Allí estábamos Mariana y yo, observando la multitud que formaba un círculo con sus miradas en el centro de la misma. Me adentré apartando a las personas hasta que vi lo que a todo mundo tenía impresionado.
Allí estaba el joven Chris tirado en el suelo completamente pálido con la herida de su mejilla negra, unas cuantas venas negras en su rostro y brazos, salía sangre de su boca y parecía tener algo dentro de ella.
Allí también estaban Carl y James, arrodillados en frente de su cabeza observándolo con detenimiento.
De repente Chris empezó a hablar débilmente, Carl se le acercó para escucharlo mejor pero James lo detuvo poniendo la mano sobre su hombro. Él sabía que era peligroso, esas venas negras no significaban algo bueno.
Unos segundos después notaron que en la mano derecha de Chris faltaban dos dedos, el meñique y el anular para ser exactos, la sangre salía de un color muy oscuro, eso les preocupó.
Nuevamente Chris intentó hablar pero esta vez salió algo de su boca. Las personas que estaban alrededor suspiraron, James volteó su mirada y Carl simplemente seguía viendo... Eran los dedos de Chris, se los había intentado comer.
—Ayúdenme —Decía Chris débilmente.
James y Carl iban a levantarlo para llevárselo, hasta que empezó a convulsionar y un líquido espeso de color blanco combinado con sangre empezó a salir de su boca. Las personas que eran sensibles temblaban y otros se desmayaban. Toby no paraba de ladrar y hacía la situación mucho más estresante.
—¡Rápido! Sostenlo de las piernas —Dijo James tomándolo de los brazos.
Ambos siguieron el plan, pasaron alrededor de 8 segundos y Chris dejó de moverse, revisaron su pulso y estaba normal. Esto les preocupó más y sin duda se estaba convirtiendo en uno de ellos. Poco después llegó Cindy, con una cara larga y no parecía del todo contenta.
—¿Qué demonios está pasando aquí?
—Es Chris —Contestó James —Lo mordieron y cada vez empeora.
—¡Sáquenlo de aquí! no me agrada que esté en esa condición.
Se iba a girar para marcharse del lugar hasta que notó las venas negras que tenía en el rostro y parte de sus hombros.
—¿Qué es eso? —Preguntó muy preocupada —¡Tiene el demonio adentro!
—No exageres, es la infección, algo le está pasando —Respondió Carl.
—Se está convirtiendo en un zombie, hay que hacer algo —Sugirió Mariana.
—¡Herejes!, el demonio lo está consumiendo, satanás está tomando control sobre él.
Carl sólo negó con la cabeza, observó a Chris moribundo, James miró de reojo a Cindy, y yo por otro lado quería darle un golpe, sé que está mal golpear a una mujer, pero esto ya era otro nivel, era demasiado fastidiosa y si le sumamos a ello la religiosidad, ya era bastante insoportable.
—¡Guardias! —gritó Cindy —Llévense a Chris a la iglesia.
Los guardias siguieron al pie de la letra las órdenes que se les había dicho. Cuando lo levantaron, Chris abrió los ojos de una manera muy brusca y se movía hacia todas las direcciones, gruía y gritaba a la vez.
—¡Fuera demonio, abandona este cuerpo! —Gritaba alzando sus manos.
—¿Qué estas tratando de hacer?, eso no tiene nada que ver con demonios, el virus lo está volviendo así, se infectó —Le aclaré.
—¡Cállate! no sé por qué, pero algo me dice que tú y esa zorra tienen algo que ver con esto.
—¡Zorra tu madre! —Le contestó Mariana.
Toby empezó a ladrar de nuevo, Cindy simplemente estalló.
—¡Que alguien calle a ese perro pulgoso!
Me agaché para abrazar a Toby y calmarlo. Chris seguía moviéndose como loco, los guardias se tambaleaban debido a la gran fuerza con la que se revolcaba y Cindy por otro lado, haciendo su teatro, haciendo una especie de exorcismo. Las personas observaban temerosas, jamás habían presenciado tal escena, la sangre se les helaba, sentían los brazos pesados y lo peor estaba por venir.
—Hay que quemarlo. No se puede hacer nada por él —Aclaró la mujer religiosa.
—¡¿Y qué pasa con la voluntad que él quería?! —Gritó Carl con cierto odio.
—Me vale tres carajos.
Las personas se veían unas a otras confusas, hasta que una voz de entre la multitud gritó:
—¡¿O sea que nosotros no te importamos?!
—Sí, me importan, lo siento... Es la rabia que me provocan estos dos intrusos, recién entran y ya están provocando problemas —Contestó.
—¡Por favor!, no hemos hecho nada, estás loca —Le dije.
—Una palabra más y los encierro.
Estaba a punto de golpearla, pero si lo hacía los guardias se vendrían encima de mí y me darían una golpiza que jamás olvidaría. Cindy se dio media vuelta y entró a la iglesia con Chris, seguía moviéndose como si estuviese poseído por algo. La puerta se cerró y todo lo que había pasado era historia. Las personas se empezaron a ir hablando de lo que habían visto. Los dedos arrancados de la mano de Chris seguían en el suelo con una tonalidad muy blanca.