PUEDO, PERO NO QUIERO VIVIR SIN ELLA
BESTIA
(Paris – Francia)
Beaumont – Louestault.
Castillo de Beaumont…
Necesitaba desahogarse.
Estaba pasando por demasiado, y para seguir adelante precisaba un oído que no solo lo escuchase, sino que también lo ayudase.
Y para eso, resultaba indicada esa parte de familia putativa que lo entendía como nadie, y que había dejado por un momento su felicidad de lado, al por fin estaba como se debe entre los suyos para dedicarle algo de tiempo, y no podia desaprovecharlo.
Acababa de llegar de un largo viaje, y se sentía fatigado, notando un peso en los hombros que no le agobiaba, pese a lo que significaba.
Solo…
Solo necesitaba ese último aliento, ver la perspectiva de un tercero antes de seguir con lo que tenía planeado, y no descansaría hasta salir como el absoluto vencedor.
Después de todo, esa persona también habia hecho todo lo posible para cumplir su sueño de amor.
—¿Lo vale? ¿Vale cada sacrificio? —la castaña de mirada frívola sabia la respuesta, pero se lo estaba preguntando directamente —. Aunque no ocurrió como planeaste, se acabó todo lo que te tenía actuando de manera equívoca, asi que, eso significa que puedes dejar todo atrás y comenzar una nueva vida, sin sentir ningún tipo de remordimiento, porque hasta la chiquilla quedó a salvo, esperando por ella, la única persona que está velando por su existencia.
—¿Sin ella? ¿Seguir sin Aurora? —preguntó imaginándose un escenario donde no existiera.
Rio con amargura.
Causaba pena.
Era ridículo siquiera considerar la idea.
—Nadie es indispensable —soltó encogiéndose de hombros, como si ese gran detalle fuese lo de menos —. Mujeres hermosas, puestas a complacerte y dar la vida por una sola de tus miradas existen por montones, es solo que abras las entendederas, y observes lo que te rodea para que te des cuenta de que la puedes reemplazar sin ponerte en riesgo, o postergar tu tranquilidad por más tiempo —entrecerró los ojos, poniendo los codos sobre sus piernas al estar sentado para analizar sus palabras frívolas, sin una pizca de humanidad, con el sentido común primando, y el pensar calculador por encima de todo.
En respuesta lo primero que le salió fue un bufido divertido, a la par de una seca carcajada.
—¿Allard es reemplazable? —Luisa le sonrió de esa manera tan genuina y llena de amor, cuando mencionó al hombre que llevaba ocupando su corazón más de una década, y por el cual habia sacrificado tanto sin importar las consecuencias, y el que, al igual que ella, la habia esperado pacientemente durante el mismo tiempo, pese a los desacuerdos y odios, y aunque seguían sin conseguir la tranquilidad para vivir su amor en paz, estaban tratando de demostrar que eran más fuertes que la adversidad.
Y ahí los dos, sin palabras, obtuvieron la respuesta.
—Entiendes mi punto, y con ese conseguiste tu respuesta, que sin importar el pensamiento de las personas que te rodean la harás valer hasta el final.
—Puedo, pero no quiero vivir sin ella —le apretó una de las manos en señal de comprensión al estar sentada a su lado.
—Ahora sabes, porque nunca pude dejar de lado a Alexandre, y el a mi —lo entendía a las mil maravillas —. Cuando alguien se interna tan hondo, y mas en el mundo que nos rodea, es imposible dejarlo de lado, porque intentar olvidar lo arraiga más a la piel, pues el amor llega sin estar dispuesto a aceptarlo, y cuando impacta, marca de por vida —como su belleza.
La aurora boreal de su vida.
» Tienes una mujer admirable que merece que des lo impensable para conservarla —por eso la tenía trabajando para ella —. Aurora te está dando la oportunidad de formar tu propia familia, y debes luchar por ella —familia.
Que palabra más extraña, teniendo en cuenta que, hasta hace poco, comenzó a gozar de una.
No obstante, con Aurora conllevaba a un significado más profundo, que lo llenaba de miedo y expectación, porque quería vivirlo.
Aurora y Alicia serian su mundo.
De alguna manera, ya lo eran, y nada ni nadie se las arrebataría.
—Tenemos que volver a la fiesta antes de que tu marido haga lujo de sus celos que le tiene a todo ser que te rodea —la ama del lugar asintió aceptando su brazo, caminando en silencio sin negar que Alexandre Allard la cuidaba hasta de su sombra, porque sabía la joya que tenía a su lado, y el brillo que todos veían, pero era suyo.
Aprovechó el silencio para terminar de analizar su situación, porque el necesitaba entender o por lo menos terminar de captar que no estaba solo.
Que Aurora se había encargado de luchar para que su vida estuviese plagada de gente a la que de verdad le importaba, ahora tenía que ayudarla a conseguir su liberación, porque ella también necesitaba entender que igualmente era merecedora de un escudo, y él se lo brindaría, asi fuese con su propia vida.
El final estaba cerca, y dejaría de llamarse Sebastien, si no le daba el nuevo comienzo que una mujer de su calibre merecía.
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Editado: 24.12.2023