Adele empezó a abrir los ojos y la invadió un terrible mareo, intentó moverse, pero al instate se dio cuenta de que estaba atada a una silla.
Se encontraba en medio de una sala que parecía ser un despacho. Su mirada se paseó por todo el lugar y finalmente se topó con Matthew, quien estaba recostado en un escritorio que había allí.
—Al fin despiertas. —Dijo mostrando fastidio. Cruzó los brazos y empezó a caminar hacia ella, mientras que esta forcejeando el agarre gritaba diciendo:
— ¿¡Qué mierdas pasa contigo, estás loco o qué!?
No le hizo caso y se paró frente a ella.
En este momento Matthew estaba fuera de si mismo, no sentía nada, no le importaba nada.
—No, no lo estoy.
Este soltó su agarre, se dio vuelta y empezó a caminar hacia el escritorio. Abrió uno de los pequeños cajones que había en el, tomo un cuchillo y nuevamente se dirigió a Adele diciendo.
—Hagamos esto de una vez por todas.
Adele callo en cuenta de que no era un juego así que empezó a ponerse nerviosa.
— ¿A qué te refieres?
Preguntó esta vez con voz temblorosa, mientras que él continuaba acercándose cada vez más. Cuando finalmente estuvo frente a ella puso el cuchillo en su cuello y lo miraba con fascinación, disfrutando la escena. Podía hacerlo perfectamente con sus colmillos, pero cuando estaba en el estado que se encontraba justo ahora se centraba en disfrutar hasta lo mas mínimo de lo que hacia.
Apoyó un poco más el cuchillo en la garganta de Adele haciendo que este la cortara.
Adele lo miro directamente a los ojos tratando de que tuviera compasión, pues ni siquiera sabía el porqué de estar aquí en estas circunstancias. Aquellos ojos no eran de ese azul que tanto amó aquella vez en Bomdas, esta vez sus pupilas eran de un rojo intenso, igual o más que la sangre que corría por su cuello en este momento.
Matthew apartó el cuchillo y puso su mano en la herida, Adele en respuesta solo hizo una mueca de dolor.
Retiró los dedos de la herida y esta vez se encontraban llenos de sangre, los adentro en la boca de Adele para que esta sintiera el sabor, lo cual le desagrado bastante así que inmediatamente lo escupió. Matthew soltó una carcajada dejando a la vista sus colmillos que al instante se clavaron en el cuello de Adele, justo donde yacía aquella herida, esta gritó de dolor mientras que intentaba safarse de su agarre.
Succionaba la sangre de Adele y la disfrutaba. Se despegó por unos segundo degustando el sabor de la sangre en su boca, para luego rápidamente volver a succionar.
Adele se sentía cada vez más débil, su rostro se tornaba pálido y Matthew estaba dispuesto a succionar hasta la última gota de sangre en su cuerpo. Justo cuando Adele estaba por dar su último suspiro la puerta se abrió de golpe, y alguien empujo a Matthew lejos de Adele, la desató, la tomó en brazos y la llevo a una de las habitaciones de la gran casa. Todo esto paso a la velocidad de la luz, sin siquiera dar tiempo a Adele de asimilar que había pasado.
Adele dormía placida y aquel hombre misterioso se dispuso a volver donde había dejado a Matthew.
—¿Que rayos te esta pasando? casi la matas.
—Era lo que intentaba hacer, y lo hubiera logrado si no hubieses aparecido.—dijo Matthew dando vueltas en la habitación, mientras que limpiaba algunos rastros de sangre en su boca.
—La verdad es que no te entiendo, hace unos años la protegías y ahora quieres matarla.
Matthew parpadeo un par de veces, recordando aquel momento en que la familia de Adele fue a acampar. Era un campamento de licantropos y esa noche había luna llena. hizo todo lo posible para que no la tocaran y Blake lo ayudo bastante, esa noche terminaron casi muertos, pero lograron ponerlos a salvo.
Ante tal recuerdo, Matthew entro en una confusion bastante grande. Ya no sabia que quería hacer con ella en realidad, si matarla o protegerla.
***
Colmillos y sangre era lo único que se veía.
Adele estaba aturdida, entro a casa y vio un rastro de sangre que subía las escaleras, corrió como loca siguiendo el rastro que terminaba en la habitación de Patricia.
Abrió lentamente la puerta con miedo de lo que pudiera encontrar. Finalmente la abrió y vio a Matthew con Patricia en brazos, mientras que succionaba la sangre de su cuerpo. Luego de terminar miró a Adele fijamente mientras que la sangre chorreaba fuera de su boca.
— ¡No!
Gritó Adele al instante que se sentaba en la cama y aquel hombre que la había salvado de Matthew entraba a la habitación.
— ¿Te encuentras bien, te ha vuelto a hacer daño el idiota de mi hermano?—habló Blake
Adele se quedó callada mirándolo y a pesar de lo perturbada que estaba no perdió el pequeño detalle de que se veía bastante bien. Calló en cuenta de lo que le estaba preguntando y mientras que se acomodaba decía.
—Solo fue una pesadilla, ¿Quién eres? ¿Dónde estoy?
—Disculpa mis modales. —dijo aquel hombre volviendo a la calma. —Permite que me presente, soy Blake Sullivan hermano de Matthew y...