La abrumante y estresante primera semana de clases había llegado casi a su fin. Las mañanas pasaron con una extraña e incomoda normalidad, evité todo contacto posible con mis compañeras de clases quienes, poco a poco, comenzaron a intentar entablar una relación conmigo, las miradas de soslayo de Charlotte no ayudaron mucho a mis ganas de interactuar con las demás estudiantes. Mi rutina se había basado en entrar a clases, sentarme junto a una ventana para ver la lluvia y salir durante los recesos para encontrarme con Xavier, quien hacía guardia cerca del aula, temiendo que algo pudiera ocurrirme.
Xavier había estado cuidándome de lejos, intentando no intervenir demasiado en mis estudios humanos, así como en las relaciones que tengo con los demás estudiantes, no obstante, si me ha comentado que sería bueno a veces interactuar con mis compañeros de clases. Durante los almuerzos lo he pasado con Emma y Catalina, esta ultima ha estado vigilando mi poca alimentación con suma meticulosidad, las clases nocturnas, por otro lado, han sido más que interesantes. Hemos indagado en la vida de Lilith durante su estadía en el palacio francés, así como en los sabios de la corte vampírica. Según Jorge, cada cierto siclo los sabios van rotando, algunos duermen y otros son despertados, la finalidad de este acto no es del todo clara. Me siento maravillada con la historia de Lilith, por alguna extraña razón, la siento familiar, me he enterado incluso que su hija, Colette, es mi abuela. Mi familia es descendiente de esa mujer, su sangre corre por mis venas.
Mi mente siempre divagaba entre la historia trágica de aquella mujer y la maldición que la familia de Xavier padece, no hemos tocado el tema desde esa noche, tampoco Xavier ha querido comentar nada al respecto, es parte de nuestro pasado, un pasado que no soy capaz de recordar lastimosamente.
Por alguna extraña razón, el nombre de Angelique se ha quedado gravado en mi cabeza y no desea ser olvidado, le he dado vueltas inconscientemente mientras anotaba garabatos durante las clases nocturnas, perdida en mis pensamientos. He interactuado muy poco con Sofía, parece ser cautelosa, tampoco Xavier la deja acercarse mucho a mí, mi relación con los vampiros ha sido extraña e incómoda, simplemente a veces evito estar entre ellos.
Dividida entre ambos mundos he decidido no permanecer en ninguno, evitarme las complicaciones que eso conlleva hasta sentirme preparada, hasta encontrarme. Evito a los vampiros, así como últimamente evito el contacto humano y la soledad comienza a corromperme poco a poco.
He notado que Xavier y Alexander no tienen una buena relación, cuando se trata de mi bienestar llegan incluso a discutir, pero, generalmente, con pesar, Cassandra le recuerda a su novio que Xavier es mi "caballero", ¿Ser mi caballero tiene más peso que ser mi hermano?
No logro descubrir que significa el rol de Xavier en mi vida, llega a ser frustrante, tengo muchas cosas en las que pensar, aun tengo mucho que asimilar y cada día se agregan nuevas preguntas, nuevas dudas que no son respondidas por Xavier, tan solo debo acatar sus ordenes sin negarme, si quiero respuestas debo ser fuerte, contenerme y ceder a sus deseos, tarde o temprano, descubriré la respuesta a todas mis preguntas así como las reales intenciones del vampiro hacia mi persona.
Suelo regresar de las clases nocturnas a las once en punto, en realidad la salida es mucho antes, pero debo esperar a Xavier para ser escoltada de regreso a los dormitorios femeninos, las clases de los vampiros suele durar hasta las cinco de la mañana.
He notado un interés particular en Xavier cuando se trata de mi persona, sus ojos azules brillan al verme y su rostro se ilumina, puede llegar a ser incomoda la atención que me proporciona, ha tenido durante esta semana gestos cariñosos, sutiles y extraños, la atención que me proporciona, la forma en la que me cuida, el como mira a cualquier otro que se me acerque y sus reacciones cuando tropiezo o me golpeo con algo son inquietantes. Xavier tiende a cuidarme como si fuera una muñeca de porcelana a punto de romperse con un movimiento brusco que haga.
Me encuentro observando por la ventana de la habitación, aún en pijama y con un suéter sobre mis hombros, frente a los dormitorios se encuentran cuatro autobuses escolares, algunos profesores marcan en listas a sus alumnos, estos no llevan el uniforme, es sábado y por ende, tenemos permitido salir a la ciudad, en el caso de algunos estudiantes, tienen permitido ir a sus casas si se encuentran cerca, prometiendo regresar el domingo por la noche. Diviso a Charlotte desde mi ubicación, la ventana de mi cuarto está abierta por lo cual me encuentro sentada en el borde, mis dedos juegan con las hojas de una de las macetas que cuelgan en mi ventana. La rubia, lleva en su mano una revista y el diario escolar, arqueo una ceja y noto cuando desbloquea el celular una foto de Xavier en él.
Charlotte parece emocionada por la salida, al igual que los demás humanos, soy una de los pocos estudiantes que no saldrá puesto a que no tengo autorización firmada de mi padre, o mis tutores. ¿Pero quienes son realmente mis tutores en este momento? ¿La familia Wolf? Supongo que sí puesto a que fuera del internado he estado alojándome en la casa de Eliseo Wolf, entonces podría decirse que él es mi tutor actualmente, junto con Lisa. Entiendo en parte el miedo que sienten, si me permiten salir con el resto de humanos, sin Xavier o Alexander, algo malo podría pasarme, después de todo impuros acechan el internado y mi madre ya ha movido su primera pieza en este tablero de ajedrez.
El dulce aroma a café inunda mis pulmones, proviene de la cocina, la puerta de mi habitación se abre cuidadosamente, no es necesario girar para saber quien está entrando, lo sé sin siquiera voltear, es la única persona con la cual tengo un contacto cercano y a pesar de no saber sus intenciones y acatar sus órdenes, me siento incómodamente agosta con él: Xavier. Sus ojos azules se posan sobre mí, aquella mirada abrazadora que me entrega estremece mi cuerpo, deja dos tazas de café sobre la mesa de noche y arregla el porta suero que horas antes trajo a la habitación.