La alarma sonaba y el ambiente se tornaba pesado para nosotros. De algún modo teníamos que salir de allí con vida.
El lugar era extenso parecía que varias casas estuvieran unidas. Los trotes se escuchaban por doquier. Sentíamos que ya sabían en donde estábamos. Todo parecía una película de acción. Una persecución se había iniciado en contra de nosotros con la intención de asesinarnos.
—Dudo que salgamos de esta —Dijo Mariana.
Nadie quiso responderle pues todos teníamos fe de que saldríamos. Sinceramente ese comentario era muy realista. Todo estaba en nuestra contra.
Uno de los soldados logró vernos desde atrás y empezó a disparar. Las balas chocaban en la pared dejando hoyos de tamaño medio y un ruido agudo.
Seguimos corriendo y obviamente el ruido de los disparos de aquel tipo alertaron a los demás de nuestra posición.
Ya teníamos varias rachas de estar luchando contra algo. Primero con una horda que nos perseguía, después con los Forcs, continuando con Killóbs y ahora esto. Al parecer no íbamos a tener descanso.
Subimos por una pequeña loma que se encontraba a nuestra izquierda llevándonos a un pasillo oscuro que no daba buen rollo.
Había muchas puertas y los disparos volvieron a sonar, nos agachamos y seguimos adelante gateando.
—¡No se hacía dónde vamos pero sigan adelante! —Exclamó Julian.
En un momento dado los disparos ya no iban hacia nuestra dirección sino que parecían dispararle a otra cosa.
Claro, debido al alboroto los caminantes se percataron de que había carne fresca en esa casa grande. Justo al frente de nosotros había un techo nos quedamos un momento en la oscuridad porque vimos 3 Killóbs subir e ir al origen de los disparos. Al costado había una enorme mancha de sangre hecha a propósito y de tal mancha salía una especie de camino como si hubiesen arrastrado algo y dejando un rastro. Algo parecido cuando Julian había arrastrado el cuerpo en la tienda de zapatos.
—No estarán pensando en seguir eso ¿verdad? —Preguntó Rachel temerosa.
—No sabemos qué hacer, hay que buscar una salida y rápido aprovechando que esos cabrones están distraídos - Contesté.
—¡Esto no significa nada bueno! —Recalcó Mariana.
—Es la única alternativa que tenemos...
Aquella mancha nos había inquietado y con más razón ya que esa mancha se extendía de manera inquietante y llevaba a una dirección en donde todo se tornaba más oscuro aún.
El cielo se empezaba a iluminar y se tornaba color gris. De repente unos golpes en una puerta lejana se empezaron a escuchar y una voz humana se escuchaba pidiendo auxilio. ¿Había más personas aparte de nosotros?
Aquellos golpes se tornaron más rápidos y de desespero. Teníamos que ir a socorrerlos. Llegamos y la puerta era de metal. No había forma de entrar.
—Hey, ¿Quién eres y cómo se abre ésta puerta? —Preguntó Mariana muy seria.
Seguido de unos golpes la voz respondió:
—No hay tiempo para explicaciones, solo queremos salir de aquí... quedamos muy pocos... ¡esa cosa nos va a hacer picadillo!
—¿Qué cosa? Pregunté a la vez que buscaba una forma de abrir la puerta.
—Es como una máquina o algo así por favor sáquennos de aquí —Dijo llorando.
El que estaba detrás de la puerta golpeaba aún más fuerte. No sabíamos exactamente qué estaba pasando pero al parecer era de vida o muerte. Los disparos cesaron y la búsqueda había retornado.
—La última vez que los vi subieron por acá —Se escuchó un informe.
—Mira lo siento, también tenemos que escapar y no sabemos cómo ayudarte, perdón —Dijo Julian
—¡NOOOO!, ¡ESPEREN!, ¡HAY OTRA MANERA DE ENTRAR! —Gritó el hombre con una voz desgarradora.
—Dila rápido porque nos van a pillar —Dijo Mariana apresurada.
—En la derecha de ustedes debe haber una habitación, y allí debe haber otra entrada ¡pero por favor no nos dejen morir!
Entramos al cuarto en la que la voz nos dijo, era al parecer la oficina de Matt. Había un escritorio de color café lleno de recipientes con carne al parecer.
En una de las paredes había una puerta muy sospechosa, era de madera y estaba cerrada. Al lado del pomo había unas llaves colgadas y supuse que eran las llaves de tal puerta. Mariana las tomó y lentamente abrió la puerta. Una luz muy blanca penetro sus ojos haciendo que ella cerrase un poco sus párpados.
Todo estaba construido por baldosas blancas, había muchas personas encadenadas de los pies, y el hombre que nos había hablado estaba contento de vernos. Las personas que estaban allí no parecían muy contentas. Estaban muy apagados y no se movían casi. El único cuerdo era el hombre que nos había pedido ayuda.
—Hola, tienen que ayudarme a sacarlos a todos de aquí. Esa máquina se activa a las 7:00 am y mata a todos los que estamos encadenados. Por favor por lo que más quieran —Suplicaba.