El Despertar

CAPÍTULO 6

CAPÍTULO 6

       

 

Ambar.

Nadie habla de cómo vive una persona con depresión, ansiedad, fobia social o cualquier otro problema psicológico.

Lo que es, despertar muy triste y no saber por qué, solo no quieres levantarte de la cama o lo que es abrazar tu almohada con todas tus fuerzas, enterrar la cara en esta y llorar con tanto dolor que te es inevitable gritar, pero no sabes de donde proviene todo este dolor, solo no sientes fuerzas para afrontar ese día o todo lo contrario, no sientes nada, simplemente existes. No hay algo que te dé felicidad o siquiera tristeza.

Nadie sabe, lo que es salir y no disfrutar por estar ansioso, pensando si las personas se ríen de ti o simplemente te ven. Ser como un pequeño conejito, asustado, rodeado de lobos, estar alerta todo el tiempo, por no hablar de los ataques de pánico, que sientes como si fueras a morir. Muchas veces, no puedes controlarlo y terminas desmayándote o como todos, te tachan de despistada o loca, porque tu cabeza no puede entender que no puede disociarse, cada que le dé la gana

Pasamos por muchas cosas que no queremos, no pedimos ser así, odio tanto está frase: “si estás así es porque quieres” o también la de: “solo necesitas, mantener ocupada la mente” y no sé detienen a pensar que nosotros, somos los primeros en no querer estar así, pero nadie habla de lo que es todo el proceso, de dar un paso e ilusionarte por que estas mejorando, pero luego recaes, dando dos pasos atrás, haciendo que tus esperanzas, se desmoronen junto a tus fuerzas. Este es un proceso muy largo y cansado, en el que muchos se dan por vencidos, dejándose morir.

Yo, pertenezco a ese grupo de personas que ya se dieron por vencidos, de los que el hospital, se volvió su segunda casa, de los que dependen de antidepresivos y calmantes para poder aguantar, un día más.

Vamos, camina mi madre, como siempre tan linda. Caminamos por los pasillos del hospital en busca de la salida.

Tenías que hacerlo en un día de semana. ¿Qué no piensas en mí? Tengo que trabajar en un par de horas salimos del área de emergencias y nos acercamos al coche.

Subimos al coche y ella, sigue riñéndome —¿Qué se supone que le diré a mi jefe? Que a mi hija le encanta, joderme la vida, intentando suicidarse en un día de semana, si tanto querías hacerlo, ¿por qué no lo haces el fin de semana? Cuando no tengo trabajo al día siguiente, si tanto quieres morirte, al menos asegúrate de hacerlo bien.

Me encojo en mi lugar, haciéndome un ovillo, me froto los brazos, sintiendo mucho frío y sueño. Me duele la cabeza y no quiero escucharla, ya tengo suficiente con mis pensamientos. Me coloco mis auriculares y en automático se reproduce: “Dying out west de Lil Peep”, me subo la capucha de la sudadera y miro por la ventana del coche.

Ahora sí, estoy totalmente sola. Abi, se alejó de mí, después de las vacaciones y no volví a saber nada de ella, no responde mis mensajes ni mis llamadas, solo espero que cuando las clases se inicien, pueda explicarme qué es lo que pasa.

Al llegar a casa, subo a mi habitación. Necesito estar sola y no quiero hablar con nadie. Cierro la puerta con llave y me voy a mi baño, me quito las vendas de las muñecas y reproduzco el álbum de “Crybaby de Lil Peep” en el altavoz. Me pongo, papel transparente en las muñecas para cubrir los puntos, me desvisto y entró a la ducha, dejo que el agua moje mi cuerpo. Mi mandíbula tiembla de lo fría que está el agua, pero no me alejo, porque lo necesito. Necesito que el agua fría, adormezca mi cuerpo.

Pierdo la noción del tiempo, solo sé, que el álbum se ha reproducido en bucle muchas veces y mis dedos están arrugados, por estar mucho tiempo bajo el agua.

Cuando decido que ya he tenido suficiente, salgo del agua y me quito el papel transparente, envolviéndome en la toalla y me pongo un vendaje nuevo, salgo del baño, hasta mi armario para ponerme el pijama.

Me tomo el medicamento y me acuesto en mi cama, en lo que las pastillas hacen efecto, veo: “Periodo Azul”, como por décima vez. Solo espero que, en algún momento, me pase como a Yaguchi y pueda encontrar, eso que me apasione. 

En algún momento, entre el capítulo 10 y el 11, me quedé dormida. Dándole paso a las pesadillas que en estos últimos días, han sido de lo peor o como lo he llamado: “Las mil y una pesadillas”.

Un bosque se deja ver frente a mí, pero este no es mágico, es terrorífico, lleno de pinos altos, de color negro, el ruido de animales salvajes y lo que lo hace más tenebroso es la oscuridad que lo rodea, no puedo ver nada, solo me observo a mi misma, desde fuera. Como si solo fuera, una expectante de lo que mi cuerpo hace.

Por más que camine o corra, el bosque solo se hace más extenso y no lo encuentro, no sé que es lo que busco o a quién, solo recorro este bosque sin parar.

Solo veo mi cuerpo, moverse y no puedo escuchar nada, mis labios se mueven, pero no sé, qué es lo que estoy diciendo.

Pasó mucho tiempo hasta que, por fin, siento como si volviera a mi cuerpo y es ahí, donde puedo escuchar, lo que estoy gritando; ya que sigo sin tener el control de lo que digo.




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