La noche había caído hace unos minutos atrás.
Todo el frondoso bosque que rodeaba el gran y tétrico castillo fue cubierto muy fácilmente por la oscuridad. Al mismo tiempo, los seres que hacen de este su hogar se levantaban desde las tinieblas para custodiarlo.
Imponentes gollems de piedra que surgían desde los suelos, grandes arboles vivientes que despertaban de su sueño, numerosos esqueletos no-muertos armados con escudos y espadas que renacían desde las sombras, y finalmente parcas, seres parecidos a los no-muertos con un gran manto negro cubriendo su cuerpo, y una gran guadaña que era cargada desde sus espaldas. Monstruos que manipulaban a la perfección la magia oscura y lideraban estos contingentes.
Todos vagaban por los alrededores del castillo, listos para recibir a cualquier alma desafortunada que decidiera ingresar dentro de este territorio maldito.
"Todo un bosque maldito, como debe de ser".
Desde lo alto del castillo, un guapo joven de sangre demoníaca, complexión delgada, cabellera rubia, piyamas de tela fina celeste y pantuflas de conejito rosa en sus pies, apoyaba sus brazos sobre el barandal de su balcón y admiraba con satisfacción como todos esos seres despertaban de su letargo sueño para proteger su muy preciado castillo.
La luz de su habitación yacía encendida detrás de él, dentro se podía apreciar su tan espacioso cuarto con una grande, elaborada, fina y acolchonada cama digna de un rey. En una de las paredes cercanas, también se encontraba un gran armario de madera donde guardaba cada vestimenta que había logrado adquirir a través de sus viajes y aventuras. Aun lado de este, habían numerosas estanterías con todo tipo de libros apilados de forma ordenada.
Una variedad de historias de todo tipo y conocimientos de otras tierras a su merced.
"Disculpeme, amo Rem".
Una completa belleza se hizo presente dentro de la habitación, disculpándose con brevedad y respeto al cruzar por la puerta.
Sus ropas eran las que llevaría una reconocida "Maid" hecha y derecha(sirvienta de alta calidad). Su cabellera era oscura, limpia y brillante, su rostro reflejaba unos veinte años de edad, la chica era muy joven.
Ella no estaba sola, la acompañaban tres chicas mas que vestían de la misma forma que ella. En otras palabras, un grupo conformado por cuatro linduras dispuestas a servir ciegamente las ordenes de su amo.
El joven volteo a ver a la primera tras ser llamado por ella.
"¿Hm?".
"Ya va siendo hora de que usted descanse, amo".
El joven llamado Rem, se les quedo viendo por un par segundos, especialmente a la chica que destacaba entre las otras tres.
Cuando ella notó esto, sus mejillas se enrojecieron y con curiosidad preguntó al joven delante suya.
"¿Pasó algo, amo Rem?".
"Si, bueno. ¿Cuantas veces te he dicho que dejes de llamarme así, Aneth?".
El joven respondió con pesadez al escuchar la pregunta de la chica llamada Aneth. Sin embargo, ella le contestó sin dudar, mostrandole una de sus tiernas sonrisas al extrañado chico.
"Diez veces y contando".
"Diez, eh... Entonces. ¿Porque sigues llamándome así?".
"Por que es mi deber... No... Es el deber de cada sirviente en este castillo tratarlo y servirle como tal, amo Rem".
La chica se inclinó respetuosamente al joven.
"¿Los mismos sirvientes que me chantajearon...?".
Rem refunfuño en dirección a Aneth, ella solo le sonrió por esto y contestó.
"Bueno, en eso tiene razón. Pero hacemos esto nada mas y nada menos que para servirle. De no haber sido porque fue usted quien nos salvo, todas nosotras seguiríamos en ese sucio pueblo, aun atrapadas por esas horribles personas por quien sabe cuanto tiempo".
"Eso es verdad. Ciertamente lo es".
"Definitivamente lo es".
"Siendo honesta, esa es la verdad".
Ella, al igual que las otras tres chicas que la acompañaban, asintieron al unisono a las palabras de Aneth.
Sus rostros no reflejaban nada mas que agradecimiento y respeto al ahora incomodo joven demonio, quien con un vago sentimiento de culpa en su interior, entrecerraba sus ojos mientras susurraba para si mismo en sus adentros...
Si tan solo supieran que no las liberé por ese motivo.
...
Hace unas semanas atrás, Rem había optado por salir de su castillo, pues paso unos cuantos días enteros tratando de remodelar todo el interior de su mas reciente adquirida propiedad.
Si bien es cierto que el lugar se veía bastante grande e imponente desde fuera, pero se notaba notoriamente descuidado y muy sucio la primera vez que entró en él.
Muchas de las paredes se veían con visibles grietas, otras incluso tenían agujeros sumamente exagerados que permitían fácilmente el acceso a las habitaciones de a lado. También habían muchos escombros regados por el suelo y cráteres que hicieron pensar al muchacho si acaso había ocurrido una especie de guerra campal en el interior de este lugar. Estaba impresionado al ver semejante desastre.
Sabía que sería una pesadilla tratar de arreglar todo esto por cuenta propia, pero tras mucho esfuerzo y con ayuda de su compañero, por fin logró hacer que todo este lugar fuera lo mas "habitable" posible.
Una noche, el joven de piyama celeste arrojó su cuerpo directo a su cama. Dio un largo bostezo mientras estiraba su cuerpo sobre su cómoda y endulzante cama.
Al fin... ¡AL FIN TERMINE CON ESTO! Ahora estoy seguro de que nada se derrumbará aquí dentro, aunque todavía siguen habiendo muchas habitaciones que aun no he visto.. Ahhh que cansado estoy.
Rem se sintió bastante aliviado por poder descansar tras un largo día de arduo trabajo, pero tan solo pensar que aún le quedaba mas por hacer para el día de mañana, ciertamente lo desanimaba mucho.
Llevo casi una semana metido aquí dentro, me siento muuy agotado.....
Editado: 09.09.2022