El Crimen Imperfecto

Capítulo 32

Luciano

Creo que en algún momento de entre mi niñez o la adolescencia fui feliz o buena persona, deje de serlo desde aquel día. Desde el día que ingrese en este mundo.

Si dijera que cambiaría por ella, me estaría engañando yo mismo y eso sería un error.

Cuando crece tan rápido dejas de preocuparte por otras personas y solo piensa en ti, en más nadie. Pero aunque lo niegue y diga que estoy bien no lo estoy.

Muevo la pierna una y otra vez de arriba hacia abajo mientras pasos de las hojas del contrato leyendo por encima, entretanto que hago el intento de escuchar lo que dicen la gente de la junta.

—...Al abrir la nueva sucursal en Brooklyn hará que el negocio se expanda y tendremos más ingreso... —Theo Tremblay mi vicepresidente se encargara de la nueva cede en Brooklyn mientras que yo trabajo desde casa.

Si es que se le puede decir cuando andas manejando los negocios sucios que dejo mi padre como herencia.

La luz de la sala se enciende y solo dejo de mover la pierna para dejar por última vez el contrato que ni siquiera sé que dice porque mi mente está en esto momento en otro lado.

No soy de tratar mal a las mujeres pero Mía, es muy insegura con ella misma y su cuerpo, me jode que sus inseguridades salgan a flote. Me gusta como es, con imperfecciones y todo. Pero ella cree que yo solo la busco por follar.

Bueno, eso también. Pero lo que hago con ella arriesgándome a que me vean en público eso traería muchos problemas, pero ella prefiere pensar que yo no existo y si eso quiere.

<<Bueno, vamos a dárselo.>>

Ya conoció una parte de mi amable, ahora le toca conocer a la media peor y que se la aguante. Porque si voy a destruirla para después armarla, tengo que ir con todo.

<<Ni que fuera un juguete de Lego, para estar destruyéndola y armándola.>>

Bufo cuando mi conciencia me susurra lo que llevo ignorando siempre.

— ¿Qué piensa Brown?—alguien me llama y tengo que parpadeada dos veces para mirar a la persona que me ha preguntado.

Es una de las de los miembros que ni me acuerdo su nombre porque ni me molesto, pero es una mujer ya entrando a sus treinta y pico.

Me aclaro la garganta antes de mirar al frente donde esta Theo y lo veo como se pone rígido ante mi mirada, a pesar de que lleva mucho tiempo trabajando para mí, aun me tiene miedo y respecto y eso a mí me agrada.

El joven es inteligente, aporta buenos datos e información para mi empresa. No ha estado en escándalos que puedan perjudicarme y sabe recibir buenas órdenes y más cuando está bajo presión.

—No sé ni para que me lo pregunta si el que se va a quedar a cargo es Tremblay, él es el que debe opinar si la idea va bien o no. —el mencionado se pone más rígido en su puesto cuando todas las miradas caen en él.

Es que muchos quieren estar en el puesto donde esta Theo, pero nadie me da buena espina. Son como Zamuro carroñero esperando tener la oportunidad para atacarme. He puesto a Theo en prueba desde el día que entro a trabajar conmigo de pasante y me ha demostrado que es una persona de confiar.

No es altivo, es humilde, si tuviera ego ya lo fuera notado cuando lo nombre de repente para que se hiciera cargo de la compañía en Brooklyn. No me da motivos para matarlo, aunque la gente crea que no me la pasé mucho tiempo por mis empresa.

Estoy más pendiente de lo que ellos creen.

— Solo preguntamos porque usted es el jefe señor, además se va abrir la estancia para los becados y necesita tener el visto bueno de usted.—contenta la misma mujer, pero esta vez mirándome.

— ¿Y? Si ya Tremblay dio el visto bueno ¿Por qué hacerlo yo?... No creen que tengo una vida ocupada para estar aquí leyendo contrato estúpido que no me van aportar nada de dinero.—digo molestándome alzando el contrato que supuestamente estaba leyendo.

Las seis personas y Theo tiembla en su sitio cuando el contrato cae en el centro de la mesa, yo me acomodo bien en la silla mientras me arreglo los puños de la chaqueta.

—Señor es un contrato muy que lo favorecerá en un futuro...

—¡Ese es el problema!— cayo a uno que salió a hablar, es Horacio. Graduado de Harvard con honores.—Que no me gusta ver dinero en el futuro sino ahora, ¿Y por qué rayos voy a tener que asociarme con otra empresa si yo mismo se salir a flote?

—Es algo necesario...

—¡Déjalo Horacio, te he dicho que ese negocio no nos iba a favorecer! A Brown no le gusta trabajar con agencias de modelos y ya analizamos los números.—interviene Theo al ver que el mencionado seguía en lo mismo y yo no tenía cabeza o paciencia para eso.

Me masaje la frente, y mi celular vibro en mi bolsillo, pero lo ignore. Mire a Theo que este si me miraba esperando que dijera algo. Es algo que detesto, pero la gente se empeña en volver a sacarlo a flote.

No me gusta las agencias de modelaje, porque después tengo que dejar a alguien a cargo y en ese mundo se mueve mucho la droga, prostitución y no olvidemos la presión que le meten a las modelos para estar en fitness.

—Ya todo está listo y te quiero para el lunes en Brooklyn haciendo funcionar mi empresa, el área de los becados se encargara Fran.—él asintió y mire a todos en la sala cuando ellos bajaron la cabeza y mi celular volvió a sonar. —Quiero que quede claro que no voy a asociarme con ninguna empresa porque yo mismo levante mi apellido desde el suelo con mi sudor y sangre, y no se lo voy a poner fácil a más nadie.

Me levante de la silla dando por terminada la junta porque no iba a seguir hablando estupideces, soy el primero en salir y cuando me dirijo al elevador veo como mi secretaria camina a paso apresurado o mejor dicho corre para alcanzarme donde trae en mano unas carpetas y una Tablet.

Presiono el botón para el piso que voy y ella llega a tiempo en el momento que las puertas se cierran.



#1545 en Detective
#397 en Novela policíaca

En el texto hay: asesino, detective, 911

Editado: 08.08.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.