CAPÍTULO II
DAREL
He pasado la noche dando vueltas en mi cama, no he podido dormir, se me es complicado con todo el embrollo que hay en mi mente, así que tuve que levantarme, buscar mis auriculares, el pequeño estuche en el que guardo mi reserva de relajantes (entiéndase puros de marihuana), mi libreta para salir al balcón a dibujar.
He estado algo inquieto desde que nos dijeron que nos mudaremos a otra residencia. Me inquieta el hecho de que, se perfectamente que me afectará si un día de pronto, deciden que siempre si nos iremos fuera, odio ser el nuevo. Yo no quiero salir de este país, me gusta, me he acostumbrado, pero no tengo opciones.
Papá golpeó mi puerta muy temprano, diciendo que me daba 20 minutos, para tomar todo y bajar, pues ya nos iríamos. Fue una suerte que no mirara mi reserva. Un día antes he empacado todo, así que, con nada de ánimos, me cambié de ropa y empecé a bajar todo.
Salimos muy temprano gracias a mi madre. Está aparentemente muy emocionada, con este nuevo cambio. Yo por otro lado, empaque lo poco que tenía fuera y me resigne a mi vida. Tal vez muchos pensaran que es divertido, conoces otros países, nuevas personas, nuevas culturas... y si, lo es, pero de la forma en la que yo lo hago, vivir así no es divertido. Algún día tomaré mi propio camino, las riendas de mi vida. Derain me mira por encima de sus gafas, se encoge de hombros y se acomoda en el asiento.
Niego y miro por la ventana, me acomodo los audífonos, y cambio la música. Papá ha conducido por hora y media, no se adonde carajos planean que nos mudemos.
Al trasero del diablo tal vez.
Ya me duele el trasero de estar aplastado todo este tiempo. Me urge llegar y tirarme a la cama. Solo espero que sea cómoda. Aunque conociendo a Louis, tiene que ser todo lujoso.
-¿Cuándo se supone que llegamos? – digo poniéndome entre los dos asientos de adelante - Me duele el culo de estar sentado.
-¡Darel! Que no hables así – reprende la mujer.
-¿y qué quieres? Es la verdad... lo poco que tengo ya desapareció por estar sentado aquí. – regreso a mi asiento cruzándome de brazos. - no sabré ni dónde termina mi espalda y comienza mi trasero.
-respeta a tu madre Darel – Louis me ve a través del retrovisor, ruedo mis ojos tomando mi libreta y el lápiz para poder terminar mi dibujo. Es lo único que puedo hacer mientras voy directo a saber a dónde. Detengo mi acción, cuando mi hermano hace a un lado mis audífonos.
-oye, por cierto, Robert me preguntó que si podías hacerle algo grande – Derain se acerca a mí, viendo lo que dibujo, eso provoca que aparte la vista de la libreta y suelte un suspiro - ¿me escuchas? Le dije que lo harás, por 500 sino le parece que busque otro ¿y qué crees? – me golea el hombro
-¿Qué? – digo entre dientes.
-¡aceptó! – dice emocionado – así que cuando nos instalemos en la nueva casa, iremos a verlo ¿ok?
-¿en qué momento me consultaste?
-niños, no discutan – mamá habla sin despegar a vista de su Tablet
-y menos por una tontería – papá completa.
-es que no lo es... Robert quiere que Darel pinte algo asombroso en una de las paredes de su-
-suficiente – papá lo interrumpe viéndolo por el retrovisor – no quiero que empiecen con esas tonterías. Darel no hará tal cosa, no se muere de hambre así que dile a ese chico que busque a otro. Y tú, deja de apoyarlo en esas tonterías.
-pero-
-Derain, obedece a tu padre – mi hermano frunce su ceño y se cruza de brazos. Yo prefiero no opinar, al final no los obedeceré. Por joderles la existencia, visitaría a Robert. Ahora, sé que Derain no me dejara en paz.
-por supuesto que lo harás, no me harás perder 500 por ellos – susurra cerca de mí, eso hace que ría y niegue, mi hermano es todo un caso. Por eso nos llevamos increíblemente bien.
-bueno, llegamos – miro hacia la ventana y mi ceño se frunce.
-¿pero qué carajos hacemos aquí? – digo muy confundido.
-aquí es donde viviremos.
-no es verdad – Derain dice bajando del auto. Maldigo bajo. – pero, ¿Dónde quedaron los lujos y todas esas mierdas?
-que no hablen así – escucho decir a mi mamá en tono cansado. – Darel baja de la camioneta, por favor. – de mala gana obedezco, dando un portazo fuerte.
-¿Por qué aquí? Mamá esto es una... - me pauso porque los adjetivos que se vienen a mi mente son la razón para iniciar una pelea que ni drogado pienso empezar, por lo que me inclino en la opción de tragarme todo mi enojo, toda mi impotencia - ¡no saben cómo los odio! – digo arrebatándole las llaves Louis y entrando a la casa. Si vamos a vivir aquí, no me darán cualquier cuarto, será el que yo decida.
-¿Quién diría que viviríamos en el "huevito" de Oscar – Derain da un resoplido/burla y niega – y me refiero a la casa... no sé qué es peor, si mudarse de casa o de país. – niega y camina escaleras arriba.
Definitivamente, es la misma mierda.
Al terminar de instalarme, al igual que antes no desempaco completamente, con mis padres se puede esperar cualquier cosa. Al menos he tomado la habitación que tiene ventana, no es igual que la anterior pero que tenga una vista increíble lo soluciona. Aprovecho eso para ponerme a pintar un poco, me pongo mis tejanos gastados y me quito la camisa.
Suelto un suspiro al terminar, dejo a un lado el pincel y tomo un porro de marihuana, lo enciendo y camino hacia la ventana, me asomo un poco para tomar algo de aire, y poder fumar a gusto, reposo mis brazos en el balcón mientras le doy una profunda calada al puro, sintiendo la sensación exquisita que provoca retenerlo un poco.
Abro mis ojos, y dejo salir el humo, mi vista mira hacia un lado, unas cuantas personas están reunidas, supongo que ese es el grupito que se encarga en poner al tanto a todos aquí, de lo que pasa. Niego y doy otra calada, revuelvo mi cabello y expulso el humo de mis pulmones. Regreso mi vista al frente, de reojo miro la silueta de alguien, así que la enfoco y mi ceño se frunce levemente.