Evan enterró la pala en el montículo de tierra húmeda, borrándose las gotas de sudor que humedecían su cabello y frente se sentó en el suelo del bosque. Esto era difícil, cavar una tumba no estaba en sus planes de vida, le daba escalofríos en la espalda saber que un día de estos alguien le echaría tierra encima.
¿Cómo se sentiría? ¿Era un silencio absoluto? ¿La nada misma? ¿O había algo más allá de eso?
La muerte era intrigante, un dilema inalcanzable, algo que tarde o temprano le llegaría, pero él no tenía el tiempo ni las ganas de ponerse a pensar en un asunto que era tan inevitable como natural, estaba ahí porque se había ofrecido de voluntario, y además porque quería acercarse a un ritual distinto, una parte de la vida del clan, en donde solo había tristeza, lágrimas y recuerdos, pero era una faceta distinta.
Recordó los rituales del clan Ice Daggers, Evan estuvo presente solo en dos ocasiones, pero comprendió la carga significativa en cada uno. Ahora mientras tomaba un respiro, no pudo evitar notar lo diferente que era el trato de los Fire Hearts hacia sus muertos, pero tal vez eso se debía a la inestabilidad y al hecho de que ellos eran leopardos, felinos diferentes en muchos aspectos.
El difunto en cuestión era Ronnie, quien había muerto dos días atrás, fue algo doloroso enterarse que por una simple acción como defender su guarida todo se perdiera tan rápidamente. Los tigres que revisaron su hogar encontraron el chip GPS —que Ronnie, había roto apenas se enteró de los allanamientos—, los invasores, lacayos de Richard, conectaron los puntos sueltos, y llegaron a la conclusión de que el anciano era culpable por introducir contrabando, aunque no supieran qué era lo que tenían en sus manos.
Evan quiso intervenir, descubrirse a sí mismo como el verdadero culpable cuando enviaron a Ronnie al foso, pero el obstinado leopardo le suplicó que no lo hiciera, diciéndole a Evan que era valioso, el viejo creía en él, y eso para alguien que desconocía sobre familia, afecto y lealtad..., era algo devastador.
Evan sentía que todo esto, su muerte, pudo haberse evitado, y por eso la culpabilidad lo acechaba sin descanso. Poco después lo supo, que existió una pequeña brecha de esperanza que pudo haber marcado la diferencia entre la vida y la muerte, sin embargo, el razonamiento junto con la verdad llegaron demasiado tarde, atrayendo una impotencia implacable. El punto era, que Richard Gardner no estableció vínculos de sangre con ninguno de los miembros del clan, ni siquiera con los cachorros, eso era contradicción en la medida que lo comprendía, ¿por qué tanto ímpetu en adueñarse de un clan y no formar los vínculos vitales que todo alfa debe hacer? Evan no podía comprender qué rayos era lo que motivaba a esa bestia.
Pero si hubiera sido advertido del declive de Ronnie y de la falta de vínculos, Evan habría actuado de inmediato, si él hubiera realizado un vínculo de sangre podría haber revertido la hipotermia que se llevó su vida. Sin embargo, eso no pasó, y ahora estaba ahí, cavando una tumba junto a su hijo, Finnick.
El leopardo estaba en el interior, removiendo la tierra con maniobras mecánicas, esfuerzos vacíos, y la absoluta pérdida en lo profundo de sus ojos. El exterior era una máscara que disimulaba a la perfección el derrumbe que podría estar sintiendo, Evan aguardó en silencio, en tanto descansaba un poco para luego reanudar la tarea.
Nunca un lugar le pareció tan solitario y sombrío, tan carente de vida, quizá era por el día gris, con el cielo colmado de nubes de tormenta, o por lo triste del evento que acababan de presenciar, tal vez era la melancolía teñida en el aire, o la repentina sensación de impotencia y angustia, la confrontación de la muerte tan cercana, tan inminente.
Las emociones volvieron a aplacarse en su interior, Evan tragó duro el nudo en la garganta, humedeciendo los labios que de pronto se habían secado. Le era difícil todavía adaptarse al vínculo que lo unía a Roxy, un lazo tenue de luz anaranjada aparecía cada vez que cerraba los ojos, aunque, eso no era estrictamente necesario pues la sentía fundida en su piel, cada aspecto de su cuerpo estaba impregnado con la esencia de la pantera, el latido mismo de su corazón se hallaba envuelto bajo el cálido y feroz capullo protector de energía, Roxanne Mclaire estaba tan profundamente en él como Evan en ella, y eso..., era un poco inquietante.
Los sonidos se hicieron más rasposos, Evan regresó la mirada a la tumba, apenas se podía ver el cabello anaranjado de Finnick por encima del borde, levantándose, se acercó, el leopardo estaba concentrado en la tarea de pulir y darle forma rectangular, no le agradó ver que hacía todo por guardarse hasta las lágrimas que bordeaban sus ojos.
Siempre lo creyó un hombre abierto, expresivo y jovial, pero supuso que las circunstancias sacaron una faceta oculta. Finnick había perdido a su padre, el clan Fire Heart perdió a uno de sus ancianos, todos guardaban el luto, tristes e impotentes, sabiendo que quien tuvo la culpa estaba ahora escondido en su guarida, indiferente, protegido por cambiantes sin escrúpulos, una guardia temible.
— ¿Estás bien?
Finnick dejó la pala en la superficie, se impulsó con las manos para subir, Evan le ayudó cuando se tambaleó al ponerse de pie, sus ojos oscilaban, sentía al animal cerca, adolorido, llamándole, estaba sufriendo y eso solo hizo aumentar más su propia impotencia. Evan sentía que se estaba quedando sin opciones, sin salidas, y que todo lo encaminaba hacia una sola dirección.
—Estoy... Bien —aseguró, pero el temblor de su voz le desmentía—. Tenía que irse algún día. —Se detuvo y Evan vio los repetidos movimientos de su garganta, las palabras salieron rasposas cuando por fin agregó—. Ahora debe estar persiguiendo a mamá.
Evan sintió el dolor que partía desde el centro de su pecho, le parecía algo ilógico y sin embargo estaba ahí, latiendo, como si fuera propio. Él nunca supo lo que era tener una verdadera familia, ni siquiera nació desde un vientre real como los demás, Evan fue un experimento, un juguete biológico con el que experimentaron fuera de toda ética y moral, no tuvo padres ni hermanos, la mujer que lo parió ni siquiera lo amamantó, toda su vida se redujo a jaulas y experimentos, esto, sentir, ver el ciclo de la vida normal, poder ser partícipe de un clan, era desconocido e intrigante, lo hacía sentir como una persona, humano.
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Editado: 12.06.2019