— ¿Saliste temprano? — La Señora Bianca dueña del Minisúper en el que trabajaba le saludó, Anderson asintió.
— Si, hoy solo teníamos que entregar unos cuantos proyectos, y no teníamos clase de gimnasia. — Dijo poniéndose un Delantal. — Bienvenido. — Le sonrió a un cliente que acababa de entrar al minisúper.
— Buenas tardes Señorita. — Le sonrió. — ¿Ya trajeron de la nueva marca de pan? — Anderson asintió procediendo a mostrarle el que él había pedido, a pesar de la molestia que suponía en su mano herida, se negaba a demostrar lo mucho que dolía.
──❀•❀──
Eran aproximadamente las 9:20 pm, si tardaba más perdería el ultimo autobús que pasaba por su casa. Caminando por las calles solitarias y el ambiente más frío de lo usual, suspiro, mientras pasaba por esa calle tan peligrosa, y logró observar como uno de sus compañeros de clases vendía droga en una esquina, "Lucifer" sabía que era su apodo.
Ya lo había visto otras veces. Pero él nunca la había visto.
Bueno no hasta esa vez. Donde el chico "Lucifer" parecía haber visto un fantasma mientras recibía el dinero de la mano directamente del comprador. Ella sonrió a medias y negó, pero siguió caminando como si nada, como si no lo hubiera visto.
──❀•❀──
— Chicos, Anderson nos acompañara esta vez a almorzar. — Brittany sonreía victoriosa, aquel plan estaba saliendo mejor de lo que esperaba. Ese Demonio perfecto, mostraría al resto de sus compañeros lo que era en realidad, saldría a la luz pronto o eso esperaba.
— Cuando Brittany dijo que te pediría ayuda nunca pensé que le ayudarías. — Le dijo Stacy una chica simpática de cabello negro ondulado.
— ¿Por qué no? — Pregunto Anderson sacando sus apuntes de Historia.
— Porque bueno, creía que no te gustaba almorzar con otras personas. — Anderson sonrió.
— No me gusta, pero solo vengo a ayudarla, además ya almorcé. — Dijo sincera hojeando un poco su cuaderno.
— ¿Podrías dejar que almuerce primero? — Pregunto Brittany apenada. Y Anderson se sintió tensa más no lo demostró.
— Adelante. — Dijo mientras sacaba un cuaderno para hacer la tarea del día de hoy.
— ¿Y cuántos años tienes? — Le pregunto Edward, tenía unos ojos llamativos como los de Brittany, pero su cabello era un poco más oscuro.
— Tengo casi 18. — Faltaban apenas unos días para su cumpleaños. Todos la vieron extrañados parecía de menos. Aunque Christoffer no le asombraba la conocía de antes. — ¿Y ustedes? —
— 19. — Christoffer habló, Wyatt llegó a sentarse en ese momento y vio con asombro y un poco de molestia a Anderson sentada también con los demás.
— Ah ¿Qué tal si te los presento a todos? — Pregunto Brittany sonriendo, para calmar el extraño ambiente que se había formado gracias a Wyatt.
— No hace falta. — Se negó Anderson. — Ya sé sus nombres y apellidos. — Casi pudo escuchar como todos tragaron fuerte, asustados. La reputación de ser una chica fría, tosca, una zorra solitaria y sin amigos la precedía. Ella soltó una carcajada.
— Hubieran visto sus caras. — Ahora todos la vieron admirados.
Nunca la habían visto sonreír directamente y mucho menos reír, parecía una figura perfecta más que una chica humana. Una muñeca perfecta esculpida por dioses.
Christoffer estaba totalmente embobado, su sonrisa era más linda de lo que pensaba ¿Así sonreían las diosas?, Edward no quería admitirlo, pero era muy linda. Wyatt estaba molesto, parecía que ella quería fastidiarlo todo.
Megan solo sonrió al mismo tiempo porque realmente parecía amable, algo le decía que aquella chica no era una zorra demonio sin sentimientos como muchos de sus compañeros la llamaban. Las otras dos solo sentían fastidio sin demostrarlo.
— ¿Entonces ya nos conoces o no? — Pregunto Christoffer curioso, sin poder dejar de ver sus labios, totalmente perdido, tenía a su próxima chica enfrente, intentaría esta vez no echarlo a perder como siempre y luego tener que bloquear su número como hacía con todas cuando se ponían pesadas. Era solo que tal vez Christoffer no sabía que Anderson no cabía en la definición de todas.
— Claro que los conozco. — Dijo obvia regresando a terminar su tarea. — No habló mucho y por lo tanto escucho mucho de todos. — Admitió con sinceridad. — Y sé muchos secretos. — Eso también era cierto.
— ¿Enserio? — La vieron intrigados y ella asintió.
— Cuenta algunos de los nuestros. — Dijo Con interés Edward. Ella negó.
— No creo que sea lo más adecuado. — Vio como Wyatt le lanzaba una mala mirada.
— Anda Habla. — Rogó Brittany. — Por favor. — A Anderson le parecía tierno el puchero que la chica le hacía.
— Está bien, pero quizá entre ustedes ya se los sepan. — Dijo subiendo ambos hombros restándole importancia. Y todos la vieron atentos.
— El fin de semana pasado por ejemplo. — Todos asintieron. — Hubo una fiesta ¿Cierto? — Asintieron. — Jugaron a 7 segundos en el paraíso y Stacy hizo trampa porque quería estar con cierto chico. — Vio con diversión a los ojos a Wyatt. Este frunció el ceño y Stacy se sonrojó. Ella soltó una pequeña risita, y siguió hablando.
— Bueno también sé que ustedes hicieron que Ángela se tiñera el cabello de verde "Sin querer" — Hizo comillas. Y a las chicas se les subieron los colores al rostro incluyendo a Megan una chica simpática de pecas con unos ojos color miel, envueltos entre pestañas espesas.
— ¿Cómo lo sabes? — Le pregunto esta última, pasando su cabello ondulado rubio a su espalda.
— Porque yo las vi hacerlo. Iba pasando por ahí cuando cambiaron su Shampoo. — Dijo obvia. Los chicos rieron al ver las caras de vergüenza de las chicas.
— Ella se lo merecía. — Se defendió Megan.
— Si, lo sé. Ella cambió ese sándwich que hizo que te diera diarrea una semana. — Megan se puso más colorada, y los chicos carcajearon.
#7494 en Joven Adulto
#32382 en Novela romántica
primeramortoxico, instituto amigos mentiras dolor odio, amor amor adolecente heridas y maltrato
Editado: 21.08.2020