El crimen de tus letras

Email HPF’’-12-10

“Miraba una pared, fijamente, tratando de no prestarle atención al murmullo que comenzaba a incrementar lentamente. Quieren matarme, todos quieren matarme, el agua, la comida, todo está envenenado, lo sé, no paran de repetirlo. Van a venir a buscarme, no me importa los gritos de las enfermeras maleducadas, no comeré, ni beberé, al menos hasta saber que la comida es segura.

— ¿Asustada, mi querida acompañante? —Sentía la presencia de Natalia detrás mío—. ¿Qué pasa? ¿No podes comer nada sin tu amiguito? —Me preguntó divertida.

Suspiré, trataba de mantener la calma, quería arremeter contra todo lo que me rodeaba, para calmar el nivel de frustración que tenía. Estaba asustada, saber que todos conspiraban para matarme hacía que entrara en pánico.

—Cállate Natalia —le hablé entre dientes.

— ¿Qué? ¿Estás asustada? —se burló—. ¿El accidente te dejó más estúpida?

No iba a caer en la tentación de insultarla, de gritarle. La puerta se abrió detrás mío y yo me abalancé sobre mi visitante, la única persona en la que podía confiar.

Antes de poder pronunciar su nombre me percaté de que no era quién esperaba, solo había sido una mala jugada de mi mente. Suspiré, al menos Fernando había venido a visitarme, no era lo que quería, pero servía de algo.

—Me llamaron —su voz sonaba genuinamente preocupada—. ¿Te hicieron algo? ¿Qué pasó? ¿Estás bien?

Me acerqué a su oído con la voz temblorosa y algo avergonzada.

—Quieren matarme… Envenenaron la comida y el agua, no puedo confiar en ellos —aseguré,.

Su rostro cambio a una expresión que me sentía incapaz de identificar, o quizás mi cabeza si podía pero no quería para que no me dañaran. Quizás algo dentro mío sabía que era la cara que mezclaba la pena y un “está loca”. 

Él cree que los miedos que vivo son producto de mi cabeza, pero sé que no lo son, sé la verdad,

—Está bien, está bien. No dejaré que te envenenen —le aseguró abrazándola—. ¿Querés que hablemos de otra cosa? —Asentí frenéticamente, cualquier cosa era mejor que escuchar esos sonidos—. Am… Hoy cobré algunos favores ¿sabes? Hice que modificarán tu fecha de ingreso, para que tengas una coartada en caso de que la investigación gire hacia tí. Revisé toda la casa de las víctimas, borré todo lo que pude de ambos, intentaré desaparecerlos. ¿Si?

Asentí, escuchar su voz, grave y suave, hacía que pudiera relajarme lentamente. Me concentraba en ella como si mi vida dependiera de ello. Las voces se iban apagando, aunque no debió ser por su voz, sino por la medicación que me habían inyectado hace un rato. Al fin hacía efecto.

— ¿Estarán bien? —le pregunté después de un tiempo sin hablar—. No quería que mueran… yo —no me dejó seguir hablando.

—No necesitas explicarme por qué, sé que tenías tus motivos. Podrás decirme cuando quieras, ¿si? 

Tabares era extraño, con el resto era… diferente, imponente, fuerte, agresivo, en cambio conmigo parecía un gatito tierno, incapaz de dañar a nadie. ¿Cómo podía cambiar tanto de golpe?

—Te metí en un problema que no querías. Después de pedirte que no los mates, yo misma lo hice… Soy una hipócrita —susurré bajando la cabeza, derrotada.

—No me importa, estarás bien. Resolveré esto, ¿si? Cuando quieras me dirás qué planeas hacer después —aseguró —. Ahora solo arreglaremos todo. Vamos a hacer que desaparezcan y nosotros haremos lo mismo, al menos por un tiempo. Conseguiré una coartada, estaremos bien.

—Que lindo es tu príncipe azul —la voz de Natalia hizo que mi nivel de agresividad se disparara.

No sé que hice, no sé como, no podía controlar mis impulsos, ni mi ira, solamente me movía, sin control de mi propio cuerpo. Era como si que fuera un fantasma, había salido de mi cuerpo para ver lo que hacía, pero no lo veía del todo, porque mi cerebro no procesaba la imagen como para que la entendieran.

Pronto, despertar se volvería mi peor pesadilla, el miedo al haberle hecho daño a alguien que quería, otra vez, haría que perdiera la poca cordura que tengo.

<<Duerme, duerme, para toda tu vida. Quizás así puedas dejar de cargar con la culpa de tus errores… La vida no vale lo suficiente como para poder levantarte…>>”

Ariadna suspiró, debía comenzar a responder esos emails. No le disgustaba las consultas, pero prefería que sean todas del tirón. Presentía que faltaban partes de esas historias

Los nombres de los emails eran extraños, el texto en sí era raro, le causaba cierta inquietud. El nombre del usuario también era raro, no le sonaba de nada. ¿Se lo habría dado a alguien en estado de ebriedad? Trataba y trataba de hacer memoria, pero no podía hacerlo.

Sacó un anotador y comenzó a generar una critica, necesitaba despejarse y quizás detener esos extraños mensajes harían que se sintiera un poco mejor.

“Estimada JC…” Comenzó a escribir y se detuvo. Sus iniciales se le hacían familiares, aunque no sabía por qué. Se encogió de hombros y siguió escribiendo, al menos podía hacer algo bien, ayudar a un nuevo escritor deberá servir de algo.

<<Al menos no seré una inutil en algo>> 

 



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En el texto hay: amor, venganza, escritores

Editado: 04.10.2021

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