Capítulo 1.
Recuerdo.
- Me gustas… - el ambiente que parecía tan familiar se desfiguró, todo se oscureció y el entorno cambio, ya no estaba en aquel árbol de jacaranda, estaba en una celda con barrotes de hierro oxidado, tenía hambre y estaba llena de sangre por todo el cuerpo, sentía ganas de vomitar y de mis ojos no podían dejar de salir lágrimas, a la lejanía se escuchó una llave, mi corazón se aceleró, pisadas pesadas se escuchaban cada vez más cerca.
En los barrotes un rostro aterrador y lleno de perversidad se asomó abriendo la celda.
- ¡No! – Grite con todas mis fuerzas.
Abrí mis ojos, el techo de mi habitación estaba igual que siempre, seque una lagrima que logro salir, odiaba cuando despertaba llorando, gire mi cuerpo hacia la izquierda, mi habitación daba asco, la alarma sonaba en 17 minutos. Algo que odiaba era despertar antes de la alarma, ese recuerdo, ese sueño, lo había estado soñando desde hace algunos días, al principio fue normal, pero ahora me resulta preocupante, Gema dijo que no debo subestimar este tipo de recuerdos.
Deshice la posición fetal en la que me encontraba al despertar, me senté en mi cama aun adormilada. – huele a cheetos. – olfatee a mi alrededor, es necesario limpiar este desastre. – patentibus. – Susurre y con mi mano señale la hacia mi ventana, la cortina se deslizo y dejo que la luz del sol se filtrara por el cristal.
Montones de ropa y libros tirados por todos lados. Tenía que recoger antes de que Gema, ese cruel ser humano que tiene el titulo de mi mejor amiga, viniera a mi casa, la ultima vez que entro y mi habitación estaba así, tiro cosas que eran necesarias en mi vida.
Gema estaba buscando hasta el fondo de mi armario, hacía una hora que llego a mi casa y me hizo venir a mi habitación, cuando entro casi le da un ataque por lo desordenado que estaba- ¡Alexandra! – Gritó. - ¿Qué clase de fetiche tienes por el pelo de los animales? – Dijo sacando una bolsita donde tenia pelo de espumita y de bicho, mis dos antiguos gatos.
- Es de espumita y de bicho, es muy valioso. – Ella vio con juicio la bolsita donde estaba su pelo.
- ¡No! esto es asqueroso, también va a la basura.
iba a replicar, pero Gema me vio feo en ese momento así que solo me quede en silencio mientras ella recogía, cualquier persona que deseara vivir un poco más, lo haría, esa chica de verdad da miedo cuando se enoja y en ese momento estaba lo suficientemente enojada como para decir algo que la irritara más, además, si lo veía por el lado bueno, ella estaba haciendo mi trabajo, lo único que sigo lamentando es no haber salvado esa muestra de pelo.
No tengo un fetiche, tengo buenos recuerdos de esos gatos, me ayudaron mucho a lidiar con mi vida después de la aparición de Gema. Lo creamos o no, los animales siempre son buenos compañeros cuando mas solos nos sentimos.
Me prepare mi desayuno como cualquier mañana, Paula no está, no hay nadie en casa, sola como cada mañana, encendí la televisión cuando llegue a la cocina, es mi manera de intentar disfrazar el vacío que siento, lo intento cubrir con el ruido del televisor, pero en el fondo se que eso no ayudara, este vaco solo lo pueden llenar las personas.
Limítate a sonreír. Finge que todo está bien.
Palabras de otros, no mías, lamentablemente debo obedecerlas si quiero que todo esté bien.
Salgo de mi casa observando la gran mudanza en la casa de al lado. La que suponía que seria mi casa en el futuro, solo espero que tengan un gato, es todo lo que pido.
Entre pensamientos negativos con base en mi existencia, llegue a la escuela, me reuní con mi grupo habitual, Lizzie, estaba hablando con una chica sobre chicos, no es un tema que me importe, tengo prioridades antes que eso.
Pensar en algo como una relación, no es para mí. La mano de Lizie golpea mi brazo con suavidad. - ¿Qué? – Le contesto con voz neutra. Ella se ríe.
- ¿Qué te sucede? Hoy estas más perdida de lo normal, Claudia te acaba de preguntar qué tipo de chico te gusta. – Giro a ver a la tal claudia, cuando enfoco mi mirada, ella se cohíbe. - ¡Oye! – Lizzie me golpea en el brazo de nuevo. – A ella no la intimides con tu mirada de psicópata, es más sonríele. – Ella toma mis mejillas y forma una sonrisa, le golpeo la mano, para que me deje.
- Y tu hoy estas mas molesta de lo normal. – le digo dando un paso hacia atrás.
- Lizzie, Alexandra no está intentando intimidar a la chica…
- Se llama claudia humano sin cerebro. – Ella mira detrás de mí.
- Claro, felicidades. – contesta Gerardo llegando con Felipe y Adrián e ignorando por completo el nombre de Claudia. – Ese rostro inexpresivo del que hablas es la manera en la que Alexandra coquetea. – Sabía que iba a salir con una de sus estupideces, el es experto en eso. Lo veo sonriendo engreída, esperando que continúe.
- ¿coquetear? A mi me asusta su cara, pero ya me acostumbré, por eso ya no me da miedo.
- Si, mira. Alex, mi bestofriend. – Sonrió cuando lo dice, muevo la cabeza asintiendo. – Puedes ver a Adrián o a Felipe fijamente ¡No! a ellos ya los conoces. – Gerardo observa a su alrededor. – Lizzie, llama al chico de allá, señala a un chico delgado que esta con otro par de chicos.