Han pasado alrededor de tres años al lado de Henry y juro que no puedo estar más enamorada de él como justo ahora.
Él ya había salido de la universidad y está trabajando en la compañía de su papá y su pequeño Bruce está grande y lindo, ya va al jardín con los demás niños de su edad. Nuestra relación ha avanzado luego de la desastrosa noche donde ambos me dejaron plantada, comenzó a ser más comunicativo conmigo y es de agradecer.
Comencé a ser menos pesada con él y pasar a comprenderlo como tanto quiere, le comento siempre lo que me molesta pero no a tal punto de aturdirlo.
—¿En qué piensas? —. Me dice cuando aparece con nuestros vasos de agua.
Henry compró una casa en la urbanización Calabazas y vivo más aquí que en casa de papá, siempre estoy con Henry y Bruce para no dejarlos solos nunca.
—En que estadística es mi materia menos preferida.
Mi novio se ríe de mi mientras ocupa su puesto en el sofá de cuero color crema para continuar con su trabajo en su laptop y viendo unos papeles.
Henry se hace cargo de la empresa de su papá que se encarga de la distribución de instrumentos musicales a distintas zonas del país y de enviarlos en barco a otros países cercanos y un poco lejanos.
—Estudias administración de empresas ¿Qué esperabas? —. Se mofa de mi y yo lo miro mal.
—Eres un tonto. —. Dejé de verlo a él para pasar a leer el libro que tenía sobre la mesita.
—Y así me quieres. —. Logré escuchar lo que murmuró.
Henry en todo este tiempo juntos nunca me ha dicho te amo, en ningún momento y sigue sin profundizar nuestros besos.
No sé que sucede conmigo que no logro despertar nada en él.
—El amor es ciego.
Y a veces doloroso.
Henry no dice nada y continúa concentrado en su trabajo mientras que mi corazón se rompe poco a poco, por lo que ignoro y paso mi atención a mi tarea.
Luego de un rato estamos en su comedor almorzando algo ligero, él debe irse al gimnasio a eso de las dos de la tarde para luego pasar buscando a Bruce al jardín de infantes. Quedándome yo sola en su casa.
—¿Qué quieres que hagamos para celebrar nuestros cuatro años juntos?
Henry deja su comida a medio camino para verme avergonzado.
—¿Qué?
¿Lo… olvidó?
—Es en una semana. —. Le recordó y él se quejó en silencio.
—Tendremos que posponerlo, Valeria. La semana que viene debo irme de viaje por negocios y no regreso hasta la semana que entra después de esa.
—Henry… lo habíamos planeado.
—Y lo siento pero el viaje también estaba planeado.
Él abandona el comedor como suele hacer siempre que quiero hablar.
—¿Es más importante un simple viaje que nuestro aniversario? —. Lo sigo hasta su habitación.
Él entra a su baño dónde comienza a sacar su camisa evitando mi mirada.
—Estaba planeado Valeria, no puedo simplemente posponerlo. Es importante para mí sellar ese trato. —. Se da vuelta para darme finalmente la cara, vi súplica en sus orbes verdes.— Perdóname.
Luego de nuestra charla pasivo – agresiva él sale en dirección al gimnasio dejándome sola en su vivienda sin nada más que estudiar que hacer.
Vuelvo al salón principal donde estábamos antes para continuar con mi actividad casi completa que la universidad asignó.
Prontamente estaría de regreso a mi casa cuando mi novio en ningún momento apareció y para colmar mi mala suerte estaba lloviendo, y a cántaros.
Yo corría por las calles con mi mochila encima de mi cabeza tratando de al menos cubrirme de la lluvia aunque fue en vano, igual estaba toda empapada.
—¡Joder!
Maldije cuando un auto me pasó por el frente mojándome aún más.
Bufé y continué con mi caminata hasta la casa de Hilario que a mí mala suerte de pato Lucas quedaba retirada de la ciudad y de la casa de Henry.
Nuevamente el auto que me había empapado toda se detiene a la orilla tocando el claxon a mi dirección.
—¡Sube! —. Me grita haciendo que me detenga bajo la lluvia.
—¡No! Estás demente. —. Y quise volver a irme cuando tocó su claxon otra vez.
—¡Sube, no te haré nada malo!
—¿Cómo puedo estar segura de eso? —. Indagué con desconfianza.
—Te dejaré la puerta sin seguro para que cuando te sientas insegura salgas, aunque lo dudo.
Lo dudé pero por otro lado consideré.
Luego de tanto decidirme subo a su coche mojando todo el asiento de cuero costoso para luego girarme a dirección del conductor quedando sin palabras.
♪Nunca tuve problemas en obtener lo que quiero
Pero cuando se trata de ti, nunca soy lo suficientemente buena♪
—¿Todo en orden? —. Indaga ceñudo cuando ve que no aparto mi mirada de él.
¡Valeria piensa en Henry! ¡Piensa en Henry!
—Lo siento. —. Miré al frente sonrojada.
Tenía todo mi cabello mojado y mi ropa y mochila igual, cuando aparezca en casa me daré un baño de agua caliente para sacarme todo el frío que siento.
—Ten mi chaqueta.
—No es necesario…—
—Estás temblando. —. Me atrapó.
Le acepto con gusto su chaqueta que huele a él, huele muy bien.
¡Valeria reacciona!
La paso mis por brazos para prontamente sentirme más caliente.
—¿En dónde vives?
—En Ángeles, el urbanismo que queda retirado de la ciudad. —. Le medio explico, no soy buena dando detalles de nada.
—Se dónde es, descuida. —. No habla más pero al contrario enciende la radio de auto.
Le gusta la música de latinos.
Su cuerpo estaba forrado en un traje azul marino solo que se había quitado el saco dejando solo su camisa blanca hasta sus codos dejando libres sus largos brazos blanquecinos de venas marcadas. Su cabello es castaño con curiosas canas poco visibles en ambos lados de su cabeza, sus ojos no podía verles el color ya que usaba raramente unos lentes de sol negros.
Es guapo, no tanto como Henry pero si lo es.
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Editado: 09.11.2024