Maratón 2/2
KASSIA.
Tres años después.
Camino entre las plantas distraídamente mientras mis dedos acarician de manera dulce los delicados pétalos de las flores que recientemente habían dejado ver su belleza. Rio cuando un perrito de pradera corre a su escondite cuando me acerco y se me queda observando asomándose por el pequeño agujero en la tierra.
Sebastián me libera de mis pensamientos cuando nos llama a almorzar, me dirijo a paso apresurado hasta llegar a la mesada antes de que Josh devorase todo y me quede con los restos.
Pronto todos se encuentran sentados en la mesa y comenzamos a comer o mejor dicho, a devorar, lo que Seb preparó. Su comida me cautivó desde el primer día y no tardé en comprender que todos allí adoraban lo que él preparaba.
—Entonces…¿si puedo ir a la patrulla hoy? —Dorian me mira de reojo sin decir nada, solo haciendo una mueca, cansado probablemente de mi insistencia.
—Kassia, mi respuesta es la misma que las últimas tres veces que preguntaste —me encojo en mi asiento, intimidada por su voz —Puedes ir, lo sabes.
Dorian es el alfa de la pequeña manada que me adoptó hace ya tres años. Me sorprendió descubrir que solo eran cinco personas allí, el territorio de la manada es extenso abarcando prácticamente todo el bosque y una gran casa en el centro de él. Allí es donde vivimos todos juntos, como una gran familia.
Recuerdo haberme asustado cuando descubrí que solo eran cinco personas en todo el lugar porque ¿qué clase de manada eran? Me aterré al pensar, que en mi desespero, había aceptado seguirlos y ahora me encontraba en un potencial peligro.
—No debes encerrarte en lo que ellos te dicen que eres pero tampoco puedes negar tus raíces cachorra —me dijo Syna cuando recién había cumplido mis doce años —Así que te ayudaré a sentirte una con el ambiente y tu alrededor.
No le prestaba atención, en ese entonces me negaba a aceptar mis raíces. Jugaba distraida con mis rizos negros mientras ella hablaba y hablaba.
—Kassia —su reclamo me sobresaltó, pocas eran las veces en las que ella se enfadaba conmigo y esa fue una de esas —Préstame atención, por favor.
—Vaaale… perdón.
—Siempre te hacen creer que por estar en el final del linaje eres insignificante, pero no es así. Tu eres importante y necesaria, todos los que son como tú lo son —estábamos sentadas en la tierra con las rodillas flexionadas y los ojos cerrados aunque yo los abría en algunos momentos para asegurarme que nadie nos estaba observando hacer aquello —Los omegas son los que mantienen la estabilidad en la manada, son necesarios. Generan calma.
>>Y es por ello que podemos conectarnos con lo que nos rodea, con los sentimientos de nuestros seres queridos y los espíritus que se mantienen a nuestro alrededor. Concéntrate en escuchar lo que te rodea, deja que tu mente fluya y así conectaras con ellos. Cuando estés lista, abre los ojos.
Al abrir los ojos luego de un rato puedo ver pequeñas motas azules flotar a nuestro alrededor y algunas parecen danzar alegres, sobre todo en Syna. Incluso algunas descansan sobre ella.
Extiendo una de mis manos y una de ellas parece acariciarla en un tímido baile.
—Los espíritus te ayudarán a comprender tu ambiente, sí es seguro o no y si las personas que te rodean tienen malas intenciones.
Al recordar sus palabras, me concentré en ellos y los espíritus pronto se hicieron presentes. Flotaban por todo el lugar en calma, asegurandome que aquel lugar era seguro.
Me permitieron quedarme con ellos sin cuestionar nada, dándome mi tiempo para abrirme con ellos y yo dándoles el suyo, para que ellos me hablaran sobre su historia. Porque claramente tenían una.
Con el paso del tiempo forjamos una hermosa relación llena de confianza. Amapola y yo nos hicimos amigas rápidamente y compartimos muchos momentos de estos tres años juntas. Todos parecían aceptar mi presencia aunque Dorian me seguía incomodando como en el primer momento que lo vi.
Tan intimidante y seguro de sí mismo, con su cabello castaño desordenado y sus ojos verdes taladrantes. Sin embargo descubrí que es una persona agradable que daria todo por su manada y que la única razón para mi incomodidad se debía al poder que él desprende, tan similar al de Syna que algunas veces creo que quien se acerca es ella pero luego siento las pequeñas pero significativas diferencias entre la esencia de ambos.
Una mañana después de seis meses de mi llegada, estábamos todos desayunando cuando Josh me preguntó:
—Lo estás haciendo de nuevo.
—¿Qué cosa? —pregunté confundida jugando con una de mis rastas negras.
—Jugar con tu colgante —revolvió la comida en su plato para después agregar de manera desinteresada —¿Te lo dio algún ex?
—Josh...—gruñó Dorian mientras lo miraba amenazante. Todos habían adoptado una postura tensa y yo solo pude sonreirles para intentar hacerles saber que todo estaba bien.
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Editado: 06.12.2021