El Contrato de las Almas

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–Estamos cerca cruzamos un pequeño río y estaremos a salvo– señalo el padre 

Una risa resonó por el bosque. –¿creen que pueden alejarla de mí? – el movimiento de unas sombras al igual que varias ramas se movieron alrededor de ellos –ella es mía – esas palabras sonaron por todas partes, haciendo imposible ubicar su posición.

Varios árboles cayeron a unos metros a su alrededor, formaban una pequeña cerca difícil de cruzar. Una figura saltaba de un lado a otro y cada vez que se detenía, un árbol caía.

–Son ellos– dijo Géminis ayudando a la madre a recostar a Raquel en el piso 

–¡Entréguemela!– grito Andrés 

La madre empuño su espada, mientras se acercaba al padre, dispuestos a protegerla.

–¡Ahora! – dijo Andrés apareciendo de la nada detrás de Géminis, tomo a Sebastian lanzándolo lejos hasta estrellar su cuerpo contra un árbol.

–Mátalos y déjame a la chica– ordenó a Gula que saltaba en medio de ellos, su cuerpo provoco un leve temblor levantando tierra en su caída.

Gula cayó enfrente de los padres, su enorme cuerpo había provocado un pequeño hueco como si de algo masivo se hubiese estrellado.

La madre se colocó al frente del padre apuntando el filo de la espada hacia Gula.

–Si la tocas te mato – dijo Géminis empuñando su espada con la intención de acompañar a los padres en la lucha con Gula. Antes de que pudiera hacer un solo movimiento vio el filo de unas espadas lado a lado de su cuello un movimiento en falso y sería decapitado.

Gula se lanzó sobre los padres que lo esquivaron a centímetros, a pesar de tener un gran cuerpo sus movimientos eran rápidos al igual que sus ataques, levantó los brazos en un parpadeo, el padre logró esquivarlo a centímetros de que lo golpeara, pero la madre no tuvo la misma suerte, el golpe la levanto por el aire lanzándola a un par de metros de ellos.

Un movimiento rápido al estómago del padre fue suficiente para que soltara a Sara de sus brazos y lo suficientemente fuerte para lanzarlo cerca de la madre.

–Llévatela– dijo el padre levantándose lentamente, apoyado en su espada. –yo lo distraeré, aprovecha esos segundos y escapa con nuestra hija– dijo a la madre empuñando la espada.

Gula se lanzó sobre ellos, dos golpes fueron suficientes para lanzarlos más profundo internándolos en el bosque, Géminis los perdió de vista.

–Debiste alejarte de ella, ella es mía ¡lo entiendes! – dijo furioso Andrés 

Géminis miro a través de las hojas de la espada los brazos de Andrés, al igual que una pequeña parte de su cuerpo, en sus brazos se empezaban a formar runas, se abrían paso como el fuego tomando fuerza, al poco tiempo tenía todo su cuerpo lleno de runas qué tenían luz propia y un color rojizo como el fuego.

–morirás aquí y ahora– dijo Andrés con un movimiento rápido tratando de decapitarlo 

Géminis se lanzó hacia atrás al ver las runas de las espadas que empezaban a brillar, trato de alejarse del filo de las espadas qué estuvieron a centímetros de cortar su cuello en dos, su cuerpo choco con el de Andrés que lanzo una estoca a su propio cuerpo con la intención de atravesarlo sobre él, Géminis giro rápidamente los movimientos de Andrés eran erráticos nada precisos algo que no le hubiera costado esquivar de no ser porque su velocidad al igual que la fuerza lo sobrepasaban, algo que quedó demostrado con la patada que recibió antes.

Géminis estaba agitado aún tenía algunas heridas que provocaban punzadas en su cuerpo en los peores momentos, las runas llenaron el cuerpo de Andrés, no había espacio alguno en su dorso o sus brazos que no tuviera una runa, Andrés se levantó enfrente de Géminis con una sonrisa de satisfacción, el enfrentamiento sería a muerte y Géminis no sabía de qué era capaz Andrés, había notado una pequeña herida en la cintura de Andrés, en el intento fallido por atravesarlo con una de sus espadas, eso lo volvía más peligroso, estaba dispuesto a lo que sea con tal de matarlo.

La pelea comenzó en un parpadeo, los movimientos rápidos de Andrés en forma de ataques rosaron muy cerca del cuerpo de Géminis el filo había cortado su ropa y lastimado su piel. Lo único que podía hacer Géminis era esquivar y detener los ataques, algo muy difícil a cada instante, los ataques que lograba esquivar terminaban hiriendo su piel con el rose del filo de las espadas, y la defensa se veía tambaleaba deteniendo los ataques, eran golpes muy fuertes y aunque la espada de Géminis pudiera detenerla, si siguiese así habría un momento donde esta se rompería, los ataques y posteriores defensas se sincronizaban en una danza a muerte.

Andrés levantó la tierra con su pierna, lanzándola al rostro de Géminis, había abierto una brecha debía actuar y clavar las espadas en su corazón.

Géminis abrió sus alas cerrándolas de golpe, provocando un fuerte viento que lanzó a Andrés lejos hasta estrellarse con varios árboles.

Andrés se levantó rápido mientras la espada de Géminis volaba en dirección hacia él pasando a centímetros de su cuerpo.

–Bonitas alas– dijo Andrés saboreando el sabor de la pelea –serán un perfecto adorno–

Ambos se lanzaron uno contra el otro al mismo tiempo.

Andrés se volvía cada vez más veloz y hábil, al igual que su fuerza que seguía aumentando, las runas en su cuerpo se engrosaban juntándose una con otra, la mitad de su cuerpo se había consumido en una mancha negra y rojiza.



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En el texto hay: misterio, sobrenarutal, criaturas oscuras

Editado: 19.11.2022

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