El Contrato de las Almas

*

Andrés arrastraba a Sara quien trataba de soltarse del agarre de su mano, le había golpeado y hasta enterrado las uñas en su piel pero nada surtía efecto, las heridas causadas se desvanecían al cabo de pocos segundos, volviendo a la tonalidad rojiza y humeante.

–¡A donde me llevas! –  grito, Sara sentía en Andrés una mezcla de sentimientos caóticos siendo la ira y la lujuria los que resaltaban entre todos.

Andrés no respondió tenía una sonrisa de haber cumplido con sus órdenes y satisfecho con lo que pasaría después.

–¡Mis padres donde están! – grito Sara mientras trataba de clavar los pies en el piso en el intento de frenar su paso.

–Están bien– dijo Andrés sin desviar su mirada del pasillo

Sara grito en un intento para que las personas que dormían en las habitaciones despertaran y la ayudaran pateo varias mesas, lanzo los botes de basura, pero nadie apareció en su ayuda, vio al interior de las habitaciones, todos seguían dormidos.

Bajaron a la morgue por el ascensor, cruzaron los congeladores donde yacían los cuerpos, Sara temió lo peor, el miedo había agotado sus energías, las ideas desbordaron en su imaginación, intranquila y asustada por compartir el mismo destino que los cadáveres que descansaban ahí.

Llegaron al tope de una pared, Andrés lanzo el estante que se apoyaba en él, arrastro su dedo a la superficie de la pared, varias líneas de un rojo brillante se marcaban al paso de su dedo, rezaba algo en voz baja mientras dibujada las runas.

Varias runas ordenadas de manera vertical llenaban un pequeño espacio, cuando termino coloco la mano a un lado de ellas.

Un crujido acompañado de una grieta se abría paso en medio de las runas, la pared se empezaba a cuartear con una línea desde el centro que se alargaba hasta tocar el techo y el piso. Cuando había dividido la pared en dos esta se abrió despacio dejando ver en su interior un pasillo largo iluminado con lamparas que colgaban del techo.

Andrés cargo a Sara en su hombro, cruzando el hueco de la pared, esta se cerró cuando ambos cruzaron por completo en su interior dejando atrás una pared de roca sólida sin ninguna imperfección o grieta en su superficie.

Había varias habitaciones a lo largo del corredor iluminadas con la tenue luz de las fluorescentes algunas se habían apagado, otras parpadeaban intermitentemente, Sara podía ver que algunas de las habitaciones parecían salas de operaciones, otra tenía varias camas con cuerpos cubiertos por una manta.

Se detuvieron en una de las habitaciones, había una pequeña lampara en una de sus paredes de una luz escasa apenas apta para poder ver algo en su interior.

–Tendrás que esperarme, aun necesito acabar algo más–  dijo Andrés soltando a Sara dentro de la habitación

Sara cayo sentada, miro a su alrededor, la habitación tenía cadenas que colgaban de sus paredes, trozos de sustancias extrañas apiladas en las esquinas que proferían un olor nauseabundo.

–¿Por qué lo hace? – lloro Sara

–¡Porque eres mía!–

Sara se levantó, iba a empujar a Andrés para salir de ese lugar sea como sea, pero su acto fue en vano, Él la detuvo sujetándola del cuello levantándola unos centímetros del suelo. Sara sentía la presión en su cuello, al igual que la tensión en su cuerpo a causa de la mano que la levantaba del suelo, Andrés tomo unas cadenas sueltas aprisionando con los grilletes las muñecas de Sara.

–No quiero que te hagas daño, el Doc. te quiere sana. Pero no te preocupes después de él serás mía– repitió con una sonrisa soltándola frente a él –Sería una pena– recorrió con su mano la camisa de Sara rozando con sus dedos su pecho y bajando hasta su ombligo.

Sara lanzo una patada con tal fuerza que sintió que su pierna se rompería si lo volvía hacer.

–¿Por qué no puedes entenderlo? ¡Tú eres mía! – dijo Andrés sujetando la barbilla de Sara.



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En el texto hay: misterio, sobrenarutal, criaturas oscuras

Editado: 19.11.2022

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