de pasos cuando fue detenida por un par de cazadores ‒Suéltenme‒ exigió mientras trataba de extender sus manos para soltarse de los grilletes que la aprisionaban, la runa sobre ellas fulgió de un rojo intenso todos estaban confiados de que no lograría nada que no fuese lastimarse así misma ante la resistencia, uno de ellos noto que la runa sobre los grilletes empezaba a brillar con intensidad, se podía escuchar el crujir de las cadenas como si estuvieran bajo una gran presión a punto de romperse, la misma fuerza la sintieron los cazadores que la sujetaban por el brazo.
‒Déjenla‒ ordeno el jefe tratando de evitar algo que llamase la atención ‒avisen a Kaus de lo sucedido‒ ordeno a uno de los jóvenes cazadores.
‒Géminis, amigo mío‒ dijo Sebastian con más insistencia ‒¡Despierta!‒ acompaño sus súplicas con varios golpes en la mejilla.
Sara se arrodilló junto al cuerpo de Géminis quien permanecía inerte sobre el piso, no reaccionaba y ella no podía sentirlo de ninguna forma.
Géminis yacía inconsciente sobre el piso, respiraba con dificultad mientras su ser luchaba por sobrevivir.
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Editado: 05.12.2021