El corazón del ángel

Capitulo 5; ¿Bailamos?

(Bella POV)

.

.

.

.

.

 —¿Y porque yo? —Santi se ha quejado todo el camino de la orden que le di— Manda a Antoine, él no les tiene miedo.

 

Solté un bufido cansado y exageré el sonido que mis tacones causaban al chocar con el viejo adoquín de las calles de Volterra.  No entiendo porque se quejaba, su tarea era sencilla, mientras Raz y yo hacíamos lo más complicado, además, Santiago no tenía nada que perder si esta misión salía mal.

 

—Yo huelo a vampiro —Antoine le respondió irritado. 

 

—Hay que mandar a Bae —dijo emocionado— los Volturis no soportarían su olor.

 

Bae pasó de largo sin responderle. Oculté una pequeña sonrisa.

 

—Santiago, tú lo vas a hacer —le dije cansada. Aumenté el ritmo de mis pasos para presionarlos a que me siguieran. Entre más pronto termináramos este asunto, mi mente saldría más beneficiada.

 

Hoy es noche de Hallowen, a nuestro alrededor pasaban muchas personas disfrazadas de distintas cosas, los niños corriendo y jugando con sus disfraces le inyectaban energía a la oscuridad de las calles. Las personas que pasaban a nuestro lado nos saludaban tranquilamente. Supongo que vernos con capuchas esta noche, no es algo extraño.

 

—¿Por qué debemos utilizar estas cosas? —Lena tironeaba de su capa tratando de acomodarla.

 

—¿Podemos pasar esta noche sin quejarnos? —les gemí derrotada.

 

—Trayéndonos a este lugar —Niara me miró— Imposible.

 

Llegamos al callejón que nos dejaba directamente en las puertas del castillo, Nos cubrimos nuestros rostros con las capuchas y caminamos tranquilamente los pasos que nos faltaban.

 

Podía escuchas la música que se escuchaba en lo más profundo de las paredes que teníamos al frente. Los suaves murmullos te indicaban que había muchas personas dentro del castillo.

 

—Tranquila, respira —Raz me miró animándome—Tu puedes.

 

Le sonreí y tome su mano. Vi por el rabillo del ojo a los demás asentir en mi dirección afirmándome que ya estaban listos.

 

—Que comience la función —declaré. Raz abrió suavemente las enormes puertas oscuras que daban acceso al castillo, las pasamos en silencio haciéndonos notar lo menos posible.

 

Nos adentramos hasta el corazón de la construcción donde se encontraba unas pequeñas puertas protegiendo la elegante escalera en forma de caracol que era el centro del castillo. Antoine se adelantó y de un movimiento arrancó las puertas estrellándolas a los costados.

 

Escuché como cesaron las voces provenientes del gran salón. Lena me miró y sonrió maliciosamente mientras comenzaba a subir los escalones haciendo un sonido exagerado con sus tacones, Niara la imito sincronizando sus pisadas. Antoine, y Bae las siguieron unos pasos después.

 

—Sigue hasta el fondo del pasillo, veras una puerta negra —le susurré a Santi. —Dentro hay una escalera que baja hasta los cimientos del castillo.

 

—En el tercer pilar de la izquierda está el escudo de los Vulturi —su cabeza afirmaba a cada palabra que le decía. —Debes girarlo hasta que se abra. Veras una llave, úsala para abrir la puerta de hasta el fondo.  

 

Santi me dedicó una última mirada de preocupación pero se giró a buscar la puerta que le había indicado.

 

—Vamos —Raz tiró de mi mano forzándome a subir los primeros escalones. Traté de recomponer mi rostro para que no se notaran mis emociones y subí las escaleras junto con los demás.

 

Subimos bastantes pisos, Raz aprovechaba y sonriendo destruía una que otra puerta que se le atravesaba. Llegamos al piso del salón del trono que era donde se estaba llevando a cabo el dichoso baile. Lena destruyo la puerta y con movimientos exagerados avanzó por los pasillos.

 

Nos detuvimos delante de las elegantes puertas de color cobre que nos separaban de la gran cantidad de vampiros que se encontraban en el castillo. Antoine me miró pidiendo permiso de abril las puertas, ante mi asentimiento, las tomó y las forzó hasta que entre crujidos se estrellaron contra los pilares laterales formando un hueco lleno de polvo y estacas.

 

Nuestros cuatro acompañantes avanzaron con pasos elegantes y coordinados, pude notar varias miradas curiosas y asombradas que los presentes les dedicaban mientras ellos pasaban sin inmutarse. 

 

 —Tú puedes— esas palabras se repetían una y otra vez desde la mente de Raz. Mientras nuestros amigos casi se posicionaban frente a Aro, soltó mi mano y dio el primer paso. Como reflejó lo imite.

 

Mis pasos sonaron en el salón, los rostros de los vampiros reflejaban distintas emociones. Miedo, confusión, sorpresa, respeto.

 

Bingo. Mi menté me gritó esa palabra cuando a mi izquierda noté a Benjamín postrarse en el elegante piso de mármol para hacer una reverencia hacia mí. Varios gemidos de sorpresa se hicieron presentes a mí alrededor.

 

Tía, su pareja lo secundó. Zafrina a su lado los imitó. Garrett, Carmen del clan Denaly, fueron otros que se postraron cuando pasé frente a ellos. A mi derecha Peter y Charlotte, entre miradas confusas, imitaban a todos.

 

—¿Por qué hacen eso? —Kate miraba a la mujer que formaba parte de su clan.

 

—¿Debemos imitarlos? —Las preguntas proliferaron en el salón.

 

Temblorosa y sin dejar de caminar miré hacia los Cullen, la sorpresa y él pánico que mostraron al ver a Carlisle arrodillarse lentamente me causo una sonrisa de superioridad.  Esme y Jasper lo imitaron sonrientes.

 

—¿Qué está pasando? —el miedo en la voz de Rosalie casi me hace detenerme a reírme. La rubia fría y dura se había ido.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.