El Asesino

Hay veces en que la desesperación te atrae a opciones muy extremas como un imán lo haría. Todos mis problemas se concentran en una desesperación que jamás en mi corta vida había experimentado. Quería descubrir la verdad, averiguar por qué yo fui elegida a participar en ésta masacre de inocentes.

Yo: 
El asesino deja a todas sus víctimas con el cuello cortado. Deduje que podría ser la principal causa de muerta y además de una señal ¿Tienes algo que proporcionarme?

Desconocido: 
Si, espera unos minutos.

Y esa misma desesperación te obliga a confiar en una figura invisible pero que de algún modo sabes que está ahí. Aquel imán que te atrae era imposible zafarse de él, cuando sabías perfectamente que al final del recorrido te esperaba una bomba a punto de explotar.

Desconocido: 
Únicamente te puedo proporcionar nombres, el resto de la información tendrás que buscarla por ti sola.

Yo: 
De acuerdo.

Se había vuelto personal y sólo importaba hallar la verdad aunque no me llegará a gustar.

Desconocido: 
Encontré tres asesinos en serie cerca de la zona que coinciden con lo que has averiguado: 
•El Descuartizador Vagabundo. 
•El Doctor De La Muerte. 
•El Variable De La Muerte. 
Lo demás es todo tuyo.

Yo:
Gracias.

Sentía que cada vez más, cada pista, me acercaba a una explosión segura.

(...)

La biblioteca del centro es el mejor lugar en donde conseguir la información que falta, ni siquiera internet podía proporcionar lo primordial. Pablo me compaña, estamos sentados en uno de los muebles de lectura esperando a Lucero.

-Sigo sin creer que confíes en ella, Anna -me dice.

Él se encuentra al lado de mi, giro a mi derecha para verlo.

-Ya te dije: se escuchó muy sincera cuando me dijo eso -dije.

-Yo desconfío de ella -confiesa ahora volteando a verme.

-Pues no lo hagas, así de sencillo -dije.- Y además necesito una amiga.

-¡Yo soy tu amigo! -exclamó.- Tu mejor amigo.

-Una amiga MUJER, Pablo -digo marcando la palabra "mujer", rodeo los ojos.

-¿Que conmigo no te basta? -suena como si lo hubiera ofendido.- Gracias por decirme que no soy suficiente para ti, amiga.

-No quise decir eso -frunzo el ceño y al entender mejor levanto las dos cejas.- Acaso... ¿Estás celoso?

-¿Qué? ¿Yo? ¿Celoso? ¡No! -dice y suelta un soplido de enojo. Hace una pausa como si pensará en algo.- ¡Bueno si! ¡Me estás cambiando! Y por una mujer.

No puedo evitar sonreír. Muerdo el interior de mi mejilla.

-¿Por qué sonríes? -pregunta Pablo indignado.- ¿No sabes lo afectado que me siento?

-Deja de exagerar -digo.- Yo jamás te cambiaría.

-Eso espero...-susurra.

Antes de poder responder, Lucero nos sorprende al llegar enfrente de nosotros.

-Perdón por la tardanza -se disculpa.

-No te preocupes -me levanto y miro a ambos.- Bueno, a trabajar.

Tenemos tres nombres de asesinos y somos tres personas, a cada quien le corresponde investigar un asesino y así reducir el tiempo; El Descuartizador Vagabundo es para Pablo, El Doctor De La Muerte para Lucero, y El Variable De La Muerte es para mi.

La biblioteca era inmensa: exactamente de tres pisos, abarcaba una calle completa de lo ancho, estanterías altas y llenas de libros en diferentes secciones, separadas en géneros literarios de todas las fechas hasta el día de hoy, tres zonas de lectura con muebles de apariencia cómoda, y había muchas personas, en ningún momento se podía encontrar vacía, a veces con seis personas y otras veces con treinta. Los tres nos dirigimos al piso de arriba donde se encontraban los periódicos de años atrás, caminamos hasta el final del pasillo y nos detuvimos justo enfrente de las pilas enormes de periódicos antiguos, más altas que Pablo o incluso que nosotros tres juntos. 

-Esto nos va a llevar demasiado tiempo -confiesa Lucero con pocos ánimos.

-Es por eso que tenemos que empezar desde temprano -digo dispuesta a lo que voy a hacer.

-¡Que flojera! es mucha lectura -Pablo se queja.

Rodeando los ojos, me acerco para agarrar la pila de periódicos y así iniciar el primer sufrimiento del día.