El Crimen Imperfecto

Un colibrí con alas rotas (+18)

Solo dejaré esto aquí y lentamente me retiraré.

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Mía

— Mía debes alegarte de él, en verdad no conoces en realidad a Luciano. Ese hombre es poderoso, y solo está jugando contigo.

—Claro, como lo hiciste tú en aquel momento. Porque por tu culpa estamos aquí.

—¿Por mi culpa?

—No, por la mía. ¡Claro que por tu culpa! Si no tuvieras una insana obsesión con las apuesta no estaría en esto.

Recojo mis cosas y salgo del aula de clases que ya estaba más que vacía.

Pase más de una semana en exámenes y hoy por fin puedo decir que tengo un descanso por todas esta semana hasta que venga de nuevos los parciales.

Entre estar ocultándome de Luciano, de mi novio y de mí prima. Solo me queda los estudios, pero ya veo que todos como que se pusieron de acuerdo en esta semana para fastidiarme.

Luciano ha mandado a su chofer y guardaespaldas más de cincuenta mil veces a mi edificio, mi novio no deja de llamarme que tuve que apagar el teléfono y mi prima. La prima que estoy comenzando a odiar no pierde la oportunidad de decirme que me aleje de Luciano.

Ya lo sé, follamos hasta el día siguiente y hasta yo misma sé que debo alejarme. No somos compatibles, él es el clásico tipo con gusto raro que debe ser el dominante en la relación y yo soy la sumisa, pero versión nerd y que ha engañado a no solo su novio sino prometido.

<<Que puta verga me vine a meter yo.>>

Y no cualquier verga, sino aquella que casi no me dejo caminar todo el día. Con ganas de volver a tenerla dentro de mí desde ese día, pero toda mujer que tiene cuatro dedos de frente sabe cuál es su lugar.

Luciano había dicho bien en claro que yo debía aceptar ser de él, y que cuando el llamara yo ya tenía que estar abierta de piernas para él.

<<Si aja.>>

Ni que tuviera un cartel en toda la frente que dice: "Llamen cuando este necesitado."

Antes de aparecerme a la cita, vi muchas noticias de él. Era el hombre más rico y codiciado en seis países, sin olvidar que tiene una fortuna que pude jubilarse y le queda para la cuarta generación, estaba soltero. Cada vez que había alguna premie o algo donde presentarse, lo hacía con sus guardaespaldas. Ninguna mujer colgaba de su brazo.

Pensé que era gay pero era difícil que un hombre como el fuera del otro bando aunque conocía a muchos, lo era difícil para él.

Así que aquí estoy de nuevo no solo huyendo de él, sino de mi prometido.

Al día siguiente quise romper este compromiso con mi novio de seis años en relación por un desliz, pero era cada día más difícil. No porque lleváramos muchos años y prometimos llegar a nuestra santa unión intacto, pero cuando tienes al diablo al frente es difícil que huyas.

—¡Mía cariño! —no he abierto bien la puerta del edificio de medicina cuando veo a mi prometido sentado en la capo de su auto, va vestido con unos jeans negro y una camiseta gris.

Se quita los lentes y me acerco a él uniéndonos en un beso que no me enciende como lo hizo Luciano.

<<¿Qué brujería me hiciste Luciano?>>

— Hola amor, cuanto te extrañe.

—No me fuera extrañado si te hubieras dignado a contestarme las llamadas.

— Lo siento, tenía mucho que estudiar por los exámenes.—y también quería huir de ti.

No sé cómo tengo tanta valentía de estar parada aquí y no decirle lo que siento, si los nervios me están comiendo por dentro de la traición que cometí.

¿Cómo le hacen esas personas para engañar a la persona que juran y perjuran amar, tenerlos de frente y aparentar nada?

Porque yo estoy a nada de cagarme de los nervios.

Hasta creo que a veces mi cara me dice que fui follada y me gusto.

Creo que tengo abstinencia por la polla de Luciano, ¿Eso se puede?

— No te preocupes, yo también estuve ocupado. Ya sabe, casos importantes. Gente que deben pagar—deja salir un suspiro cansado y yo me aparto de él.

No sé si mi imaginación me está jugando una mala broma por está pensando de más, pero en esto momento estoy viendo a Luciano. Está a cinco autos estacionados con su guardaespaldas mirándome.

Mientras que tiene los brazos cruzados en su pecho haciendo remarcas los musculo que se gasta en una camiseta verde como la que uso aquel día que fue a la cafetería.

Trago fuerte cuando recuerdo aquella noche y veo una sonrisa de boca cerrada que me da y no me gusta lo que significa.

Comienzo a sentir las mejillas calientes y veo a mi prometido

—Lee ¿Y si vamos a celebrar que pase el último examen de este mes? —aparto la mirada de Luciano para colocarla en mi novio.

El brazo de Lee se cuela por mis hombros antes de apretarme más a él.

—Claro que si cariño.—contesta feliz y nuestros labios se juntas en un besos tranquilo.

El abre la puerta de su auto para mí y yo entro dejándome caer en el cuero, segundo después el también entra y arranca el auto.

— ¿Y cómo va el trabajo? Algo que quiera contar que hacen los federales.

Lee Lynn es un agente federal que se encargar de rastrear a los hombres de la mafia o que presente amenazan al país, desde pequeño siempre hablaba que quería ser policía. Pero termino subiendo más de rango y ahora pertenece a un federal.

No me gusta su trabajo porque es peligroso, pero si él lo ama, no puedo hacer nada para que lo deje.

Mis manos me tiemblan y quiero soltarle las palabras, pero no quiero. Llevamos comprometidos más de dos años y nos vamos a casar cuando me gradué de mi carrera. Tenemos mil planes, planes que se fueron al caño por a verme costado con quien no debía.

—Ahorita estamos rastreando a alguien muy importante que llego a la ciudad, estamos buscando una fisura por donde entrar ya que todo de él está limpio



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En el texto hay: asesino, detective, 911

Editado: 08.08.2024

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