El despertar de los guardianes.

Capítulo 14. Post-It

 

Capítulo 14.

Post-it

 

Alexandra.

La rutina es una de las cosas que más odio, siento que voy a hacer lo mismo cada día de mi vida, pero sé que no es así, debería sentirme afortunada por tener una rutina, puedo morir al salir de casa o dentro de una hora y estoy odiando la rutina que por suerte tengo.

El sabor de mi licuado matinal ya es indiferente para mí, al principio lo amaba la combinación de los sabores era genial y acido, era la bebida perfecta para comenzar el día con una buena actitud hacia el mundo, pero poco a poco fue perdiendo ese encanto, tal vez porque ya me aburrió su sabor o porque empecé a ponerle esa pequeña porquería de color morada, no obstante, no puedo dejar de tomarlo sino quiero morir en cualquier momento, prácticamente dependo de esa bebida.

¿Por qué yo? Pienso sintiéndome patética.

Fijo la mirada en la sala de mi casa. ¿Por qué entre la masiva cantidad de personas que hay en el planeta tuve que ser yo?

Genial. Los pensamientos deprimentes atacando de nuevo.

Giro los ojos por mis propios pensamientos. Si soy sincera conmigo misma, admito que no me arrepiento de tener esta situación en la que me encuentro, aun si me lamento acerca de lo cruel que es la vida por darme esta vida. La verdad es que no le deseo a nadie estar en mi situación. Ninguna persona merece esto, el no poder expresarte libremente cuando sientes algo, o no poder demostrar tu enojo porque tu imagen perfecta se fragmenta, es una mierda que las personas y la sociedad, crea que por sonreír todo el tiempo estas bien y conforme con tu vida.

“Mira que linda se ve sonriendo, debe ser afortunada”

“Ha esa chica no le falta nada, basta con ver su sonrisa”

“es perfecta”

“Que bonita se ve sonriendo”

“Debe ser tan feliz”

Es una reverenda mierda que por sonreír piensen que tu vida esta genial y vives en un mundo de color rosa, llena de caramelos y osos de felpa. Es horrible que los demás piensen esto cuando en realidad lo que quieres hacer es gritar de enojo, golpear de frustración y llorar simplemente porque quieres hacerlo.

El no poder decir lo que piensas o lo que sientes es la mayor tortura que un ser humano puede padecer.

Moví mi cabeza de un lado a otro saliendo de mi trance reflexivo. Me dirigí a la ducha, siempre había preferido bañarme por la noche para dormir mas cómoda, pero ayer en cuanto se fueron Adrián y Gema, me derrumbe en mi cama y me quede completamente dormida. Fue cansado todo eso y eso que ni siquiera fui yo la que lo explico, aun no entiendo como adrián se lo tomo tan bien, cuando a mí me lo contaron entre en un estado de negación increíblemente horrible, no salí al exterior por semanas. Por suerte en ese tiempo Aldebarán ya estaba de nuestro lado, sin yo saberlo y no tuve ningún inconveniente con la escuela y mi inasistencia.

Me mire en el espejo de mi tocador mientras secaba mi cabello con la secadora, una chica de ojos extraños, no podrá describir mis ojos, no son verdes, ni color miel, tampoco azules, tiene destellos naranjas y dorados, no lo sé, mis ojos son extraños. Mi cabello también era extraño, era una combinación de castaño claro y rubio quemado, mi piel pálida, denotando las ojeras debajo de mis ojos. Todos pensaban que era bonita, solo se fijaban en lo exterior, si yo indagaba en mi mirada la vería vacía, encontraría una máscara que mostraba a los demás, problemas que jamás sacaba de su interior y los reprimía, que solo era una chica aparentando ser feliz cuando en realidad se siente miserable.

Sonreí al espejo falsamente intentando mentalizarme. – A partir de hoy serás la novia de Adrián, debería sentirme feliz, es lindo… y algo idiota. – La culpa me invadió de inmediato, no podía hacerle eso, al parecer a él le gustaba alguien, no podía ser tan cruel ¿Y si la chica era de la escuela? Adrián quedaría muy mal con su chica, prácticamente le estoy robando las posibilidades de poder tener una novia real.

- Además es mi amigo. – Susurre pensando en lo malo y humillante que sería el plan para ambos. En mi cabeza pensé que eso lo hacía aún mejor. Mi inconsciente salía en los momentos incorrectos.

El inconsciente de las personas guardan los deseos más oscuros de las personas, cuando me contaron la verdad de mi existencia, me di cuenta que con frecuencia decía lo que pensaba y que en el fondo no sabía que pensaba, le pregunté a Gema y dijo que cuando una persona se entera de la verdad del mundo, su cerebro abre las puertas a sus pensamientos más profundos, a memorias que se creían perdidas y que no lo estaban puedo recordar cosas que no sabía que había vivido, cosas que parecen extrañas cuando las recuerdo, a veces llegan en lagunas de recuerdos o  en sueños mientras duermo.

Y como el inconsciente de las personas no solo guarda recuerdos, si no también pensamientos, a veces Gema y yo decimos cosas que simplemente salieron de la nada porque estos pensamientos son algo que cuesta mucho controlar, son cosas que ya no podemos reprimir.

Adrián.

Cuando desperté lo primero que hice fue quitar la alarma de mi celular, solo que esta mañana no fue normal, al tomar mi celular, un post-it estaba pegado en la parte de atrás.




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