Adriel
Los golpes que siento en el cuerpo no es nada para lo que siento en el alma cuando la tengo de frente, todas las emociones se hacen presente, la rabia, ira, ilusión, amor, alivio, todas ellas quieren hacer una sola cosa pero me contengo.
El fantasma se me escapado entre de las manos como arena, pero tengo nueva información y es que es mujer y no hombre. O pueda ser que me esté confundiendo, pero de algo estoy seguro que no puedo cantar victoria todavía hasta que tenga mejor información.
Olvido la discusión que llevaba con Kent por celular porque me respondió mis sospechosas, Kevin era otra víctima más del fantasma. Encontró lo poco que quedo de su cuerpo una marca.
Ahora mi atención está puesta en la chica que esta con un abrigo negro intentando huir de mi otra vez, pero mi mano se aprieta en su brazo arrastrándola al cuarto de limpieza.
— ¡Suéltame que me lástima!—gruñe ella intentando soltarse, pero mi agarre se mantiene firme.
Hasta que entramo, la suelto y cierro la puerta bloqueándole la huida.
—Ahora si vamos hablar tú y yo.
—No te tenemos nada de qué hablar. —sus ojos echan chispa con un cambio diferente a lo que he visto todo esto años en ella.
— ¿No tenemos nada que hablar?—me burlo de ella dando un paso hacia delante y ella da uno hacia atrás.— ¿Ya te has cansado de huir Malika? Porque ya me tienes cansado de que cada vez que huyes tengo que ir tras de ti buscándote.
—Yo no te pedí que me buscara.—se cruza de brazos desafiándome y eso hace que la rabia que cargo encima suba más.
— ¡¿Entonces por qué mierda ha vuelto?! Porque ya estoy cansado Malika.
— ¡No vine por ti! —estalla ella también y no sé porque me voy hacia delante aprisionándola entres mis brazos.
— Claro, tú nunca vuelves por mí. Pero claro siempre tengo que ser el que vaya por ti. Porque la niña es una reina y ellas no se arrodilla a nadie.
— ¡Que querías Adriel, que te viera volviendo hacer tu vida con Tina cuando mi vida es una mierda!—me empuja dándome un golpe al pecho molesta.
— ¿Y quién te dijo que yo volví con Tina?—aprisiono sus manos, pero es tan veloz que no deja que la agarre.
—No soy estúpida, los escuche aquella noche. No podía quedarme a ver como reacias tu vida cuando yo apenas tengo que volver a la mía, porque claro tú no eres el que tienes pesadillas cada noche, tú no eres que el que fue torturado. Tú no eres el que tiene la amenaza.
Sus ojos se vuelve cristalino y no me gusta verla llorar, pero ya estoy cansado de todo esto. Así que respiro hondo antes de soltar las palabras, pero son interrumpida cuando su celular suena, ella lo saca de su bolso y veo el nombre de un Juanpa en la pantalla.
— ¿Es tu amante verdad? ¿O tu nuevo novio?
Sus ojos apartar la mirada del celular y me miran cargado de fuego.
— ¡Adriel!—dice con una amenaza en esa palabras para que me calle, pero no lo hago porque lo tengo adentro termina estalla.
— ¡¿Qué?! ¡Me vas a decir que no es tu nueva víctima! ¡Que cuando saliste huyendo no terminaste en la cama de otro hombre!—un ardo corre mi mejilla cuando esta es volteada por la fuerte cachetada que me da Malika.
Ella respira fuerte y mi respiración se une a la de ella.
—Primera y última vez que me tacha de puta, cuando no soy yo el que se la pasa metiendo su polla en cada agujero que tiene falda o pechos.
Su dedo me apunta molesta y siento algo en mí que se enciende cuando ya sabe que el volcán hizo erupción. Veo rojo cuando mis manos se van a su cuello estampándola contra la pared y a pesar de que no aprieto con fuerza cortándole el aire es más como mantenerla en su sitio.
Ella suelta un jadeo por la fuerza que implemente soltando lo que tenía en mano, sus manos se posiciona en mis manos que se mantiene en su cuello. Nuestras miradas se conectan cada una con más chispa y candela.
Acerco mi cara a la suya.
—Me tacha de promiscuo cuando he tenido que ir a otros coños por culpa tuya de no aceptar esta polla, con tus malditas reglas de que quieres "estabilidad" y mandándome siempre a la Zonafriend —hablo cerca de su boca y aprieto un poco más robándole oxígeno.
No pelea o muestras ganas que la suelte, sino que me da la misma mirada de recto.
Y no sé porque tengo un deja vu en esta misma situación.
—Una zona que disfrutaba mucho maldito, porque mil veces te di señales y las mil veces la ignoraste porque huyes del amor. —una sonrisa burlona se formó en su precioso rostro y como quería borrárselo.
—Yo no huyo del amor.
Se burló, una pequeña risa salió de sus labios antes que sus uñas se apretaran en mis muñecas.
—Mira quién habla, el que tiene gusto difíciles de complacer porque lo normal lo aburre... y no me salga que no es verdad porque si lo es, por eso nunca tenía nada serios con aquellas chicas y por eso cuando volví dejaste a Tina porque sabias dentro de ti que algo paso entro los dos.
No me había percatado que su mano se había metido bajo mi camiseta y tocaba la cicatriz, la cicatriz que no tenía idea como me la había hecho. Pero al parecer alguien sí.
Pero estaba tan molesto y cargado de rabia, que cuando la bestia que tengo por dentro despierta no hay nada que me detenga.
—Bien tienes puesto el apodo de reina de los demonios.—una sonrisa malvada se formó en mis labios y su manos siguieron subiendo hasta mi pecho dejando un fuego que estaba quemando todo a su paso.
— ¿Terminaste? Porque tengo cosas importantes que hacer.—mis manos no quería soltarla, pero mi cerebro decía que sí.
Que la dejara ir porque si soltaba las palabras ya no había vuelta atrás.
Mis manos obedecieron mi cerebro y la solté, ella soltó una pequeña risa como si ya se lo hubiera venido venir y se agacho a recoger lo que se le había caído. Se levantó y me dio la espalda yéndose a la puerta, pensé que ya se había ido, pero nunca escuche la puerta abrirse.